Negocios, testaferros y golpe político alrededor de Kueider

El hombre de la mochila

Edición
1157

El ahora exsenador nacional justicialista Edgardo Kueider se transformó en el papelón nacional de la política argentina. Con el correr de los días fueron quedando al descubierto varios de los negocios de Kueider; la serie de inversiones que pretendía hacer en Paraguay; los nombres de los testaferros que utiliza en la Argentina y en el vecino país, como así también un movimiento millonario de dinero que nunca podría justificar con sus ingresos legislativos. La situación de Kueider provocó un golpe muy fuerte en el peronismo entrerriano y en particular en el exgobernador Gustavo Bordet, dado que fue su principal hombre de confianza durante casi 20 años.

Daniel Enz

En esta semana de Edgardo Kueider en las primeras planas de los diarios y portales de internet, a todos les quedó claro que el senador nacional concordiense siempre tuvo una doble vida y la ocultó bajo siete llaves. No se desconocía su capacidad sentimental -después de divorciado de su segunda esposa- y menos aún su generosidad con dineros públicos para pagos de alquileres, regalos caros (desde viajes a la compra de automóviles) e inversiones importantes y silenciosas. Esos acuerdos de amoríos van por gastos e inversiones personales a los que nunca accederían, como también por la designación en pequeñas empresas, como meros testaferros y a cambio de ello la garantía de un contrato o un cargo en el Estado entrerriano o en el Congreso de la Nación sin necesidad de prestación alguna en esa oficina pública asignada. Nunca es necesario concurrir a trabajar, salvo que llegue un jefe político contrario que exija respuestas. Alcanza y sobra con decir: “a mí me puso tal funcionario” o “tal legislador” para contar con la cobertura política suficiente y lograr que nadie la moleste por años o hasta cuando se jubile en ese lugar donde jamás hizo nada. Salvo excepciones, que también existen.

En realidad, Kueider, con tales movimientos, no hizo otra cosa que seguir un camino ya transitado por diversos dirigentes políticos en nuestra provincia que, en estas últimas décadas, llegan a lugares de poder y no dudan en dar cumplimiento, con dinero que no les pertenece, a los más variados requerimientos femeninos, por más que sean lugares que en tiempos de ruptura siempre les juega en contra y solamente lo pueden controlar con más plata e inversiones, en la mayoría de los casos. Pero el ahora exlegislador detenido en domiciliaria vip, además de ello, que siempre lo hizo sin escatimar gastos -por más fondos estatales que fueran y siempre desafiando los organismos de control que jamás encontraron lo que había que encontrar o en todo caso miraron para otro lado- fue más allá en sus movimientos de fondos. Y con una clara obsesión: la de acopiar más y más inmuebles, ya sea en la Argentina como en Paraguay, donde nadie sabía el desarrollo de negocios y la insistencia para viajar cuantas veces fuera necesario, pese al rol protagónico que tenía en al gobierno entrerriano primero y en el Senado de la Nación después.

En los últimos años se venía hablando de algunas relaciones carnales de Kueider con algunos pequeños medios comunicacionales de la provincia o ciertas firmas con bajo perfil que se dedicaban a negociar pautas publicitarias con diferentes grupos periodísticos. Pero se lo entendía como una suerte de relaciones de negocios que por lo general hacen quienes están en puestos clave como el que ocupaba el concordiense, como secretario general de la Gobernación. Esas vinculaciones de poder hacen que quienes están en lugares de decisión (no todos, obviamente, porque hay gente honorable que también se desempeña en la función pública) acopien dinero que no les corresponde, por el retorno histórico que consiguen de los empresarios (no todos tampoco), después de coaccionarlos por cada contrato: a más publicidad, más ingreso para el medio, pero también para el que toma la decisión en esos lugares de todos los gobiernos.

Esas relaciones de poder, de las que siempre se aprovechó Kueider, le sirvieron al exlegislador nacional para avanzar en situaciones impunes (como la sucedida en Ciudad del Este, cuando buscó ingresar con más de 200 mil dólares sin justificarlos); en intentar quedar con cinco departamentos, pagando más de 600 mil dólares cash en una inmobiliaria de Asunción, sin presentar ningún papel para acreditar ese dinero que llevaba en un bolso su asistente Iara Guinsel o bien en consolidar inversiones inmobiliarias en Paraná. Esto último fue lo que sucedió en el edificio de calle Santiago del Estero y Tejeiro Martínez, donde Kueider hizo aparecer primero a su primo hermano Ernesto Javier Rubel (que vivía en España y se volvió al país por su acuciante situación económica en Europa y pedido del exlegislador nacional), como inversor mayoritario de su empresa Betail SA, para comprar tres departamentos (de tres, dos y un dormitorio) y dos cocheras. Es decir, una inversión que hoy rondaría los 800 mil dólares a valores de mercado. El edificio fue una sociedad conformada en 2018 entre los empresarios Miguel Alberto Pérez, Miguel Marizza y Néstor Iván Szczech, de notable explosión constructora en los últimos años en Paraná, con diferentes edificios en la ciudad. Fue bajo el contrato de Fideicomiso Santiago Tejeiro, Cadus SAS (con sede en las firmas de Marizza, en Gobernador Crespo al 1400) y otros empresarios. Los que iban adquiriendo inmuebles pagaban primero en las oficinas de Pérez y Graciela Dujovne, en calle Bavio y Pellegrini, y luego lo hacían en calle Córdoba 534, piso 8, sede de la Cámara Entrerriana de la Construcción. A partir de 2023, Kueider se instaló en el semipiso sexto (donde hace unos meses llevó cuatro televisores de 85 pulgadas, que cuestan entre 9 y 10 millones de pesos cada uno) y tenía como vecino a Claudio Tórtul, el conocido empresario imputado e incluso por un tiempo en prisión por la causa de las coimas que pagaba la empresa Securitas en diferentes lugares del país y en especial a los funcionarios de ENERSA, en los dos últimos gobiernos de Gustavo Bordet. Los otros dos departamentos de Kueider eran utilizados por su asistente y pareja, Iara Guinsel, y algunos familiares que podían llegar a Paraná.

(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1157, del día 19 de diciembre de 2024)

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