Nada, poco y claro

Hugo Remedi
¿Qué pasó con Paraná, señor gobernador?...
¿Qué pasó con Paraná, señora intendenta?...
¿Qué pasó con Paraná, señor secretario de anuncios públicos?...
En verdad casi nada, según luce a primera vista. Pasó un año de gestión, es decir nada menos que un cuarto del mandato de Blanca Osuna, y la ciudad continúa siendo la capital incorregible de siempre, anestesiada, sitiada por la inercia burocrática y con la mayoría de los problemas estructurales sin resolver.
El eje Nación-provincia-municipio que tanto se usufructuó durante la campaña electoral de 2011, por el momento no ha tenido el correlato esperado y ello es lo suficientemente elocuente apenas uno efectúa un ligero repaso de la ciudad en la que viven 300.000 personas. Aquel discurso alcanzó en un principio para seducir al electorado local, pero no se vio luego plasmado en los hechos.
Hasta ahora la gestión de Osuna no dice prácticamente nada, se agota simplemente en expresiones de deseos y de trabajosos intentos. Sólo abundan los enunciados y los anuncios.
Paraná sigue siendo una ciudad demasiado cara para vivir y la política salarial tiene un atraso significativo que comienza a tener mayor incidencia durante la gestión de Julio Solanas, atraviesa la de José Carlos Halle y se acentúa en la actual. Y cuyo poder adquisitivo se ha reducido –y con viento a favor- en más de un 50 por ciento. Además, se viene acentuando notoriamente el control estatal sobre los gremios.
El tiempo de responsabilizar a lo que se recibió como herencia ya feneció absolutamente, sólo sirve como argumento algunos meses como para hacer tiempo y establecer un correcto diagnóstico, y en ese sentido el oficialismo tomó nota del saldo de la cuenta y decidió en ese rumbo que ya era hora de olvidarse del pasado. A un año ya es tiempo de hacerse responsable de las decisiones propias.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS del 06 de diciembre de 2012)