Que no nos ganen la angustia y la ansiedad
Por José Carlos Elinson (*) Es la vida de muchos la que nos jugamos, pero en los niveles oficiales, impulsados por los reclamos de los sectores privados, la vida de los desprevenidos y /o desaprensivos parece pasar a segundos o terceros planos para dejar las decisiones políticas, por bien intencionadas que sean, conduciendo la fragilidad de una