La encrucijada donde todos convergen

¿Cómo seguirá funcionando el sistema de jubilaciones y pensiones de la provincia de Entre Ríos?Es la incógnita que golpea y moviliza nuevamente. Un diagnóstico descarnado, con aristas innegables,llevó a que la actual administración provincialconcluyera que, si no actúa de inmediato para encontrar sustentabilidad, más temprano que tarde se producirá un colapso. Nada nuevo se podría decir, porque en las últimas dos décadas nunca se dejó de mencionar la necesidad de aplicar reformas al régimen que, sustentado en la ley provincial 8732, rige desde 1993. Pero todos se quedaron enlos comentarios. No más que eso. Un poco de asombro y relato. En el año 2023 el déficit de la Caja de Jubilaciones y Pensiones alcanzó los 124.000 millones, con tendencia creciente. El sistema cruje. Sostener el esquema solidario requiere, para su correcto funcionamiento, de una proporción de cuatro a uno entre aportantes y beneficiarios. Ese esquema es hoy de 1.89 aportantes por cada jubilado. Inviable. El Estado deberá encontrar, rápidamente, el modo de obtener recursos para hacer frente al desequilibrio que demanda cada vez mayores esfuerzos a las arcas provinciales. Los datos revelan un punto de quiebre. Para diferenciarse de sus antecesores, el gobierno entrerriano deberá ir más allá de las palabras.
Por Néstor Banega
Siempre en los límites
La Caja de Jubilaciones y Pensiones de Entre Ríos tiene un valor simbólico importante. Diversos modos, diferentes épocas, siempre ha estado en el centro de las disputas políticas. Hay una consigna que hoy día puede considerarse transversal: la Caja debe ser de la provincia.
Organizaciones de la sociedad civil, agrupaciones gremiales, no pierden oportunidad de remarcarlo y dejar en claro que siempre habrá reacción para defender el organismo con sede en Calle Andrés Pazos de la capital entrerriana.
Acordada esa cuestión hay que decir: cuando se llega al punto de no retorno solo existe una posibilidad, seguir hacia adelante. Eso parece ser un buen resumen para la coyuntura que deben administrar quienes conducen el organismo.
En general, al darse ese punto de quiebre, se avanza hacia lo desconocido. Hay que evitar la bancarrota. La realidad, contundente en sus argumentos, empuja la búsqueda y alimenta la creatividad.
Salvataje
Después de analizar lo dicho por el ministro de Gobierno y Trabajo, Manuel Troncoso y por el presidente de la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Entre Ríos (CJPER), Gastón Bagnat, el pasado viernes al mediodía en conferencia de prensa, está claro que existe para la actual administración poco margen de maniobra.
Dentro de la situación, con las herramientas posibles, se intenta salir del laberinto. Buscando claridad pusieron sobre la mesa infinidad de datos, destacando que todo aquél que esté interesado en profundizarlos, los tiene a disposición en la página web de la CJPER.
Apenas anunciado el objetivo y esbozadas las estrategias, comenzaron a aparecer posturas e imposturas alrededor del tema. Si tenemos en cuenta aquel valor simbólico, no es sorpresa.
Desde siempre, todo lo relacionado con la seguridad social es de raíz compleja. Alcanzar los beneficios de una jubilación no siempre es posible y en lo que va de este siglo las discusiones sobre los sistemas ha sido una constante.
Si miramos la discusión nacional tenemos en los últimos 30 años marchas y contramarchas que, en lugar de acercar soluciones de fondo, solo retuercen la coyuntura y no logran saldar la deuda con los beneficiarios del sistema que la pasan cada vez peor.
En la provincia, la dermis social muestras síntomas de ardor inmediato si se intenta poner en discusión el estado de la Caja de Jubilaciones y Pensiones. Se encienden las alarmas.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1151, del día 6 de junio de 2024)