Los invisibles

Natalia Buiatti
Los invisibles son esas hebillas que se usan para sujetar el cabello. Pequeños broches que se mimetizan con el color del pelo y pasan desapercibidos. Se usan en las peluquerías para sostener un peinado alto y se utilizan también para impedir que algunas hebras rompan con el aspecto general que se le quiere dar al cabello. Pero de ninguna manera podrían agotarse las acepciones del término a esa única definición. Luego de los estallidos sociales de 2001, Eduardo Galeano describía en la contratapa de Página/12: “No sólo en la Argentina, no sólo en América Latina, el sistema está ciego. ¿Qué son las personas de carne y hueso? Para los economistas más notorios, números. Para los banqueros más poderosos, deudores. Para los tecnócratas más eficientes, molestias. Y para los políticos más exitosos, votos”.
Los invisibles son esas personas desaparecidas del sistema, aunque le sirven y lo sostienen. Aquellos que se ganan un sustento diario changueando, cuidando autos, abriendo puertas, vendiendo estampitas, haciendo lo que a nadie le gusta. Aquellos sin edad, niños, adultos y adultos mayores. Esos que para los ojos de una mayoría ciega existen, pero nunca están presentes. ¿Dónde están los invisibles? En la calle. Muchos no existen en ningún registro estatal, no tienen padres ni descendencia genealógica. Muchos no tienen escuela, facultad o trabajo, no tienen religión y menos una casa. Muchos pierden todo grupo de pertenencia y contención social, se les diluye la identidad. Son los desaparecidos sociales de ayer y de hoy, los desaparecidos de todos los días: un bulto en la plaza del centro, un cartonero revolviendo la basura, una familia pidiendo comida.
Al encarar un informe sobre las personas en situación de calle se piensa en números. ¿Cuántas son las personas que actualmente están en situación de calle en Paraná? Según un trabajo realizado por la Asociación Civil Casa Solidaria, existen más de 800 sujetos en estas condiciones. Sin embargo, la pregunta es imposible de responder. No se puede conocer la cantidad exacta de personas en situación de calle en la capital entrerriana, ni en ningún lugar. Las razones por las que no se puede saber están a la vista de aquellos que elijan mirarlo: cómo pensar y llevar a cabo un trabajo estadístico exhaustivo en todo el territorio si la situación que atraviesan las personas que viven en la calle es de una vulnerabilidad extrema. Muchos no llegan siquiera a ninguna institución estatal, o si llegan, luego se van y se pierde todo rastro.
(Mas información en la edición gráfica de ANALISIS del 26 de marzo de 2015)