Una pasión que no sabe de distancias

Marcelo Comas
Nicolás Cardú es uno de esos personajes a los que resulta complicado ponerle un rótulo. Se lo puede describir como un buscavidas, apasionado por las nuevas experiencias y al mismo tiempo un enamorado del deporte. Nacido en Rosario del Tala, inició la carrera de Periodista Deportivo en Buenos Aires y a partir de ese momento se despertó dentro de él una incontenible conexión con la actividad deportiva. En el horizonte asomaba Estados Unidos como una firme posibilidad para desempeñarse en su especialidad, aunque cuestiones de orden legal hicieron que terminara trabajando en una cafetería. Aunque, alcanzó a jugar en la Liga de Soccer local y allí nació el interés por la docencia. Al poco tiempo regresó a la provincia y se instaló en Paraná. La llama continuaba encendida, entonces a partir de sus antecedentes en el país del norte consiguió una interesante formación que en España la trasladó hacia diferentes actividades. Asimismo, el fanatismo por el deporte más popular dio origen a la Filial Internacional River Plate Madrid, entidad de la cual el talense es vicepresidente en la actualidad.
-¿A qué edad dejaste tu Rosario del Tala natal?
-Espiritual, sentimentalmente nunca dejaré mi pueblo, son muy fuertes los lazos que me unen a él y por eso vuelvo y siempre volveré. Físicamente lo he dejado varias veces, es más, esta vez es la definitiva porque ya formé mi familia en España, pero uno nunca sabe; seguiré siempre enamorado de Entre Ríos. Primero me fui a Buenos Aires, en 1994, a estudiar Periodismo Deportivo, carrera que terminé en 1997. De allí en adelante empezó mi raid siguiendo mi amor por el deporte. Viví unos meses en Paraná, intenté hacer algo en LT 14, pero luego me surgió la posibilidad de emigrar a Estados Unidos, donde nunca pude ejercer como periodista por problemas de papeles, entonces tuve que trabajar en una empresa de turismo y en el News Café. Esta última empresa auspiciaba a un equipo de fútbol en la Liga de Soccer local; comencé a jugar en el equipo masculino y a entrenar, y luego dirigí al equipo femenino. Allí fue que me di cuenta de que me gustaba, además de practicar y transmitir los deportes, también enseñarlos. Cuento esto porque, paradoja del destino, es lo que me está “dando de comer” aquí en España diez años después.
-¿Por qué te fuiste a España? ¿Lo tenías pensado?
-No tenía pensado venir a España, me quedé primero por temas laborales y ahora principalmente porque mi actual mujer es española. Pero cuando comenzó la crisis en Argentina, llámese “corralito”, “cacerolazos”, estaba pensando volver a Estados Unidos, pero con el atentado a Las Torres Gemelas demoraban mucho para otorgarme la visa; entonces apareció un amigo italiano al cual había ayudado con un problema en Argentina y me ofreció irme a probar suerte a Italia. En fin, emprendo el viaje y hago escala en Madrid, España. Estando unos meses allí, empiezo a darme cuenta de que iba a tener muchos problemas con los famosos papeles para conseguir permiso de trabajo en Italia; ante la duda, decido quedarme a trabajar en España, en lugares donde no tenían problema en darme un empleo a pesar de mi condición de “ilegal”. Entonces trabajé en la construcción, luego como encargado de compras de un restaurante, hasta mi primer contacto con algo más cercano a mis gustos y a mi profesión, que son los deportes. Por suerte en Argentina, donde estudié Periodismo Deportivo, tuve como materias tres años de Medicina Deportiva, Preparación Física y Preparación Integral del Deportista. Gracias a estos conocimientos me contrató una empresa como socorrista y monitor de natación en piscinas de la comunidad de Madrid; trabajando allí conocí a una maestra y profesora de natación, la que felizmente es hoy mi mujer.
-¿Cómo está conformada tu familia?
-Mi familia aquí en España son mi mujer, Mariluz - Lalú para todos-, que es maestra, y mis niños, Mariluz (diez años) y Álvaro (ocho). Un párrafo aparte para ellos por el aguante que me hacen debido a mis actividades laborales, como árbitro y entrenador, todos los fines de semana y muchas tardes durante la semana también, acompañándome a todos los campos de fútbol a los que me toque ir: en invierno, con nieve, con frío, con lluvia, o en verano con calor, siempre con una sonrisa en las tribunas, más aún cuando estoy arbitrando, que aguantan, sabiendo que al que insulta todo un estadio es su padre. Aunque muchas veces mi mujer tiene que andar parando a los niños o viceversa para que no se peleen con la gente. Y mi familia de Rosario del Tala, donde esta mi querido viejo, Gabriel Turco Cardú, que a pesar de estar hace años muy enfermo aún resiste, con los cuidados de esa gran mujer que es mi mamá, Marisa Elal, y mi única hermana, Lorena. Los nombro a todos porque a pesar de la distancia, siguen siendo de una gran ayuda y apoyo.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)