A 56 años de su nacimiento, homenajearán en Hernández a María Teresita Serra, desaparecida por la dictadura

Como un destello fugaz

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715

Juan Cruz Varela

“Límpidos, del color del cielo, tus ojos se apagaron // Franca, dulce y bondadosa, tu sonrisa sigue prendida de mi recuerdo, y el de todos los que en una u otra etapa de tu vida compartimos el camino con vos // (…) // Pero un día no estuviste más, ese día te perdimos Teresita, nos quedamos irreparablemente vacíos, nos quedamos sin vos físicamente, angustiados, azorados por tanta ausencia”.

María Teresita Serra nació el 22 de julio de 1950 en Paraná. Una de tres hijos de Ramón José Serra y Antonia María Ursini, que al poco tiempo de nacida Marita decidieron trasladarse a la pequeña localidad de Hernández, en el departamento Nogoyá, 88 kilómetros al sur de la capital provincial.

Guardapolvo blanco impecable; muy delgada e inquieta; rubia, de ojos vivaces, enormes, alegres y tan celestes; paseó su sonrisa y buen humor por la Escuela Número 9 Félix Frías, donde cursó sus estudios primarios. Allí creció y vivió interminables e inolvidables tardes de primavera y verano, jugando en las barrosas calles del pueblo que pasaban entre muñecas, casitas y escondidas con amigos. Y también inviernos, esos que aguardaba para recibirlos en cumpleaños infantiles y para soplar velitas de las memorables tortas de nuez que su madre le preparaba para mimarla y malcriarla.

En Hernández también creció y las muñecas fueron dando paso a los libros y discusiones. Cursó la secundaria en la Escuela de Comercio Doctor Sabá Z. Hernández y luego se trasladó a Paraná, donde se recibió de maestra normal nacional en el Colegio Nuestra Señora del Huerto. Y en diciembre de 1968 llegó a Santa Fe para rendir las equivalencias que en ese momento se exigía a quienes no eran peritos mercantiles para comenzar a estudiar Ciencias Económicas en la Universidad Nacional del Litoral.

“Gran amiga, cariñosa, simpática, generosa, excelente compañera, creo que todos los que cursamos con ella entre 1969 y 1971 nunca la olvidaremos. Es que donde llegaba Teresita, con sus grandes ojos azules y su gran sonrisa, nadie podía dejar de quererla”, recuerda Antonia Leyes.

Por esos años inició también la lucha revolucionaria y aunque no llegó a terminar la carrera, abrazó la militancia activa que luego la transformó en defensora de detenidos políticos entre 1973 y 1976, primero en Entre Ríos y luego en Rosario, aún estando perseguida tras el golpe de Estado que sembró tinieblas en el país bajo la autodenominación de Proceso de Reorganización Nacional. Y la noche llegó también para Marita Serra, esa militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) que fue “detenida en averiguación de antecedentes policiales e ideológicos” el 10 de julio de 1976 en el departamento en el que vivía en el primer piso de la calle Paraguay 1.572 de Rosario. De pronto, a las 11.50 de esa mañana de frío invierno, se hizo de noche también en la vida de Marita. Y de repente, ya no estuvo más y quedó solamente el recuerdo.

“Por los lazos familiares, por tu forma de ser, por ese cariño que resiste al olvido y está enclavado en nuestros corazones, te recordamos jugar con nosotros cuando viniste a estudiar a Santa Fe, en la vereda de 3 de Febrero, atrás de la Legislatura. Y sentimos que otra vez nos golpearás la pared de nuestra pieza, al lado de la cama, antes de dormirnos cada noche, desde la casa de nuestra vecina, y disfrutamos tu presencia como el sol que penetra al amanecer. De golpe, otra vez somos chicos y vos esa especie de hermana mayor que juega cuando hay un rato de tiempo. Hasta que vinieron los años difíciles y todos sufrimos. Pero a vos te tocó pagar el precio más alto de esta historia. La angustia. Mirarlos a nuestros viejos en la mesa y no encontrar respuesta. Éramos adolescentes a esa altura y poco entendíamos de esas cosas, pero Tere ya no estaba. Ya no la volveríamos a ver. No la volveríamos a abrazar. No volveríamos a jugar juntos. Pero aún hoy está presente como aquellos días y la extrañamos”, recuerdan sus primos Humberto y Pablo.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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