Un pedacito de Brasil en Catalunya

Cuando escuchamos decir Samba na esquina, pareciera que el único universo posible en nuestro imaginario para este conjunto es la icónica esquina de Victoria y San Martín; esquina que los vio nacer hace doce años, un primero de enero de calor denso litoral. Pero lo cierto es que Samba na esquina es mucho más que eso. Durante todo el año, realizan diferentes presentaciones en la ciudad de Paraná -fundamentalmente- y en otros lugares del país cuando los frutos de la dedicación, el compromiso y la autogestión logran alinear los tiempos de los diez músicos y músicas que lo conforman. “En las bandas numerosas es muy difícil coordinar. Nosotros somos diez y un sonidista, que lo contamos como uno más. La logística es inmensa. Es una cuestión que se hace difícil estar de acuerdo, tener los mismos horarios. Un primero de enero, parientes y amigos luego del festejo de año nuevo salieron a la calle a tocarse unos temas y hoy nos encontramos con una banda consolidada, con un repertorio bastante amplio y habiendo tocado en varios eventos públicos y privados dentro de la provincia y en Santa Fe, Rosario y a la vera de ver qué se viene. Es un gran gusto, pero hay que estar todo el tiempo inyectándole ganas, querer hacer cosas, la cosa anda si uno se está moviendo”, detalla Román Del Prado, integrante de Samba na esquina.
Güell Cultural, un espacio amigable
No es la primera vez que este grupo de música tradicional brasilera se presenta en el Güell Cultural que propone todos los años el Casal de Catalunya. Con una capacidad de 60 personas, el salón de la casita de Nogoyá 123 se presta a un ambiente íntimo, donde las fronteras entre el público y el artista casi que no existen. Si suena samba y no se baila, el escenario queda incompleto, hasta se genera cierta incomodidad; esto nunca representó un problema en cada presentación de Samba na esquina. “Una o dos veces por año vamos al Güell, 50 o 60 personas entran ahí. El atributo de ir ahí es que es chico, la gente se compacta ahí y se arma el cachengue. El año pasado fue en invierno, hacía muchísimo frío, pero al ratito que empezamos a tocar, las sillas empezaron a llenarse de pilas de abrigos; la gente estaba bailando. Si vos estás tocando y hay gente alrededor bailando quiere decir que está funcionando”, cuenta con entusiasmo Del Prado y agrega sobre el repertorio que, si bien se renueva todo el tiempo, “se hacen aportes pero siempre sobre el mismo tipo de samba, lo que se llama la samba de raíz. Es de donde sale todo, después hay ramas: samba rock, sambapop. Fundo do quintales, la banda que nosotros tenemos como referente”.
(Más información en la edición gráfica número 1096 de la revista ANALISIS del jueves 16 de mayo de 2019)