Diálogo con Olga Dive de Fontana, autora de La Educación Especial en Entre Ríos, Pasado y Presente

Rescatar la historia de quienes hicieron escuela

Edición
1076

Por F.K.

—¿Cómo llegaste a la idea de rescatar la historia de un espacio clave en la educación entrerriana?
— En todos los cambios de paradigmas que hubo en estos años fue el del Gabinete el que más aportó a mi vida profesional. Egresé del profesorado en 1965 y desde 1966 comencé a trabajar en el Gabinete de Psicometría, un ámbito totalmente nuevo, donde se trabajaba en investigación, en el momento en que comenzaba la psicología científica. Partíamos de la psicometría, de un trabajo cuantitativo, para conocer la psicología del niño hasta llegar a la inclusión plena y tantos cambios pedagógicos que sucedieron en las últimas décadas. En 1962 Héctor Guionet era presidente del Consejo General de Educación y allí se creó el primer Gabinete de Psicometría del país, el primer hito en educación especial. Desde el momento de su creación, el Gabinete fue orientado para asesorar a los maestros de todas las escuelas de la provincia pero fundamentalmente para poner al alumno en el centro del sistema educativo. Nos capacitamos con herramientas de psicología cuantitativa, con los test, cómo aplicarlos y poco a poco nos comenzamos a alejar de la mirada intelectual o racional del niño pero siempre teniéndolo como centro; con el paso de los años comenzaron a desarrollarse los conceptos de inteligencias múltiples, la neurociencia, todos cambios de paradigmas que vinieron después. De alguna manera el objetivo del libro es el de recuperar esa primera institución que fue clave para el desarrollo de todo lo que vino después. Graciela Iannuzzo ha sido mi guía en la organización técnica del libro, que comencé a armar cuando me jubilé, con una variedad temática amplia que fui decantando, que fuimos trabajando con Graciela hasta llegar a una síntesis.

—En el libro desarrollás el transitar de este cambio de paradigmas de los años ´70 que hoy en día aparece en películas y en series, pero desde lo cercano y tangible que fueron tus experiencias en nuestra provincia.
—Claro. Yo trabajé 30 años allí. Primero fue el Gabinete de psicometría, después fue Gabinete de Psicometría y Psicopedagogía, hasta llegar al Servicio de Apoyo Interdisciplinario Educativo (SAIE). Con el paso de los años tuvimos que investigar, que estudiar las nuevas corrientes, pero siempre teniendo en cuenta qué era lo mejor para el niño. De a poco fuimos creciendo como equipo, con la incorporación de figuras como el fonoaudiólogo, el psicopedagogo, psicólogos, psiquiatras, asistentes sociales… y entre todos trabajábamos para atender al niño de manera integral. Pablo Yulita, que fue nuestro primer psicólogo, junto al profesor Pais, crearon una Secretaría de Extensión desde donde comenzamos nosotros a capacitar a los docentes. En esa época trabajábamos desde una perspectiva homogeneizadora, no desde lo heterogéneo, se implementaba el test ABC de Lourenço Philo que aportaba las pautas madurativas del niño para el aprendizaje de la lectoescritura. Nosotros viajábamos en aviones de LAER a las escuelas de la provincia al comienzo del año y aplicábamos el test al niño para estudiar las pautas madurativas previas a la instancia de la lectoescritura y así se podía trabajar por grupos respondiendo a los conocimientos previos del chico. Luego, con el paso de las décadas, viene la integración y la diversidad, que es algo que me parece fantástico en la medida en que se pueda aplicar en la escuela con una nueva figura que se llamó Maestro Orientador. Hoy en día, más allá de la existencia de los equipos orientadores, de los gabinetes pedagógicos y demás en las escuelas, la educación está en crisis.

—La Educación está en crisis y también viene de la mano de un docente desbordado, que en muchos casos no puede hacer frente a necesidades diferentes como la de tener un alumno ciego o sordo…
—Es que el docente muchas veces está desbordado ante un chico especial, que necesita de un maestro o profesor orientador, desde una pedagogía diferente. Cuando Héctor Guionet creó el Gabinete, también en esos años se fundó la escuela Hellen Keller para los ciegos, trabajando de manera conjunta con médicos, aplicando el método braille, trabajando con el Centro de Ciegos. Ahora, a la distancia, desde afuera del sistema, el docente tiene que estar preparado para no caer en la simple transmisión, en la instrucción, como se decía antes. Es un gran debate

—Cuando recordás esos años, ¿no te da una especie de añoranza?
—Absolutamente. Aún con el cambio de épocas y paradigmas, antes el compromiso era mayor. La cultura y la sociedad cambiaron. Antes, nosotros recibíamos a los padres y aplicábamos estudios para conocer toda la vida del chico, trabajábamos conociendo al alumno.

—Volvamos al libro. Tiene un apartado con entrevistas, con un rescate de las individualidades de personas que también formaron parte de este proceso.
—Yo solo era una integrante del Gabinete pero hubo mucha gente que me ayudó en mi formación y quise rescatar las distintas voces de los que quedaban y de los que quisieron. Poder relatar las experiencias de cómo nosotros armábamos los informes que se corregían en forma conjunta, luego enviábamos a la escuela ese informe y el chico venía a trabajar al Gabinete. En esta parte del libro están las voces de quienes hicieron escuela en la enseñanza entrerriana y que siguen aportando a la educación hasta el día de hoy.

(Más información en la edición gráfica número 1076 de la revista ANALISIS del jueves 19 de abril de 2018)

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