“La gente te trata como vos la tratás”

Es uno de los más reconocidos en su rubro. Chiche Espinosa pasó como mozo por los bares más reconocidos de la ciudad: desde Floyd al Flamingo. Hoy retirado, recuerda los momentos más memorables de su trabajo, contó que tiene que tener un mozo para ser bueno y algunas anécdotas imperdibles de su trabajo.
Claudia Martinez
(Especial para Análisis)
Oscar Alejandro Espinosa, conocidos por todos como Chiche, tiene 73 años. ¿Quién alguna vez no se sentó a tomar algo en un bar y lo atendió un hombre canoso, siempre sonriente y amable?
Ese era Chiche, muchas veces, confidente y compañero de clientes habituales de un bar, donde pasaban, parejas, empresarios, políticos, actores y actrices. Hoy está retirado, disfrutando de la tranquilidad de su casa en el sur de Paraná, junto a su compañera de toda la vida.
“Trabajé 50 años en lo gastronómico, pero no sólo de mozo, empecé de lavacopas, y fui ayudante de cocina. Tuve una época de mozo en el Parque Urquiza, en la chopería la Agogó. Al otro día que inauguró me buscó un amigo que necesitaban mozo. Yo estaba trabajando en una carnicería. Le dije a mi mamá si se animaba a trabajar en la carnicería, que yo me iba de mozo”, contó
La chopería estaba en Bertozzi y Rivadavia. Tenía patio cervecero y enfrente, donde estaba la plaza del Club Estudiantes, sacaban mesas. No se bailaba, pero si recuerda que se hizo bailable para el invierno.
“Trabajé en el Club Progreso y luego en el Flamingo. Estuve 20 años, del 69 al 89. De ahí me llamaron de Floyd, donde es ahora la casa de comidas rápidas. Cuando cerró Floyd me quedé sin trabajo, pero gracias a Dios arreglamos bien”, cuenta Chiche mientras su compañera Bety le alcanza un vaso de agua.
“Fui a trabajar a la Danza de la flecha, después en Live Rock hacían falta mozos para cubrir las vacaciones, me llamaron los dueños y empecé ahí. Estuve 9 años con ellos hasta que me retiré”, cuenta.
Chiche se retiró porque tenía problemas en la vista. A los 65 años se jubiló, luego que tuviera un derrame en la vista que le impedía trabajar a la luz del sol, porque le afectaba.
“Una mañana que estaba trabajando, llega Marcelo y me dice hay una mesa afuera. Voy a atenderla y cuando volví, le digo a otro de los muchachos que me llevara el pedido afuera que no veía bien por el reflejo del sol. Me cargaron porque no veía bien. Fue entonces que me recomendaron que trate de bajar decibeles, no trabajar nervioso. Me parecía que si dejaba me trabajo, me iba a faltar todo. Aunque no lo creas, tenía un sueldo más. Siempre fui gastronómico, un año o dos trabajé de otra cosa. A los 14 años entré en gastronomía”, recuerda Chiche en su derrotero al final de los años de trabajo como mozo.
-¿Cuál es el secreto para que los mozos se acuerden de todo?
- En este momento es difícil porque tenemos la tecnología, yo no la uso. Pero es difícil por tecnología. Antes la mayoría trabajaba de memoria y si no teníasla comanda, anotabas en un papelito.Gracias a Dios, en una oportunidad atendí mesa de ocho señoras y me felicitó, me dijo que no tendría Alzheimer porque me habían pedido distintas ensaladas y las llevé perfectas. Lo que pasa es que cuando estás en trabajo tenés que concentrarte en lo que estás haciendo. Yo iba atendía una mesa y me concentraba. Podía atender dos o tres mesas a la vez y pedidos…y te acostumbras. En Live Rock cuando nos pusieron computadora, me mataron. Le pedía a encargado u otros mozos que me lo hicieran. Le dije que seguía con la comanda (el papel con los pedidos de los clientes).
El tiempo que perdía, iba a hacer un pedido a la cocina y había dos o tres mozos antes que yo. Cuando llegaba a la computadora ya no me acordaba. Para mí era más fácil ir hacer le pedido, anotarlo y dejarlo en la cocina. Pero bueno las cosas cambian y hay que aceptarlo.
(La nota completa en la edición 1137 de la revista ANALISIS del jueves 22 de diciembre de 2022)