Horacio Poggio, a sesenta años de un texto vigente

Edición
1140

Es uno de los dos entrerrianos y el único uruguayense que aparece en la lista de los 98 periodistas y trabajadores de prensa desaparecidos durante la dictadura. Integró el Movimiento de Liberación Nacional (MLN–«Malena») donde desarrolló sus ideas y su análisis de la realidad. Radicado en Córdoba, fue un intelectual comprometido. Hace casi sesenta años publicaba “El imperialismo”, editado por el MLN, escrito con Roberto Reyna y con prólogo de Suana Fiorito.

Américo Schvartzman

“Simultáneamente, la dependencia cultural se organiza de un modo más indirecto. Los esquemas ideológicos, los modos de pensar,  los modelos de vida, nos son propuestos desde afuera, con la perspectiva de los países dominantes, y no con la perspectiva que corresponde a nuestro interés y  nuestras necesidades. Héroes, mártires, artistas, sabios extranjeros son presentados a nuestros ojos como modelos que no podemos alcanzar. Se nos imponen los gustos en el arte, en la ropa, en los muebles, en los alimentos, en los medios de transporte, en los juegos, en los bailes y canciones. Se nos inculca la idea de que lo extranjero es mejor, no por serlo realmente, sino simplemente porque es extranjero. Se nos impone la idea de que nuestro pueblo es indolente, díscolo, desordenado. Se nos acostumbra a pensar que la política extranjera es más honesta, más eficaz. En resumen, se nos crea una actitud total de pueblo de segundo orden, destinado a admirar, aprender y obedecer”.

Horacio Poggio y Roberto Reyna, “El imperialismo”, 1965

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En 1963 el uruguayense Horacio Norberto Poggio, radicado en Córdoba, sintetizó en un folleto sus ideas sobre la caracterización de la realidad argentina de acuerdo a su condición de país periférico, cuyas principales decisiones “no se toman dentro de las fronteras del país”. Años después Horacio engrosará las listas del horror del terrorismo de Estado. Junto con Tilo Wenner, es uno de los dos entrerrianos incluidos en el centenar de periodistas víctimas de la dictadura.

Horacio en su secundaria había sido un activo dirigente estudiantil en Concepción del Uruguay, y ya en Córdoba, trabajó en una fábrica de automotores y luego en el Sindicato de Luz y Fuerza, donde conoció a Agustín Tosco, el combativo líder gremial clasista, quien predicaba una política sindical independiente de los partidos pero abiertamente partidaria de un proceso de liberación nacional para construir una sociedad socialista. Ernesto Ponsatti, dirigente sindical de prensa y editor del órgano oficial de Luz y Fuerza (el sindicato de Tosco), se deleitaba discutiendo con él. «Horacio no le temía a la discusión, pero no se enojaba porque otro planteara un modo de ver las cosas distinto al suyo; para él la discusión, el debate, era un ámbito natural y el lugar donde se podían resolver las diferencias», recuerda Ponsatti. «Leía y estudiaba cada aspecto que le interesaba con una profundidad que luego era muy difícil de rebatir».

(Más información en la edición gráfica número 1140 del jueves 18 de mayo de 2023)

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