Más vale tarde…

F. P.
Hace años que la hermosa casona de estilo francés ubicada en Boulevard Gálvez al 1.200 clama por atención. En 1998, la Casa de la Cultura de Santa Fe fue declarada monumento histórico y cultural de la provincia pero esto no fue suficiente para evitar su desmoronamiento. El paso del tiempo y la desidia habían socavado hasta sus cimientos. Requería de inversión y voluntad política, además de la nostalgia que no bastó para impedir los saqueos de la que fue objeto. Entre octubre y principios de noviembre de 2005 fueron sustraídos dos vitrales de la parte superior de dos puertas interiores de madera. Además del robo de piezas, el estado de abandono empeoró con las roturas y las filtraciones de agua. Cada vez quedaba menos de la opulencia de esta hermosa construcción que habita el predio de Boulevard Gálvez y Güemes.
En 2006, el gobierno de la provincia otorgó a la Fundación Amigos de la Casa de la Cultura fondos para recuperar la histórica casa, cuyo proyecto conduce la arquitecta Silvia Bournnissent. Más que reconstruir, el trabajo es de una minuciosa restauración tanto de su estructura como de las valiosas terminaciones y revestimientos que posee, ya que la obra tiene un alto grado de originalidad, pero los materiales primitivos están deteriorados. El objetivo es recuperar la casa. De ahí en más, se prevé darle funcionalidad a cada espacio, pero siempre teniendo en cuenta el criterio de conservar el edificio.
En el marco de los trabajos, un grupo de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la Universidad Nacional del Litoral (FICH), dirigido por el doctor Mario Gardiol, se encuentra relevando y documentando la situación actual y el diseño de los antiguos pisos para su reconstrucción con una técnica muy poco utilizada en el país. Se produce así una relación de transferencia de tecnología en la que varias instituciones y profesionales aúnan esfuerzos.
La casona fue construida en 1910 para el hijo del gobernador Luciano Leiva. Su estilo arquitectónico corresponde a la Belle Epoque, presenta una gran originalidad en su tipología arquitectónica, tanto funcional como morfológica y tecnológica, y tiene detalles exquisitos de ornato, mayólicas, ebanistería, mosaicos venecianos y vitrales.
La casa posee pisos de marquesitas venecianas en distintos espacios de su primera y segunda planta: sala de recepción, baños, pasillos, salas de estar. Todos ellos presentan distintos diseños que combinan diferentes colores y tonalidades, y constituyen una verdadera obra de arte llevada a cabo por algún artesano de la época: cada marquesita mide aproximadamente dos centímetros cuadrados y cada diseño está compuesto por miles de piezas de distintos colores, ubicaciones y cortes.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)