Construcción, poder y negocios

La crisis de la construcción y la obra pública impacta en el reparto de poder y negocios en el ambiente sindical: la usurpación violenta de la Uocra de Paraná expuso las disputas a punta de pistolas, donde una banda de allegados al jefe narco Daniel “Tavi” Celis buscó apoderarse del gremio. Pero en los últimos 20 años el sindicato de la construcción de Entre Ríos instauró los mismos métodos violentos de aprietes, golpizas y balaceras para sostener a la banda liderada por Walter Doronzoro. Historia de un hombre que se apoderó de un gremio clave del peronismo, amparado y protegido por Jorge Busti, Sergio Urribarri y Gustavo Bordet. Inversiones, familiares acomodados y un patrimonio imposible de justificar como albañil.
José Amado
La violenta usurpación de la sede de la Uocra de Paraná, en la fría mañana del viernes 5 de julio, parecía un hecho aislado y extraño a la realidad política y sindical de Paraná. Lo que el sentido común señalaba era: “Estos muchachos siempre resuelven sus problemas así”. Es decir, con palos y a punta de pistola (no hubo tiros de milagro). Pero en el trasfondo de una problemática naturalizada en todo el país en torno al accionar del gremio de la construcción, hay negocios millonarios: reparto de obras, omisiones de inseguridad laboral a cambio de sobres, extorsiones y el manejo de bandas armadas con protección política dispuestas a lo que sea. Y en esa disputa apareció una banda organizada por el hijo del jefe narco Daniel “Tavi” Celis, como fuerza de choque de un santafesino que buscó quedarse con el gremio.
La Uocra es un sindicato que, en rigor, funciona como una empresa. Su dueño es el exagente civil de la dictadura, Gerardo Martínez, quien accedió a la secretaría general en 1990. Nada sucede allí sin la venia del jefe. El representante en Entre Ríos desde hace más de 20 años es Walter Aníbal Doronzoro, un hombre de perfil bajo que supo acumular poder en base a la fuerza y los aprietes de grupos armados, principalmente en Concordia, con prácticas violentas que lejos están de defender los derechos de los obreros. Y todo lo que construyó lo hizo bajo el paraguas de lo más alto del poder político de la provincia, partiendo desde su ciudad y la de los últimos tres gobernadores de Entre Ríos: Jorge Busti, Sergio Urribarri y Gustavo Bordet.
Doronzoro metió familiares directos en lugares claves y altamente remunerados del Estado. Y tiene un patrimonio millonario que jamás podría justificar como albañil. “Pocas veces habrá agarrado una cuchara”, describe un hombre que lo conoce desde cuando era un balín de su predecesor en la Uocra de Concordia.
Para algunos, hoy Doronzoro está en su peor momento: la derrota electoral del peronismo en la provincia y, principalmente, la detención de sus más allegados lugartenientes por actos de violencia armada en su ciudad, lo dejaron tanto sin injerencia política como sin fuerza de choque. Esto pareciera que fue olfateado por un delincuente que se dice gremialista de la construcción de Santa Fe, Emanuel Araya, quien intentó dar el golpe aquella mañana en la Uocra de Paraná, asociado a allegados al jefe narco condenado, Daniel “Tavi” Celis.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1152, del día 18 de julio de 2024)