Un polvorín que pocos quieren ver

Tres barrios de Paraná viven bajo la tensión permanente de las balaceras y enfrentamientos entre grupos familiares. Aparecen armas nuevas y de grueso calibre en manos de jóvenes que encontraron en la venta de drogas el único camino a recursos económicos. Nuevos chicos son utilizados como soldaditos, en algunos casos por quienes lo fueron algunos años atrás. Las intervenciones policiales emparchan algunos momentos de mayor conflictividad, pero las autoridades judiciales y políticas no se sientan a encontrar soluciones antes de que la problemática explote.
José Amado
La situación socialestá implosionando en algunos barrios de Paraná, con la mezcla de cada vez mayores necesidades y el imparable crecimiento de la droga en todo sentido, del consumo a la venta. Los hechos policiales, algunos más graves que otros, van mostrando una situación donde la violencia pareciera instalarse en la vida diaria de esos puntos calientes de la ciudad. A veces, como enfrentamientos entre grupos definidos por alguna disputa; otras, por conflictos interpersonales que terminan a los tiros. Una problemática que crece y todavía no mostró su peor rostro, en lugares de la capital provincial donde la única presencia estatal termina siendo la Policía, como un parche que ponen las autoridades mientras se espera que la Justicia, por un lado, y los organismos estatales, por el otro, acudan a atender las causas de las diferentes problemáticas. Aunque algunos se queden en sus oficinas y no pisen esos territorios y otros ni siquiera sepan dónde están esos barrios.
A inicios de septiembre hubo una balacera con heridos en calles Los Jacarandaes y Ortíz del barrio Anacleto Medina, que fue el último de los episodios de una zaga de tiroteos, ataques y enfrentamientos entre tres grupos diferentes. Se trata de jóvenes que venden drogas y tienen armas de grueso calibre, provistos por otros narcos de la ciudad, y se disputan a tiros el predominio en este sector del oeste de Paraná, que abarca el mencionado barrio junto a Gaucho Rivero y Santa Rita, donde hay una creciente oferta de kioscos de narcomenudeo.
Muchos señalan al clan “los Morato” como los responsables de gran parte de los hechos de violencia que vienen sucediendo en estos barrios. Se trata de una mujer y dos hermanos que no se dedican a la venta de drogas, sino principalmente a los asaltos, y últimamente se enfrentan a tiros con diferentes personas por cuestiones de predominio en este sector de Anacleto Medina (norte), a un par de cuadras de la comisaría novena.
Pero más allá de este grupo, fuentes del barrio señalaron a tres jóvenes que tienen cada uno a su bandita en el oeste de la ciudad: Iván García, Bizcohín Álvarez y Joaquín. “Acá hay una guerra entre gurises”, describió una persona que vive en esta zona y los conoce a los tres, porque desde niños se criaron allí, y hoy observa como se enfrentan a tiros. Lo que a muchos llama la atención es que tienen armas de grueso calibre, como 40, 380 y 9 milímetros, y nuevas. Usan Thunder de 30 tiros y se sacan fotos con esos fierros para publicarlas en las redes sociales.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1154, del día 22 de septiembre de 2024)