Pirañas al acecho

Una red predadora de falsos vendedores con la complicidad de escribanos viene dejando víctimas de estafas que compran propiedades con el dinero producto del esfuerzo de sus vidas, y terminan con las manos vacías. Con el ardid de la venta de derechos posesorios de campos, terrenos o casas ofrecen inmuebles a un precio menor, y con la actuación de notarios dan el impulso de confianza para lograr despojar del dinero a familias ilusionadas. Hay dos casos denunciados en la Justicia que son testigos de este modus operandi, con un mismo protagonista: el escribano José Luis Zuffiaurre, exdiputado provincial montielista.
J.A.M.
Un ladrón es alguien que se arriesga, en mayor o menor medida, a ser alcanzado por el poder punitivo del Estado. Incluso un estafador con sus artimañas deja alguna huella que puede poner en peligro su libertad. En cambio, lo que hace varios años viene funcionando en Paraná es una red piraña de embaucadores que defraudan a sus víctimas con un sello de garantía de impunidad. Captan a familias con la ilusión de acceder a una propiedad, las endulzan con un precio bajo y un discurso elocuente, se quedan con su dinero y nunca pueden hacerse de la vivienda, el terreno o el campo por el que pagaron. El garante de que ninguna denuncia judicial podrá afectarlos es un escribano o escribana que sabe redactar una escritura de modo tal que el plan salga a la perfección. No actúan en un vacío legal, sino ante la falta de controles y sanciones de los organismos correspondientes, como el Colegio de Escribanos de Entre Ríos.
Uno de los casos más evidentes, informado por el programa Cuestión de Fondo (Canal 9 Litoral), es el que tuvo como víctimas al matrimonio de la ciudad de Crespo, Beatriz Ida Waigandt y Edmundo David Smith, quienes decidieron invertir los ahorros por el trabajo de toda su vida en un campo para dejarles a sus hijos y perdieron todo.
El cuento es la venta de derechos posesorios sobre una propiedad. Si bien se trata de una cuestión legítima por la cual se tramitan muchos juicios de usucapión en la provincia, hay expertos en falsificar documentos y notarios que dan fe de los mismos, sin preocuparse por constatar si son válidos. La presencia del profesional es la que le da el sello de confianza a los compradores desprevenidos.
El anzuelo fue una publicación en una red social donde se ofrecía a la venta un campo de 420 hectáreas en el paraje El Solar, en el Departamento La Paz, cerca de la escuela Antequera. Se contactaron con un hombre que transmitía confianza, aunque luego se iba a saber que en varias ocasiones demostró no tener escrúpulos: Juan Bertagnole, quien trabaja para una inmobiliaria de la ciudad de San Benito.
Este hombre les dijo que el campo se encontraba en manos de Ceferino Garbeza, quien contaba con una posesión legítima. (Una mentira, porque el dueño es un rosarino de apellido Roth, que arrienda ese campo y paga impuestos en ATER). Se realizó la transacción en la escribanía de José Luis Zuffiaurre, en calle Echagüe de Paraná. Allí se reunieron Waigandt y Smith junto a Bertagnole, el falso dueño del campo. Pagaron, firmaron y se retiraron con apenas un papelito que hacía de recibo. Antes, les dijeron si podían ir a ver el campo, aunque sea para juntar leña. Le explicaron que por el momento no, porque había un arrendatario que en breve se retiraría. Pero más adelante volvían a preguntar y les iban pateando la fecha. Así, hasta que un hijo del matrimonio fue a reclamarle al escribano, quien lo echó de su oficina bajo amenazas e intimidaciones. Finalmente, decidieron denunciarlos a todos por la estafa de la que habían sido víctimas.
(La nota completa en la edición 1134 de la revista ANALISIS del jueves 15 de septiembre de 2022)