El pacto de silencio

D. E.
No pocos religiosos se hacen cada día la misma pregunta: ¿por qué monseñor Estanislao Karlic ni Juan Puíggari optaron alguna vez por denunciar los hechos graves de puertas adentro del Seminario Menor y esperaron 20 años para recién reconocerlo y estar dispuestos a aportar documentación a la justicia entrerriana? Los más entendidos consideran que pudieron haber existido algunos motivos que incidieron en ese pacto de silencio que hicieron ambos, junto a otra gente del Seminario y del Arzobispado de Paraná. “Muchos sabían esto que ocurría, pero prefirieron callarlo”, dijo a ANÁLISIS un sacerdote. Y acota: “Como había seminaristas que desconocían, otros sabían perfectamente lo que ocurría. Pero lo ocultaron”.
Cuando el joven seminarista oriundo de una localidad de Paraná Campaña optó por denunciarlo ante el entonces prefecto del Seminario Mayor, Juan Puíggari (quien a su vez tenía a su cargo la cátedra de Psicología -ni más ni menos- y de Lógica) corría el año 1993. Por esos días, Karlic oficiaba de mediador entre el gobierno de Mario Moine (PJ) y los gremios estatales, ante la decisión de aplicar la Ley 8.706, por la que se prescindía de más de mil agentes de la Administración Pública, por orden del ministro Domingo Cavallo. El arzobispo en persona era quien mantenía reuniones en su casa del Parque Urquiza para lograr cierto consenso y torcer una medida, a la que inicialmente apoyó efusivamente.
(Más información en la edición gráfica 975 de la revista ANALISIS correspondiente al 27 de septiembre de 2012)