silla de ruedas

La medallista paralímpica denunció que su silla de ruedas eléctrica fue destruida durante un vuelo. El daño afecta su movilidad y salud. “Ni siquiera puedo estar más de una hora sentada en esta silla prestada, mi cuerpo no lo soporta”, contó.

El primero tiene una parálisis motriz espastica distónica por hipoxia y el segundo lo impulsa en su silla de ruedas para participar de diferentes pruebas pedestres. Hoy ambos están juntando fondos para comprar un silla para correr maratones y cuesta 2.000.000 de pesos.

Empezó con una renguera pero terminaron descubriéndole un tumor. Tras la cirugía para salvarle la vida, no pudo volver a caminar. Matías se deprimió, le dijo a sus padres que quería morirse, pero su vida dio un vuelco cuando conoció a Tango, un perro de asistencia entrenado en una cárcel.