Las buenas relaciones con Lousteau, De Vido, Ocaña y Alberto Fernández

Las operaciones de Urribarri

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779

Hace no más de siete meses, un amigo de Sergio Urribarri lo fue a ver a Buenos Aires y lo sorprendió con un dato: “Tengo un amigo para presentarte, que quiere tirarte un par de ideas para tu futura gestión en Entre Ríos”. Urribarri acordó encontrarlo, junto a su amigo, al otro día, en un bar del coqueto barrio de Palermo. Urribarri llegó en tiempo y forma y se sentó solo en una mesa. El amigo no llegó a la hora señalada y el gobernador electo comenzó a ponerse nervioso. A la hora señalada, quien ingresó raudamente fue un hombre alto, flaco, algo desgarbado, con el pelo revuelto, de camisa y hasta con una parte de ella fuera del pantalón. Urribarri se sorprendió y lo observó por unos instantes.

El tipo, de no más de 35 o 37 años se acercó a la mesa, le extendió la mano y le dijo: “Vos sos Urribarri; yo soy el amigo de tu amigo”. El joven se sentó y le dio no menos de siete puntos a llevar adelante en su futura administración, tras la salida de Jorge Busti. Incluso, le dio un paper y le acotó: “Esto es lo que tenés que reclamar para Entre Ríos apenas asumas. Es la deuda real que tiene la Nación con la provincia”. La relación con el joven brillante se fue afianzando. A partir de allí trataron de reunirse no menos de una vez cada 10 días en Buenos Aires.

La semana pasada, antes de aparecer en los diarios digitales, las agencias de noticias o los canales, lo llamó por teléfono para contarle de la noticia: Cristina Fernández de Kirchner, lo había designado ministro de Economía de la Nación para la futura gestión. Obviamente, se trataba de Martín Lousteau, ministro del Banco Provincia de Buenos Aires y considerado una de las principales revelaciones del gabinete que llegará con Cristina K al poder. Ni corto ni perezoso, apenas le contó la noticia, Urribarri le respondió: “Martín, no te olvides que tengo guardado el papel con los datos que me diste sobre la deuda de la Nación con Entre Ríos. Te lo llevo al otro día de asumir” Lousteau estalló en una carcajada y trató de salir del paso con un “no hay problemas”.

En los últimos tiempos, el gobernador electo se ocupó, más que nada, de tejer relaciones y alianzas a nivel nacional, para lograr determinadas garantías a su administración. A la buena relación con el hombre que estará sentado sobre la caja de la Nación se sumaron otras. El confirmado ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, suele llegar por lo menos una vez cada 15 o 20 días a Concordia, para pescar en el lago de Salto Grande y hospedarse en el casa particular de Urribarri. “El Pato logró el apoyo del funcionario para varias obras y proyectos para Entre Ríos”, confesó un allegado, sin querer especificar detalle alguno.

Pero las relaciones también se afianzaron con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, como así también con la ahora designada ministra de Salud y Acción Social, Graciela Ocaña, quien en los primeros días de diciembre abandonará el PAMI Central para hacerse cargo de uno de los organismos más importantes de la estructura oficialista. Si bien “en algo” colaboró la estrecha vinculación que tiene el actual diputado provincial Juan Domingo Zacarías (PJ-Paraná) -también ratificado en su banca-, en especial con la fuerte relación de amistad que el legislador ha tenido históricamente con Ocaña, en el círculo cerrado de Urribarri se indicó que el ex ministro de Gobierno se ocupó personalmente de aceitar y desarrollar la amistad con ambos referentes kirchnerianos.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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