“A mí me pueden hacer un juicio por empobrecimiento lícito”

Soledad Comisso
-¿A qué se dedicaba antes de ser concejal?
-Tenía una producción hortícola, yo los llamaba “tomates con gusto a tomate” porque en los hipermercados se compran tomates que tienen gusto a plástico. Con un grupo de amigos iniciamos esta actividad que siempre me gustó pero no la podía desarrollar, hicimos una importante cooperativa donde proveíamos a los supermercados de la ciudad cuando los dueños eran Abud, Moine y Marcos. Pero luego, cuando estos empresarios vendieron los supermercados a la cadena Norte, de un día para el otro dejamos de ser proveedores y empezaron los problemas. Las ventas bajaron y puse un puesto en la Feria de Salta y Nogoyá, donde estuve hasta 2003.
-¿De qué se enorgullece?
-A mí me pueden hacer un juicio por empobrecimiento lícito, porque tengo menos de lo que tenía. Muchos están en la gestión pública y mantienen su actividad privada y yo no puedo hacer las dos cosas, o me dedico exclusivamente a una u otra actividad. En la militancia hay dos caminos: el de las convicciones y el de las conveniencias. El de las conveniencias es una ruta asfaltada e iluminada que termina en el bolsillo, el de las convicciones es una ruta azarosa y de camino de tierra pero que termina en el corazón. Yo elijo la ruta que va al corazón. He perdido muchas cosas por mantener las convicciones en lugar de actuar por conveniencia.
-¿Qué aborrece?
-Aborrezco la inequidad, porque a veces se pregona desde distintos gobiernos la distribución de la riqueza pero no se hace. Creo que cuando hay que distribuir se tocan intereses, pero esas intervenciones se tienen que hacer sin anestesia. El que más tiene, más tiene que pagar.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)