La infancia, rehén de esta tragedia
Los pibes y las pibas de estos pies del mundo vivirán dos años en pandemia. En días donde asistirán a 30 mil contagios por día de un virus que cambia, que muta, que se transforma y está dispuesto a sobrevivir como una cucaracha destemplada. En días donde presenciarán 400 muertes diarias, ya con color de naturalidad porque a la tragedia también se acostumbra. Como al guiso con gorgojos del arroz del estado o a la casa demasiado pequeña para todos o al celular sin datos para entrar al classroom o a la burbuja intermitente que de pronto se esfuma como si fuera de jabón. Hay que cerrar. Aunque el enemigo no cierra.