Fernando Zampedri la rompe en el fútbol chileno

La historia del goleador silencioso

Edición
1156

El entrerriano vive un momento de ensueño en la Universidad Católica. Se transformó en el máximo goleador histórico del equipo, además fue el artillero del certamen trasandino por quinto año seguido y sueña con vestir la camiseta de la Roja, pues en poco tiempo más recibirá la ciudadanía. El Toro encontró su lugar en el mundo, no sin antes atravesar muchas vicisitudes, y esta es un poco de su historia. 

Por Álvaro Moreyra

No son muchos los futbolistas que llegan a Primera División, muchos menos los que logran consolidarse en ese lugar. En este contexto, no hay números certeros, pero se calcula que uno de cada 1.000 chicos logra ese cometido. Claro que el promedio baja a la hora de ser una superestrella de la talla de Lionel Messi, Lautaro Martínez, Lisandro Martínez, por citar solo algunos de los campeones del mundo en el Mundial de Qatar 2022. 

No son tantos como se cree por más que en nuestro país se diga con mucha liviandad esa máxima que reza más o menos así: “levantás una piedra y sale un futbolista”. Salen, pero no todos son de elite o se destacan en los principales equipos del mundo.

Hoy en día los futbolistas queman etapas cada vez más rápido. Crecen de golpe y emigran al exterior, ahora a nuevos destinos que ya no son el fútbol europeo exclusivamente, para aliviar un poco las cajas en rojo de los equipos que los formaron. Entonces el gurí, desde temprana edad, es exigido como un grande y, muchas veces, al llegar a la adolescencia se agota y cuelga los botines.

Es un tamiz importante la juventud, porque muchos quedan en el camino. Lo más fuertes, los más preparados mental y físicamente siguen, ojo que también entra en juego el factor suerte para quedar cada vez más cerca del sueño de jugar, de manera profesional, en el primer equipo del club que lo formó.

Habiendo atravesado y superados todos esos obstáculos, hoy en día hay un futbolista nacido en Entre Ríos, más precisamente en la ciudad de Chajarí, que vive un gran momento y que no para de romper marcas y redes: Fernando Zampedri.

Al delantero la fama le llegó pasados los 30 años, pero antes, en su formación y en parte de su vida como profesional, debió atravesar los avatares que vive la mayoría de los jugadores, lejos del glamour de los consagrados que ya con un primer contrato prácticamente salvaron su economía y la de varias generaciones por venir.

Los orígenes como enganche

La familia Zampedri se crío a la vera del río Uruguay. Jaime, papá de Fernando, contó que se instaló en Chajarí luego que la inundación, intencional, para la formación del Lago Salto Grande dejara bajo agua gran parte de Federación y alrededores. Eso fue cuando tenía 22 años, tiempo después nació “Fer”.

“Siempre me gustó el fútbol, pero no jugué en ningún equipo, solo en torneos rurales. De todos modos, siempre tuve una pelota en mi casa. Recuerdo que Fernando tenía nueve meses, encontré una pelota en el patio de casa, la lavé y se la dejé para que jugara. Cuando se la tiré, salió caminando detrás de la pelota”, contó el padre del goleador en un breve diálogo con ANÁLISIS.

(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1156, del día 21 de noviembre de 2024)

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