Malena Caraffa: “El Coro es un trabajo de comunidad”

Mariana Bolzán
“Debo dar gracias por tantas cosas” dice Malena cuando nos recibe en un living que denota el intenso trabajo que la ocupa a diario: investigar, estudiar piezas y obras que luego les propone a los coros que dirige. “Me apasiona lo nuevo” cuenta, mientras señala la biblioteca repleta de partituras “y al mismo tiempo siempre me preocupo por rescatar las obras que duermen en los anaqueles de las bibliotecas musicales”. En esa conjunción entre lo nuevo, lo que rompe esquemas y lo clásico nace la creación de esta mujer apasionada por la transmisión de la música y el canto.
Malena –que en verdad se llama Magdalena, aunque pocos la nombren así- cuenta que escucha música todo el tiempo y de todos los géneros: “me gusta todo lo que esté bien ejecutado: lo clásico, lo folklórico, el tango, el jazz, la música latinoamericana. Todo lo que suena bien, donde se ve un respeto hacia el lenguaje musical me gusta. Me gustan las fusiones, pero las cosas bien combinadas. Lo repetitivo, la marcación constante, lo `machacado´, como algunas cosas de la música electrónica por ejemplo, no”.
—¿Cómo comenzaste en el camino de la música?
—Desde muy chica. Yo lloraba pidiéndole a mi mamá que me mandara a estudiar piano. Yo había escuchado el piano en la radio. Después con el tiempo me di cuenta que aquello que escuchaba en una de las radios de Santa Fe, que posiblemente haya sido LT9, era Ariel Ramírez, que tocaba folclore. Iba al Cristo Redentor, las hermanas, que eran Franciscanas de Gante, tenían cuartitos donde había pianos, yo pasaba por ahí y me embelesaba. En ese entonces había una hermana que había venido de Europa, tocaba obras clásicas de una manera maravillosa. Si cierro los ojos, todavía me veo sentada detrás de la puerta, sin que nadie me viese, escuchando esa música.
—¿Dónde naciste?
—Soy de Paraná, soy bien paranaense y defensora de Paraná a fondo. Soy muy entrerriana. Nací en calle Libertad y después vivimos en el llamado Barrio Parque, frente al Club Paraná. Hubo un hecho que marcó mi vida y la vida de mi familia, que fue la muerte de mi mamá cuando yo tenía 12 años. Eso fue crucial para tomar ciertas decisiones, porque me encontré en el camino de la vida sin ese apoyo tan importante que es el de una mamá.
(Más información en la edición gráfica número 1052 de la revista ANALISIS del jueves 8 de diciembre de 2016)