Todos mirando al 2011 en el departamento Uruguay

La saga del Pato, el Mono y el Teta

Edición
853

La sorda interna entre los seguidores del vicegobernador José Eduardo Lauritto y el scelzismo que domina el PJ uruguayense sigue vigente mientras cada uno arma su panorama para el futuro inmediato. La noche del 28 de junio ya empezaban a preparar el 2011: los Scelzi – Bisogni apuestan a la tercera generación y el vice sopesa cada paso que da, analizando si vuelve a la Intendencia o intenta seguir en la provincia.

Américo Schvartzman
(Desde Concepción del Uruguay
especial para ANALISIS)

La noche del 28 de junio, con una rapidez de reflejos envidiable, se mostraron exultantes celebrando el triunfo del justicialismo en el departamento Uruguay. En efecto, en la ciudad cabecera, en Concepción, el intendente Marcelo Bisogni, el vicegobernador José Eduardo Lauritto y el presidente del Concejo Deliberante, Carlos María Scelzi (nieto), pusieron sus mejores caras de alegría para anunciar a los medios el triunfo del Frente Justicialista Entrerriano en el orden local.

Faltaban algunas horas aún para saber qué pasaría en la provincia, pero eso no les importaba demasiado: tenían la certeza de una derrota en Entre Ríos y por eso necesitaban la foto que los exhibiera juntos y exitosos. Por eso informaron rápidamente que “de acuerdo a los datos provisorios, la Lista 501 se impuso a la del Acuerdo Cívico y Social por 2.642 votos, con una diferencia de 300 en el departamento”. Dijeron: “Aspiramos a que estas votos sean útiles para que el justicialismo gane en Entre Ríos”. No lo fueron.

Pero lo cierto es que tras esas caras de alegría persisten grandes desconfianzas y recelos, que se expresan a cada paso en la gestión y que, como es previsible, tienen poco que ver con cuestiones ideológicas.

Es que la interna del PJ Uruguay sigue pasando por ese eje central: Lauritto – Scelzi.

Al inicio de su gestión, el secretario de Ambiente de la provincia contaba azorado a sus íntimos cómo, sin comerla ni beberla, quedó en el medio de la mencionada pelea, que ya lleva varios años. Unos y otros creían que venía de la mano de su adversario, y por eso la estratégica decisión de que una sede de la Secretaría se situara en La Histórica, en lugar de ser valorada como un hecho positivo, era motivo de sospecha y carecía de apoyo por parte de ninguno de los dos bandos.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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