Los rumores del silencio

Capitulo VI: Relatos de las memorias
Caso 1: El quiebre del silencio
En el año mil novecientos noventa y ocho en la ciudad de Victoria (Entre Ríos) el silencio fue quebrado. Este acontecimiento que produce una ruptura se construye con la aparición de una hija de desaparecidos, cuya madre era oriunda de esta localidad. Paula Cortassa se hizo presente el día veintiséis de noviembre del año mil novecientos noventa y ocho en los estudios de la radio LT39, para reencontrarse con su pasado y con su identidad.
La comunidad toda asistió a este encuentro.
El pasado se hizo presente, para hablar de lo sucedido. Y los medios de comunicación prestaron sus canales para que las palabras puedan circular, ser oídas y escuchadas.
El semanario Paralelo 32 de la ciudad de Victoria expresa en su página once del día veintiocho de noviembre de mil novecientos noventa y ocho. “El feliz reencuentro de una hija de desaparecidos con su abuela materna en nuestra ciudad”. Paula es presentada en palabras para la ciudad de Victoria, en la provincia de Entre Ríos, como una hija a la que separaron de sus padres, porque estos fueron secuestrados, y hechos desaparecer durante la dictadura militar de nuestro país, ocurrida entre los años 1976-1983. Además desde el medio de comunicación se hace un reconocimiento a su identidad, dado que el título del artículo es “Carolina que es Paula”, el nombre que sus papás adoptivos le pusieron es María Carolina Guallane, y el nombre que a ella le pusieron al nacer es el de Paula Cortassa.
El jueves 26 la abuela Alba Correa espera en los estudios de LT 39 la llegada de Paula. La joven viene desde Venado Tuerto, acompañada por sus padres adoptivos, su novio y un pastor del movimiento ecuménico. El momento del reencuentro, del abrazo con su familia biológica sellará ese acto que pudo haber sido íntimo y familiar en un acto abierto para todo público. En la vereda de la emisora la esperaban periodistas de distintos medios de comunicación, tanto locales como nacionales. El encuentro fue mostrado para todo el país, y el silencio se rompió detrás de los abrazos y besos que se extienden entre Alba Correa de Zapata, la abuela materna y Paula Cortassa, la nieta desaparecida durante veintidós años.
Esta vez los habitantes de la ciudad entrerriana no pudieron dejar de ver. Esta joven es hija de Blanca Zapata de Cortassa, una victoriense oriunda de Rincón de Nogoyá, paraje denominado Puerto Esquina, que al igual que otros muchos jóvenes de nuestra ciudad se fueron a grandes ciudades en busca de un futuro mejor.
Este acontecimiento marca un antes y un después. Un antes de silencios, ya por falta de palabras que nombren; ya por imposibilidad de escucha. La palabra desaparecido no había podido ser inscripta como parte de la experiencia colectiva de la ciudad. El reencuentro de María Carolina Guayanes (Paula Cortassa) con su familia biológica, hecho que pudo haber sido un encuentro familiar, se inscribió en la escena desde lo público. Con una gran repercusión en los medios de comunicación de todo el país, como así también en libros, muestras itinerantes, en cine. Aquí es donde las marcas comienzan a emerger, tras la ruptura del silencio. El golpe de Estado ocurrido en nuestro país entre 1976 a 1983, que parecía no haber dejado huellas en Victoria, se hacía presente de otro modo.
Una historia construida por los discursos hegemónicos tan plagadas de secretos, de silencios plenos de significados acallados, estalla. Nos interrogamos ¿qué sucede en un pueblo o colectividad cuando el pasado reprimido regresa para mostrar otra versión de los acontecimientos?
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)