Fábricas y empresas recuperadas

Tomar, resistir y producir

Edición
666

Silvio Méndez

Tras la burbuja y debacle económica de los ‘90, la ocupación por parte de los trabajadores de firmas vaciadas por sus dueños constituye una de las respuestas más acabadas al desencanto generalizado. Desdeñada por la agenda de los grandes medios, este tipo de autoorganización colectiva supo sobrevivir a las distintas coyunturas de reconstitución de una clase política y Estado indiferentes. Estas experiencias y testimonios, entre los que se encuentran cuatro casos entrerrianos, fueron recopilados por periodistas de la cooperativa de trabajo de la página digital lavaca.org. El libro Sin Patrón fue presentado en Paraná el fin de semana pasado en La Hendija por uno de sus autores, Sergio Ciancaglini. En diálogo con ANALISIS, el escritor reflexionó sobre el sentido de realizar un guía de estas historias que, según apreció, sostienen un nuevo modelo de democracia.

La gestión obrera de las empresas cuyos dueños vaciaron o dejaron en la huída, representa una de las resoluciones más lucidas frente a la desidia de los capitales privados y arbitrariedad del Estado como regulador de las relaciones económicas a favor de los poderosos. Sin dudas, detrás de cada una de estas historias se encierran otras más pequeñas no ajenas a padecimientos, dudas y sinsabores. Tal vez por el cambio de época inaugurado en la Argentina tras la debacle general de los ‘90 y, justamente por tratarse experiencias compartidas muy fuertes, es que han derivado en una suma de voluntades de prácticas novedosas. Contrariamente al potencial innovador y, quizás, multiplicador, la toma de firmas por sus trabajadores no ha tenido el eco que amerita por parte de los medios de comunicación. Como contraste a este panorama y distancia a una lógica que reproduce información en formatos y contenidos “enlatados”, la cooperativa periodística de www.lavaca.org ha confeccionado una guía y recopilado algunos de los casos paradigmáticos de nuestro presente y pasado reciente. Tan rápidos y sigilosos se desencadenan los hechos que, ni bien se editó Sin Patrón -el libro que el fin de semana pasado se presentó en La Hendija-, ya se conoce un último suceso. Sergio Ciancaglini, uno de los autores del compendio, relató: “Luego de la publicación, Global, una fábrica de globos, fue tomada por sus trabajadores. Aún siendo la última tiene una particularidad. El patrón se robó las máquinas para que no cayeran en el proceso de quiebra. Los obreros, enterados de esto, fueron a robarlas al dueño, a restituir el delito, para poner nuevamente la maquinaria en la empresa con la cual hoy están trabajando”, remarcó.

-¿Cómo nace este libro?
-En la página de lavaca nos empezamos a enterar de este fenómeno de las fábricas recuperadas. Incluso, hicimos un seminario con estudiantes de Periodismo en una fábrica recuperada. Ir conociendo una nos llevó conocer a otra y otra. Empezamos hacer artículos referidos a cada una, y un día nos dimos cuenta de que había mucho material. Nuestra idea es que se conociera la cuestión volcándola en un libro. Más que nada porque tiene un valor simbólico y cualitativo muy fuerte. Además de que son muchas, la idea es que la gente recupera el trabajo, el medio de producción; son obreros que cambian la propiedad de los medios de producción, diría un marxista. Toman la fábrica, se hacen cargo de ella, ponen una cooperativa, la ponen en marcha sin patronales, sin gerentes, sin nada de eso, y la convierten en exitosa. Las empresas que estaban fundidas por sus patrones resulta que son exitosas gracias a sus obreros. Nos parece que es un pensamiento muy interesante después de tanto neoliberalismo.

-¿Cuál es el sentido que le han dado al libro entonces?
-Deja una constancia muy fuerte. Toda la gente que va leyendo el libro y se va enterando lo de las fábricas, se queda con una especie de entusiasmo contagioso con respecto a este fenómeno que nos parece muy valioso en sí. Que los medios lo divulguen o no, en todo caso es una falencia de los medios. Me gustaría que lo puedan leer con el criterio de pensar como que ahí hay una enseñanza muy grande; hay muchas cosas para aprender de esta gente. De cómo, en lugar de resignarte, podés actuar; cómo, en lugar de deprimirte, podés seguir adelante, y cómo, en lugar de quedar preso, esa parálisis que fue el país en los últimos años, podés ponerte en marcha con un proyecto, autogestionarlo y convertirlo en exitoso.

-¿Qué antecedentes se pueden rastrear sobre este fenómeno?
-En la Argentina hubo algunos intentos de cooperativas que se hicieron cargo. Por ejemplo, en el caso Entre Ríos, Coceramic, por el ‘93. O sea que es anterior al estallido, a este proceso que más bien ocurrió a fines de los ‘90 y fue masivo. También ponemos que ha habido casos en Brasil de recuperación de empresas. Incluso, hay un movimiento de empresas recuperadas. Lo increíble es que los argentinos no sabían nada de la existencia de los brasileños y viceversa. Son fenómenos que se dieron casi en simultáneo, pero sin un contacto previo. En el caso de Argentina, lo que pasa es que ocurrió con el momento de brutal proceso de desocupación, cierre y vaciamiento de empresas.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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