El problema es que la oposición se la cree

Antonio Tardelli
Al anunciar su programa contra la inseguridad en la provincia de Buenos Aires, la Presidenta Cristina Fernández ensayó una oportuna vinculación entre delito y desigualdad social. El cruce es adecuado en momentos en que, como sucede habitualmente, la derecha se regocija agitando los índices de incremento de la violencia urbana, con lo que procura contrabandear integralmente su proyecto. El problema de la jefa de Estado es que comenta como si fuera una columnista de televisión. No se redujo la desigualdad en la Argentina kirchnerista.
Bernardo Kliskberg, experto de la ONU, hace notar que América Latina es la región más desigual del planeta. Estudios del Banco Mundial puntualizan que el 10 por ciento más pobre apenas si se apropia del 1,6 por ciento de la riqueza, contra el 48 por ciento que captura el 10 por ciento más rico. Un trabajo del Instituto de Pesquisa Económica Aplicada verificó la disminución de la desigualdad que se operó en Brasil al mismo tiempo en que la brecha social se profundizaba en países como la Argentina.
La caída de la pobreza no necesariamente supone la disminución de la desigualdad. Muchos registros históricos lo corroboran. Así pues, la realidad más concreta configura siempre escenarios que remiten a preguntas abstractas, cuyas respuestas, abstractas también, proporcionan definiciones que luego, cerrando el círculo, encuentran correspondencias en la realidad.
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