El consumo de drogas en los más jóvenes es una preocupación que crece en la provincia

De consumos, consumidos y otras yerbas

Edición
660

Sandra Míguez

Con la propuesta de reglar la venta de bebidas energizantes a través del Concejo Deliberante así como de otras jurisdicciones se pusieron en debate los efectos que tienen estos brebajes en el organismo. Detrás de la polémica se esconden los valores que como comunidad estamos ofreciendo y aceptando para que distintos tipos de sustancias agreguen contenido a nuestro estilo de vida. Las encuestas muestran un cambio de cultura y la condescendencia o permisividad frente a los jóvenes, que se inician cada vez a menor edad en el consumo de sustancias adictivas, primero con drogas permitidas socialmente, como tabaco o alcohol, para llegar a las drogas ilícitas, entre las cuales se encuentra el Paco, con sus letales consecuencias.

Cuando hablamos de adicciones es necesario preguntarse, reflexionar y abordar el tema desde una perspectiva general para que como comunidad asumamos un problema que nos atañe a todos. Para el licenciado en Psicología Solidario Romero, es necesario cuestionarse por qué en una sociedad las personas -y no únicamente los jóvenes- tienden a la adicción. “Cuando se habla de adicciones enseguida se comienza a pensar en un joven adicto a la marihuana o a la cocaína, es decir se hace un enfoque extremadamente individualista, concretizado en un chico o chica en particular, y el precio que se paga por hacer ese enfoque es entender nada o casi nada”, asevera Romero, para quien lo único que se genera con ello es reforzar una serie de actitudes prejuiciosas.

Sin embargo, plantea distinguir entre “adicciones en un sentido restringido, pensando en aquel que consume habitualmente alcohol, tabaco, cocaína, marihuana, éxtasis, paco, o lo que fuese, que es la parte más espectacular, más visible y más notoria; y por otra parte en un sentido general, la adicción como la necesidad de agregar al funcionamiento normal del organismo un determinado producto, que puede ser el alcohol en determinada proporción, todos los psicofármacos, el café bebido en extremo, o por ejemplo la realización de dos o tres horas de actividad física; y analizar qué papel juega en la vida de esa persona esa adicción o esa actividad, lo que se ve es como una fuga, una válvula de escape, cuya economía general no cierra”.

Una sociedad para el consumo

Romero analiza cuáles son a su juicio los elementos que se articulan hoy en nuestra sociedad para que aparezcan estos problemas y entiende en general que es la instauración de la economía de mercado, con una sociedad de mercado funcional, y una cultura consumista lo que ha dado lugar a este tipo de problemáticas sociales. “La respuesta sería un tratado de sociología, pero en general lo que ocurre es que se organizan formas de la vida social que tienden a atender, no necesidades intrínsecamente humanas, sino otro tipo de necesidades. Por ejemplo, el principal valor ordenante en la vida en el mundo contemporáneo es la economía de mercado, es la que permite la mayor rentabilidad del capital”, advierte el licenciado y agrega que una economía de mercado necesita para poder funcionar una sociedad de mercado, a raíz de lo cual se sancionan leyes, constituciones y sistemas de gobierno que hacen que las instituciones de la sociedad sean funcionales a la economía de mercado.

“Así es que una vez instaurada la sociedad de mercado hay que crear en cada individuo en particular una mentalidad cultural apta para hacer funcionar ese sistema; esto es seres competitivos, ansiosos por consumir, ansiosos por ver qué lugar se ocupan en la escala social, atentos al éxito o al fracaso en función del rendimiento producido”, sostiene Romero, para quien es necesario formularse una pregunta: ¿qué les ocurre a los seres humanos que viven con ese sistema social? “Se tornan personas ansiosas, deprimidas, que buscan la aprobación externa en tanto las posesiones de poder, de consumo ostensivo; es decir, es un ser amenazado”, y agrega que “en la medida en que se cae y se relaja, vive su intimidad, se comunica con los demás, empieza a perder en relación de la competitiva sociedad de mercado, que lleva al correcto funcionamiento de la economía, entonces esas vidas en general no cierran”.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

Edición Impresa