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Presencia afro e identidad: homenaje a María Remedios del Valle, Madre de la patria

El homenaje se realiza en el marco del “Día Nacional de los/las Afroargentinos/as y de la cultura afro”.

La Cátedra Abierta "Presencia afro-latinoamericana y afro-litoral en la cultura argentina" invita al homenaje musical "Presencia afro e identidad: homenaje musical a María Remedios del Valle, Madre de la patria", en formato video, para conmemorar el "Día Nacional de los/as afro argentinos/as y de la cultura-afro". La pieza fue grabada mayormente en el escenario del Teatro Municipal 3 de Febrero y estará disponible el domingo 8 de noviembre en el canal YouTube FHAYCS Audiovisuales, a partir de las 12:00.

Además, LT 14 Radio General Urquiza de Paraná, emitirá durante todo la semana desde el domingo 8, micros específicos de la conmemoración sumándose desde la radio pública a visibilizar y construir memoria sobre la cultura afro. Desde la Secretaría de Cultura de la provincia en tanto, replicarán el vídeo homenaje en su Facebook institucional: Cultura Entre Ríos.

El material audiovisual fue realizado con la colaboración de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la provincia y la Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad de Paraná, quien prestó el escenario del Teatro.

Programa

Cuerda de tambores «Las Dragonas»

Juan Pablo Carrivali

Araceli Tano

Lisandro Solé

Charly Riccardino -Juan Solé-

El dúo Luz Erázun -Ramiro Matteoda

Agustina Monzón -Gustavo Reynoso

Colores Calvi percusión Saxo

Integrantes de la cátedra abierta: Charly Riccardino, Juan Solé, María Paz, Martin Medrano

Coordina: Lic. Mabel H. Masutti

María Remedios

Mujer, afro, enfermera de campaña y soldada en el frente, María Remedios del Valle es símbolo de valentía y patriotismo.

"La Madre de la Patria", así la llamaron a María Remedios del Valle, una argentina de origen africano que nació en 1766 en la capital del Virreinato del Río de la Plata. Ella no fue ama de casa, ni periodista, ni esposa de un político. Su vocación de servicio la llevó a realizar trabajos de enfermería para auxiliar a quienes defendieron la ciudad porteña durante la segunda invasión inglesa, en 1807. 

Su espíritu patriótico la hizo ir más allá, incluso, para tomar las armas. Así lo hizo. Estuvo enlistada en distintas batallas y fue Manuel Belgrano quien, deslumbrado por su compromiso, disciplina y lealtad, la nombró capitana de su ejército.

Participó en la batalla de Ayohúma, Vilcapugio y Tucumán, así como también en el Éxodo jujeño. Perdió a su marido y a sus dos hijos en combate y en los diferentes enfrentamientos recibió incontables heridas de bala y sable en su cuerpo. En 1813 fue tomada prisionera por los españoles, quienes la azotaron por nueve días por haber ayudado a huir a oficiales patriotas en el campo de prisioneros. Esas cicatrices le duraron por el resto de su vida. Finalmente, pudo escapar e incorporarse a las fuerzas de Martín Miguel de Güemes y Juan Antonio Álvarez de Arenales, para otra vez cumplir una doble función, la de combatiente y enfermera. Siete veces estuvo "en capilla", a punto de ser ejecutada por el enemigo.

Una vez terminada la guerra regresó a la ciudad de Buenos Aires donde se encontró con la indigencia. El escritor Carlos Ibarguren afirma que vivía en un rancho en la zona de quintas en las afueras de la ciudad, y frecuentaba los atrios de las iglesias de San Francisco, Santo Domingo y San Ignacio, así como la Plaza de la Victoria (hoy Plaza de Mayo) ofreciendo pasteles y tortas fritas para poder sobrevivir, o mendigando y recibiendo sobras de alimentos provistas por los conventos de la zona.

Su suerte cambió en agosto de 1827 cuando el general Juan José Viamonte la reconoció pidiendo limosna en las calles de la Ciudad de Buenos Aires, ya hundida en una extrema pobreza. Viamonte -una vez elegido diputado- solicitó ante la Junta de Representantes de la Provincia de Buenos Aires que se le otorgase a María Remedios una pensión por los servicios prestados a la patria.

El 11 de octubre de 1827, los diputados de la Junta dijeron de ella: “Es una heroína”, “una infeliz que si no fuese por su condición se habría hecho célebre en todo el mundo”, “una mujer de mérito que no merece que olviden sus servicios”. Al finalizar la sesión se aprobó unánimemente su reconocimiento como capitana de infantería y la pensión correspondiente, a lo cual se le sumaron confeccionar una biografía y mandar a hacer un monumento. Sin embargo, estas propuestas no hallaron su curso.

Más tarde fue ascendida a sargenta mayor de caballería y a comienzos de 1830, fue incluida en la Plana Mayor del Cuerpo de Inválidos con el sueldo íntegro de su clase. El reciente gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, fue quien decretó su jerarquía de sargento mayor. Le aumentó su pensión de 30 pesos, un aumento sustancial para la época, y en gratitud hacia quien la sacó de la miseria, cambió su nombre a Remedios Rosas.

Murió el 8 de noviembre de 1847 sin haber recibido en vida el reconocimiento por su colaboración en la Guerra de la Independencia argentina. La narrativa histórica tampoco le había dado -hasta ahora- el lugar que se merece junto aquellos héroes y heroínas comprometidos, valientes y generosos que han puesto su vida entera al servicio de la Patria.

Desde que se sancionó la ley 6852, en 2013, el 8 de noviembre se declaró el  “Día Nacional de los/las Afroargentinos/as y de la cultura afro” en conmemoración de María Remedios del Valle, a quien el General Manuel Belgrano le confirió el grado de capitana por su arrojo y valor en el campo de batalla.  

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