El espionaje entrerriano a Nisman

El nuevo libro de Daniel Santoro “Nisman, anatomía de un crimen” contiene una serie de revelaciones sobre el crimen del fiscal de la AMIA y acaba de salir a la venta en todo el país. En esta edición, ANALISIS anticipa buena parte del capítulo vinculado al protagonismo que tuvieron dos personajes ligados al gobierno de Sergio Urribarri y fueron parte del espionaje al malogrado fiscal.
Por Daniel Santoro
Desde la AFI de Cristina Kirchner, manejada por Oscar Parrilli, Juan Martín Mena y Rodolfo Tailhade, el mismo día 18 de enero de 2015 a las 16;14 ;10 horas y 16:14:17 horas desde un usuario de ese organismo de inteligencia se entró a la base de datos de la Dirección de Migraciones para saber si el exespía y aliado de Nisman, Antonio Stiuso, aún estaba en el país. El dato es muy importante porque recién a las 22.30 la madre de Nisman entró al departamento y se comprobó que el fiscal estaba muerto.
Hasta ese momento nadie sabía en forma pública y oficial qué había ocurrido en el interior del departamento del Fiscal Nisman en Puerto Madero. Y tampoco había una orden judicial para hacer un seguimiento de Stiuso.
En un escrito presentado en el 2023 ante el juez Ercolini, Stiuso afirmó que “algunos no sabíamos lo que había ocurrido en el interior de ese departamento, pero a la luz de las búsquedas que desde la AFI se efectuaron en la tarde del 18 de enero de 2015, otros sí lo sabían" en alusión a que sectores del Gobierno habían sabido ya que Nisman estaba muerto.
A su vez, los movimientos migratorios de la jueza federal Arroyo Salgado “fueron consultados con el usuario de la Secretaría de Inteligencia el 27 de enero de 2015, a las 02:33:00 horas.
Por su parte, los de Stiuso fueron consultados “en treinta y ocho oportunidades desde el 18 de enero de 2015 a las 16:14:10 y 16:14:17 horas, hasta el 30 de enero de dicho mes, a las 13:04”.
Las consultas de movimientos migratorios de Stiuso y de la ex mujer de Nisman Sandra Arroyo Salgado que “fueron materializadas desde un usuario de la Dirección de Contrainteligencia de la Secretaría de Inteligencia perteneciente a la sigla WML".
El directivo de la AFI que usaba ese usuario fue convocado como testigo por el juez y afirmó que en esos días estaban "de vacaciones" y que el mismo era usado por distintos funcionarios de la agencia que comandaba entonces el senador Oscar Parrilli, mano derecha de Cristina Kirchner.
Y esa misma clave fue usada desde un dispositivo con el número de IP que usaban Alexis Lesa, el director de Informática del ex gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet, y Pablo Palá, director de Informática del Tribunal de Cuentas de esa provincia, según un peritaje informático hecho en la causa.
Los ingresos a la base de datos de Migraciones fueron con el número de IP (único para cada computadora) que era de Palá y el celular de Lesa tenía asignado el dominio en Internet.
Se trata de los mismos funcionarios entrerrianos procesados por Ercolini que militan en un sector del PJ ligado al exgobernador Sergio Urribarri, condenado en una causa por corrupción en Entre Ríos a 8 años de prisión y embajador de Alberto Fernández en Israel.
Meses más tarde de la medida de Ercolini, la Cámara Federal porteña confirmó los procesamientos y sostuvo que "existen razones para sospechar fundadamente que el aporte de la clave (de Migraciones) fue voluntario" a Palá y Lesa, resaltaron los camaristas.
Lo cierto es que desde ese IP se ingresó 38 veces a la base de datos de Migraciones sin orden judicial para saber si Stiuso había salido o entrado del país y dos veces por Arroyo Salgado.
El abogado de Pala y Lesa, Santiago Bupo, apeló el procesamiento de su cliente dictado por Ercolini que fue ratificado por los jueces de la Cámara Federal porteña, Eduardo Farah y Martín Irurzun y negó los cargos.
Además, el tribunal ordenó al juez Ercolini investigar directivos de la AFI, al ex jefe de la Aduana de Ezeiza, Gonzalo Tzareff y a una directora de la AFIP por haber pedido datos fiscales, que son de carácter reservado, del exespía Antonio Stiuso, la jueza Arroyo Salgado, y el hijo del ex juez Claudio Bonadio, entre otros, días antes del crimen del fiscal Alberto Nisman.
Desde esa IP también se consultó, sin orden judicial alguna, los movimientos migratorios del autor de este libro quien ya era perseguido por Cristina Kirchner como conté en el libro “La Batalla Final de Cristina”. Otras de las damnificadas por esta maniobra fue la esposa del juez de la Corte Ricardo Lorenzetti, Mara Perren, según fuentes judiciales.
Con las medidas se trata de descubrir quién, supuestamente desde la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) del kirchnerismo manejó "una computadora virtual" en la "nube" de Internet para espiar a Stiuso y Salgado antes, durante y después del crimen de Nisman del 18 de enero de 2015.
La "nube" designa, en el lenguaje informático, una red mundial de servidores remotos que funciona como un único ecosistema, normalmente asociada a Internet para hacer operaciones y almacenar datos.
La primera pista del seguimiento ilegal a Stiuso está en la causa abierta por la denuncia que formularon la actual ministra de Seguridad Patricia Bullrich y la exdiputada Paula Alonso en el 2015. Allí se afirmaba que se había más de un centenar de políticos, jueces y periodistas con una OB (orden de observación) que significa pinchadura de teléfonos y seguimientos, entre ellos este autor.
Y, según Stiuso, la IP usada para ingresar a migraciones “es la misma desde donde se envió” un virus llamado Troyano al celular de Nisman antes de que formulara la denuncia por encubrimiento de Irán contra la expresidenta.
Un informe de la dirección de Cibercrimen de la Policía Metropolitana, al que accedió este autor, confirma lo dicho por Stiuso en el sentido de que fue la misma IP la que se usó para mandar un virus a Nisman y entrar a la base de datos de Migraciones por las entradas y salidas de Stiuso, el día del crimen del fiscal de la AMIA.
El virus encontrado en el celular del fiscal “reportaba a la consola de comando y control ubicada en el dominio deyrep24.ddns.net” en Internet. El dominio fue registrado en noviembre de 2014 en Miami desde el correoelectrónico dailyreport24hr@gmail.com con domicilio en la casilla de correo PO Box 025323Miami y un número de teléfono.
La IP de los entrerrianos se conectó seis veces con el dominio de Miami entre el 6 y el 13 de enero de 2015, un día antes de que Nisman presentara su denuncia contra Cristina.
En el peritaje de la Policía Metropolitana se afirma que el titular de la IP 190.210.180.181 “es el señor Pablo Federico Pala”, uno de los procesados por buscar en forma ilegal los movimientos migratorios de Stiuso.
Se trataba der un virus de los llamados “troyanos”, que sirve a los espías para acceder en forma remota a un celular y así escuchar sus conversaciones y hackear sus mensajes y hasta sus fotos. Y se manda en un documento adjunto con un título “estrictamente secreto y confidencia.pdf.jar”.
Los expertos, el oficial mayor Albero Barrancos, y el auxiliar superior, Ezequiel Sallis, de la Metropolitana comprobaron que está en la lista de virus en la página web “Virustotal” y contrataron a la firma de seguridad informática ESET.
Para el experto en seguridad informática canadiense Morgan Marquis-Boire ese virus fue enviado el 1° de diciembre del 2014 en forma personalizada a Nisman. Es decir, dijo al diario La Nación, que no era un virus para soltar en la red y atacar a cualquiera. Era un malware dirigido a un blanco político específico a través de su correo electrónico en el buscador Yahoo.
La dirección de IP registrada desde donde salió el virus era 190.210.180.181 y estaba en Paraná, Entre Ríos.
En 2015, la fiscal Viviana Fein le había pedido a la jueza Fabiana Palmaghini allanar el lugar al que llevaba la dirección de IP -en la calle Urquiza al 1700 de Paraná- y ésta rechazó “por prematura”, en lo que fue un grave error.
En la causa se determinó que la clave del usuario que se usó para entrar al sistema de Migraciones y pedir los movimientos de Stiuso y Arroyo Salgado sin que ningún juez autorizara la consulta era del área que comandaba en 2015 el entonces director de Contrainteligencia de la AFI, Rodolfo Tailhade.
Aunque algunos expertos dicen que el virus no se activó en el celular de Nisman porque estaba diseñado para ser abierto en una computadora.
La coincidencia con esa IP demuestra la desesperación de los servicios de inteligencia que respondían a la presidenta Cristina Kirchner por conocer, al menos, los movimientos del fiscal.
La llamada “pista” entrerriana era al cierre de este libro una de las investigaciones más avanzada que, a fines de 2024, tenía el fiscal Eduardo Taiano en la causa por el crimen de Nisman para fundar la denuncia por encubrimiento del asesinato que se preparaba para formular.
Y evaluaba si llamaba a declarar a Palá y su socio y, según fuentes judiciales, consideraba que esta es “una de las pistas más firmes del espionaje ilegal” sobre el fiscal de la AMIA. Taiano quería saber quiénes los contrataron. Tenía dos opciones. Confesar o carga la culpa de una grave acusación.
El celular personal del fiscal Alberto Nisman, un Motorola modelo XT 626 número 154-1763000, que analizaron los peritos tiene dos chips, pero en estas tarjetas de memoria no hay ningún mensaje SMS ni registro de llamados, entrantes o salientes, antes del día de su muerte.
También se borraron varias conversaciones de la aplicación WhatsApp. Este hecho abrió otra polémica. Puede haber sido una operación de inteligencia con herramientas de última generación o solo la manía de Nisman, que se sabía controlado por espías, de borrar sus mensajes.
Por suerte, el registro de llamadas hechas desde el celular de Nisman se pudo recuperar a partir de los datos que aportaron las empresas telefónicas. Tenía un chip de Claro con el que solo navegaba y otro de Nextel para hacer llamadas. También se pueden reconstruir las conversaciones borradas de WhatsApp. En cambio, del contenido de los SMS que desaparecieron no se pueden reconstruir.
Los defensores de Lagomarsino se inclinan por la hipótesis del borrado voluntario. Informaron a este autor que se detectó un programa en la computadora de Nisman, que estaba sincronizada con su celular, llamado “CClenear” que limpia todos los mensajes que no hayan sido guardados. Se puede bajar gratis de Internet.
“Está comprobado que Nisman lo usaba con frecuencia y pudo haberlo programado con una frecuencia horaria y se activó sólo”, afirmaron.
En cambio, en el informe técnico de la Policía Metropolitana se recordó “las inconsistencias halladas en los dispositivos analizados (registros faltantes en los eventos del sistema de la notebook del fiscal Nisman, alternaciones en el reloj del sistema, ausencia de registros de llamadas entrantes, salientes y mensajes de texto anteriores al 18 de 2015)”. Y concluyó que existió “una manipulación en los dispositivos no pudiendo determinar en qué momento, quien o de qué modo (local o remoto) se produjeron”.
Después de revelarse esos datos concretos de espionaje, el abogado de las hijas de Arroyo Salgado, Juan Pablo Vigliero opinó, sin diplomacia ni vueltos, que la investigación de Fein sobre la muerte de Nisman se había hecho “para el culo” y permitido la pérdida de muchas pistas.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1157, del día 19 de diciembre de 2024)