
Angustia y miedo.
Por José Carlos Elinson (*)
Es la vida de muchos la que nos jugamos, pero en los niveles oficiales, impulsados por los reclamos de los sectores privados, la vida de los desprevenidos y /o desaprensivos parece pasar a segundos o terceros planos para dejar las decisiones políticas, por bien intencionadas que sean, conduciendo la fragilidad de una barca que nos lleva a todos a bordo sin brújula y sin grumete.
Las noticias del día, y de los días pasados, dan cuenta de la detección de nuevos casos de COVID – 19 , con los que se agregan 147 casos en el país, uno de ellos en Concordia.
Ahora bien, poniendo por delante los intereses en la salud de la población, como sostiene el señor Presidente, da la sensación que estamos dejando demasiado abiertas todas las compuertas para facilitar el escape de todas las tortugas.
En un país que no camina al paso de los grandes logros en materia científica, en este caso respecto de cornavirus, sin desconocer los ingentes esfuerzos de nuestros científicos que se han metido en el campo de batalla para pelearle de igual a igual al virus, facilitar el desplazamiento del flagelo no puede considerarse como lo más adecuado.
Si tomamos las tapas de los diarios veremos como las noticias sobre ir abriendo espacios para la recuperación de lo que fueron – y por las que muchos claman-, actividades normales, y el incremento en términos cuantitativos de casos que afloran con su carga nefasta de coronavirus, entenderemos que aún estamos lejos de las soluciones y cerca del problema que insiste en permanecer entre nosotros.
Así las cosas se deduce sin demasiado esfuerzo intelectual, que lo que se trata de destrabar –con todas las precauciones que el caso exige- no alcanza para si no resolver, por lo menos paliar el problema.
La angustia y la ansiedad, justificadas por cierto, juegan en este partido del lado de los contrarios, y de lo que se trata es, precisamente, hablando en términos futboleros, no dejar que ellos nos manejen el encuentro.
Si algo debe quedar claro es que los grandes enemigos en este desaguisado no son en primera instancia el COVID – 19 y sus circunstancias. Son la angustia y la ansiedad las que les abren las puertas para ir a jugar este juego letal que nos incluye a todos.
(*) Especial para ANÁLISIS.