Las ausencias de Lallana

Por agosto del año 1991, y después de una intervención en el Sindicato de Obreros y Empleados Viales de Entre Ríos (SOEVER), ganó las elecciones la Lista Celeste y Blanca, encabezada por Santiago Gaitán como secretario General y Juan Carlos Lallana como secretario Adjunto, Viviendas y Obras. Muchos recuerdan que Lallana, en esa oportunidad, tenía un Peugeot 504 blanco, bastante despintado y en condiciones deficientes. Vivía en el B° Lomas del Mirador, en un departamento de 3 dormitorios, normal, coherente con su historia gremial. Desde sus comienzos en el sindicalismo lugareño, siempre expresaba que “el gremio era de todos y para todos los trabajadores viales; que no se hacía distinción de banderas políticas”, y que “siempre trabajaría en defensa de los derechos de los viales”.
Fue así que transcurrieron los primeros cuatro años de mandato, sin problemas y trabajando para la gente. Pero para el segundo mandato, en que se ganó las elecciones por un nuevo período, Lallana tomó más protagonismo, debido a que Gaitán optó por dedicarse más a la vida política. Gaitán llegó incluso a la Presidencia de la DPV en la segunda gestión de Jorge Busti y Lallana quedó, de alguna manera, al frente del gremio. Inició así también una nueva etapa en su vida, donde comenzó a destacarse su crecimiento económico. El sindicato alquilaba una casa para los viales del interior que debían asistir a Paraná por razones de salud, situada en Avenida Ramírez antes de llegar a Boulevard Racedo, con un eslogan que expresaba: “Hechos, no palabras”. Lallana comenzó a tener reuniones con una constructora, para construir esta Casa Vial en calle Gobernador Crespo. Se adquirió el terreno y se contrató a la empresa para comenzar con la obra. Sorprendió que, a los pocos meses, Lallana adquirió un terreno sobre calle Blas Parera, antes de llegar a Don Bosco, y allí emprendió la construcción de su casa propia.
(Más información en la edición gráfica número 1038 de la revista ANALISIS del jueves 21 de abril de 2016)