“No somos seres humanos hasta que nos manifestamos”

Ricardo Maldonado es un trabajador de la cultura incansable y de múltiples iniciativas que han tenido la virtud de compartir el saber, el sentimiento y el hacer. Se puede decir que en él se da el verbo: el verbo como acción, pero también como palabra y sentimiento. Director de El Tren Zonal (una revista con olor a pueblo y horizonte universal) y de Ediciones del Clé y permanente animador de La Encordada, ha hecho del Taller del Poeta una tierra fértil para que –al decir de Ivonne Bordelois en “La palabra amenazada”- el lenguaje sea ante todo un placer, “un placer sagrado; una forma, acaso la más elevada, de amor y conocimiento”.
Por Nahuel Maciel
Ricardo Maldonado es oriundo de General Galarza (Departamento Gualeguay). Nació el 27 de mayo de 1958. Nació como Ricardo Horacio González, pero desde que comenzó a comprender hizo honor a su genealogía y fue desde entonces Ricardo Maldonado, honrando la memoria y la vida de su abuela Rosa María Maldonado.
“En algún momento siento ese llamado profundo, que es lo que uno entiende como la memoria de la sangre o como el llamado de los ancestros. Hay algo en uno que se despierta, que siempre ha estado. No creo que nadie desarrolle lo que no tiene arrollado”, dirá con voz pausada a manera de reflexión.
Y ahonda: “Entonces, de alguna manera hay un despertar de esa conciencia a través del sonido de una guitarra, a través de una palabra. Criarse con abuelos es tener una memoria larga, porque no es solamente la experiencia de los padres, sino de los anteriores. Mi abuelo me contaba de la experiencia de su abuelo, quiere decir que en el relato de mi abuelo yo estaba reuniendo siglo y medio de historia, de historia oral”, sostendrá también a manera de escuela, más allá de su hambre de tiza y pizarrón, de poesía y de libros.
- ¿Cómo llega su vocación por la docencia?
-Primero llega al despertar de la poesía. Un día la palabra me puede decir, la palabra puede expresar mi emoción. Mis emociones, mis sueños, mi primer enamoramiento, mi despertar al mundo. Puedo escribir y puedo cantar, porque para mí la poesía vino muy de la mano de la guitarra. De tal manera que cuando nació el primer poema, también nació ahí –pegadita- la primera canción.En Mansilla yo me inicio como escritor, y me inicio como lector de poesía, y como guitarrero. A partir de ahí comienza todo un periplo que es la formación guitarrística académica, la lectura constante e interminable. Luego, aprendí de un viejo peón de campo que el hombre nunca termina de criarse.
-Es egresado de la Escuela Alberdi de Oro Verde. Es maestro alberdiano.
-Hermosa escuela. Me recibí como maestro Normal Rural en a finales de1979. Mi primera Escuela fue “Picada Tarumá” que queda en el Departamento Guaraní (Misiones). Tarumá es el nombre de un árbol. Estaba a aproximadamente 40 kilómetros de la frontera con Brasil. Ahí me inicié como maestro.
-Y su primer libro.
-Lo publico en 1982 y lo editó Jorge Enrique Martí, en su imprenta de Colón, en la Editorial Tribuna. Recuerdo a esa época como un camino de creación poética, de canciones y de escritura. En la Escuela Alberti tenía un periódico mural, donde intuyo expresaba mi primera inquietud periodística. Era un periódico mural que se llamaba “Informando”, donde lo único que hacía era tratar de compartir con los compañeros lo que estaba sucediendo en Argentina, cuando todos miraban el Mundial ´78 y estaban tirando gente de los aviones, y estaban torturando y desapareciendo personas.
- ¿Y ejerció la docencia en Entre Ríos?
-Trabajé en Misiones hasta fines del ´84. De ahí pedí un traslado inter jurisdiccional y trabajé en la Escuela número 4 de Gualeguay. Luego me trasladé a Galarza, a mi pueblo natal, donde trabajé 10 años más. De ahí me trasladé a Paraná. Y ahí hice una interrupción para desarrollar el proyecto de la revista “El Tren Zonal” durante 7 años y retomo la docencia en Paraná en 2001.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1153, del día 22 de agosto de 2024)