Nacida para correr

Claudia Camargo hizo del atletismo una historia de vida muy fuerte. La paranaense nació en un entorno familiar lleno de carencias. El deporte la llevó a trascender hasta ser una de las mejores en su disciplina. Viviendo en Estados Unidos le detectaron cáncer de colon y le dieron meses de vida. Estuvo en coma y tras reponerse le prohibieron correr. Desafío a todos y volvió a la actividad. Al tiempo, clasificó a los Juegos Olímpicos 2008 aunque una lesión la dejó sin competencia. Hoy espera una propuesta para enseñar atletismo.
Pablo Rochi
La vida la puso a prueba y no le regaló nada. Lo que consiguió fue por puro esfuerzo, dedicación y constancia. Empezó atletismo porque no tenía dinero para ir a un club, entonces, “tener unas zapatillas y marchar era lo más barato”.
En el atletismo de largo aliento, Claudia Camargo aún posee uno de los mejores registros de la historia de nuestro país. Llegó a representar a River y a Cruzeiro de Brasil. Después, vivió 8 años en Estados Unidos y 5 años en Marruecos.
Sin embargo, durante su trayectoria debió superar obstáculos muy duros. El primero fue en el 2004, cuando la operaron de urgencia y estuvo un mes en coma inducido. Cuando despertó se enteró que tenía cáncer de colon. Le dieron pocos meses de vida y desde ya le prohibieron seguir compitiendo.
La situación no la amedrentó y ella, “jugada por jugada”, decidió volver a correr. No solo se recuperó sino tiempo después clasificó a los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.
El segundo gran golpe vino al tiempo, cuando una lesión la dejó sin chances de representar al país en la máxima competición. “Me lloré el alma del dolor de no poder ir a los Juegos Olímpicos”, dijo.
Crónica de una atleta que hoy es docente suplente en escuela secundaria y que espera un llamado para contar su experiencia y brindar su enseñanza de vida a los atletas más jóvenes.
-¿Cómo definirías tu infancia?.
-Como una entrada en calor para mi carrera deportiva. Era la hija mayor y la elegida para hacer los mandados. Mi mamá cada vez que me pedía algo, a la vuelta me decía: “Hoy te demoraste más”. Eso no me gustaba. Al próximo mandado lo hacía corriendo y trataba de demorar menos. Lo que arrancó como un juego terminó siendo mi vida.
-¿Porqué atletismo y no otro deporte?.
-Por mi condición económica. Nací en una familia muy humilde. Era más sencillo tener un par de zapatillas medianamente sanas, marchar y correr. A otra cosa no llegaba, no podía. Inscribirme en un club era imposible. Sabía cuáles eran mis límites. Y de adolescente, no tenía dinero para salir; entonces me iba a entrenar temprano cuando el resto llegaba de bailar.
-Estudiantes te invitó a sumarte como atleta del club, pero después te fuiste a River. ¿Cómo fue eso?.
-Mi entrenador del CAE me hace contacto con un dirigente de River, pero para que te acepten hay que avalarlo con resultados. El atletismo en River no es una de las disciplinas fuertes. Yo competía y ellos evaluaban el puesto en el que terminaba. Como en cada carrera hacía podio se dieron cuenta que valía la pena apostar por mí. Hubo un año que gané la maratón de Buenos Aires. Esa victoria permitió que el club considerara una beca deportiva para mi. Con River participé de un Sudamericano y fui subcampeona. En Brasil, me tope con el entrenador de Cruzeiro, a quien le interesaba contar con atletas de Argentina. Me tentaron y acepté. Y me fui a Brasil a correr.
(La nota completa en la edición 1116 de la revista ANALISIS del jueves 12 de noviembre de 2020)