Lo que el agua quita y devuelve

Florencia Penna
La semana pasada se realizó en Paraná, en el Nuevo Cine Teatro Rex, el estreno nacional de Construcción de una ciudad, un documental de Néstor Frenkel. Fue en el marco de un nutrido público, considerando la asistencia promedio a los films menos publicitados que allí se proyectan. Desde mañana se podrá ver en el Cine Odeón de Concordia.
Alejado de la nostalgia y la melancolía, Frenkel logró reconstruir la compleja historia de Federación, a partir del último traslado que sufrió el pueblo tras la construcción de la represa de Salto Grande en plena dictadura militar. El lago artificial originado dejó bajo agua la superficie donde se emplazaba la vieja ciudad, la cual fue demolida. En 1979, la mayoría de los habitantes fueron reubicados en una nueva ciudad “a estrenar”, una maqueta que no tuvo en cuenta las dimensiones psicosociales ni afectivas.
El director y su equipo entraron al corazón de los federaenses, que pudieron relatar con naturalidad, aunque no sin dolor, sus vivencias relacionadas a este hecho histórico, como así también referirse al actual proyecto turístico basado en las termas. Grabado en HD Video y proyectado en 35 mm, este documental no tradicional en su formato, tiene un cuidado estético notable. Desde el manejo del color que recuerda a la fotografía propia de los 70; la tipografía que imita a la usada en los planos de la época; hasta el recurso de aparecer y desaparecer figuras humanas, habitantes modelos como los que hoy podrían simularse en un proyecto arquitectónico en 3D. Todos condimentos que refuerzan la frescura que ya otorga el ritmo de la edición. Hay momentos de mucha emoción y otros de mucho humor en este trabajo realizado con gran seriedad y que seguramente cosechará más que buenas críticas. Las más importantes, la de sus protagonistas, ya las recibió, según comentó Frenkel en diálogo con ANALISIS.
-¿Cómo surgió tu interés para abordar desde el cine la historia de Federación?
-Me habían recomendado conocer la zona de termas, tenía ganas de hacer unas vacaciones tranquilas y partí a esa ciudad medio de casualidad, y así también casi me vuelvo sin conocer la historia. Pero de golpe me la contaron y me pareció increíble, impresionante. Muy original y llena de temas. Más allá del traslado en sí, se desprenden un montón de cuestiones interesantísimas y potentes. Esta historia puede hablar de la de Argentina, de esos años en los que se tiró abajo una ciudad y todo lo que tiene que ver con la memoria y su reconstrucción, la identidad, el progreso. Por otro lado, me llamaba la atención no conocerla ni haberla oído antes. De ahí en adelante todos esos temas me aparecieron en la cabeza.
-De acuerdo a esos ejes temáticos, ¿con qué te encontraste en la ciudad?
-Encontré de todo. Todo tipo de vivencias, reacciones, formas de presentarse ante esa historia. A todos les pasó la misma pero cada uno la vive, la recuerda, o rearmó su identidad a su manera; así que me encontré con muchas historias.
-¿Cuánto tiempo estuvieron trabajando allá?
-El proceso fue largo. Desde que decidí que podía ser una película empecé a hacer viajes, hice tres durante año y medio, y en ese lapso se desarrolló la investigación, escritura del guión, preproducción o como se llame. Y después viajamos un mes ya el equipo completo, para rodar.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)