En nombre del progreso

F. P.
Continuando con el Ciclo de Cuentos Actuados que propone Santiago Marcos, todos los sábados de mayo y junio se presenta Viaje al país de los Naninga en la Casa de la Cultura. El año pasado y durante el verano, el actor y director paranaense puso en escena No sé si he sido claro y Malos augurios, relatos escritos también por el rosarino Roberto Fontanarrosa.
-¿De qué trata esta historia?
-Es otro de sus cuentos desopilantes, con mucho humor y muy llevadero, que narra la historia de una empresa francesa que gana la licitación para construir una carretera que va desde Río de Janeiro a Quito. En el medio del Amazonas se encuentra la tribu de los Naninga. La empresa contrata a un personaje, que es el que compongo yo para contar el cuento, quien tiene que convencer a los Naninga de retirar la colonia para que pase la autopista. Todo contado con mucho humor. Y este personaje se arma de una tripulación muy particular, que lo ayudará a llevar adelante el periplo.
-Esos tripulantes están figurados pues es un unipersonal...
-De alguna forma sí, porque en este cuento, a diferencia de los anteriores, trabajo con elementos de utilería que ayudan a que sea más ágil.
-¿Por qué elegiste los textos de Fontanarrosa?
-Siempre me gustó mucho lo que hace, desde sus trabajos de humor gráfico hasta su literatura. Es un autor muy teatral, tienen mucho de teatro sus cuentos, sobre todo sus personajes. En este caso encontré la vuelta de poder llevarlo a escena sin hacer adaptación. Respeto el texto tal cual lo escribió y creo que eso es lo más rico de la propuesta. La gente se va a encontrar con lo escrito tal cual y no como una adaptación. Por eso los presento como “cuentos actuados” y no como “unipersonales”, donde hay textos dramáticos que se sostienen por conflictos. Acá compongo un personaje y desde ahí narro el cuento, actuando e interactuando con la gente. La idea es poder hacer algo distinto en cada cuento. Creo que Viaje... me despega por competo de los dos anteriores. Es que encontré en ellos una licencia que no me da un texto teatral.
-¿Y qué te permite?
-Poder desligarme, jugar e interactuar más con el público. Es un espectáculo que armo para presentar en cualquier lugar. No dependo de un espacio concreto ni de una iluminación especial porque hago hincapié en la actuación. También la idea es contarlos con lo que tengo a mano, entonces eso me despega bastante y puedo jugar más.
-¿Tomás alguna expresión escénica de referente?
-En cuanto a técnica, trato de no agarrarme de nada concreto más que del texto. Los cuentos tienen mucha imagen, son muy visuales, entonces tomo esas imágenes para ir armando el personaje que narra el cuento. Y eso es lo que me despega del teatro, no depender de una técnica o estar atado a algo, donde tenés que respetar una línea argumental, una estética o responder a ciertos conceptos.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)