Panorama

Entre el teorema de Baglini y un pacto endiablado

Edición
1155

La mayor responsabilidad frente a las demandas de la coyuntura recae sobre los oficialismos. Es así en todos los niveles del Estado, nacional, provincial y municipal. Si los máximos responsables no aciertan el rumbo, independientemente de su origen, serán (son) objeto de reproche, sobre todo desde el circunstancial adversario político. Es que, para llamar la atención -sin demasiado esfuerzo-buscando mover el amperímetro político sin riesgos, la crítica oportunista suele ser la herramienta usada con mayor frecuencia. Sirve por un rato. Pero, si no aparece -para sostener la idea en el tiempo y proponerse como alternativa- un programa que sea percibido como posible, el vacío de la diatriba termina por fortalecer al censurado.

Por Néstor Banega

A la disputa por atención y centralidad es aplicable un esquema de análisis gestado en el fragor de la discusión parlamentaria de nuestro país. Fue a mediados de la década del 80 del siglo pasado cuando surgió el teorema de (Raúl) Baglini, un dirigente radical mendocino, agudo observador y genial polemista en otros tiempos de la Cámara Baja nacional.

Indica, aquella elucubración que lo trascendió, que cuando más lejos está del poder un dirigente, más delirantes serán sus propuestas (si es que las tiene).

Con este punto de partida, queremos agregar que los que no deben administrar lo público (pero desean hacerlo), no están exentos de responsabilidad. La ética pública así lo indica. Es que, aunque no parezca, la oposición -por acción u omisión- también gobierna.

La comunicación política suele ser laberíntica. Genera un entramado difuso, que puede ser explicado o entendido de diversos modos, de acuerdo al interés de quien relata o de quien escucha.

Por eso, una medida lanzada desde la administración, en cualquiera de sus niveles, agrada y desagrada al mismo tiempo. Unos no explican demasiado y otros no entienden, o no quieren entender.  En ese escarceo se dirime el poder.

Nos acercamos a fin de año y en breve será el tiempo de evaluar. La historia pone a diciembre como un mes caliente, que sirve para destacar algún logro o, si hubo fallos, apurar el olvido. Es que los fracasos no van en los estandartes.

Este es el contexto que nos movió al abordaje de temas que, creemos, son parte de una agenda transversal. Para tratar de comprender.

Podrán (pueden) ser entendidos de diversa manera. La conclusión sobre cada uno depende, teorema de Baglini mediante, a que distancia del poder se encuentre el circunstancial analista. Lo bueno, puede parecer malo. O viceversa.

(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1155, del día 17 de octubre de 2024)

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