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Letras: "la escritura saca algo de nosotros que no sabíamos que teníamos"

Belén Zavallo

La escritora y docente entrerriana, Belén Zavallo, hace un balance del taller Nos/Otros en el Texto que coordina junto a Manuela Mántica, habla sobre sus proyectos y adelanta las publicaciones venideras.

De ANÁLISIS

Por Sofía Arnaudín 

La joven poeta cosecha los frutos de su sensibilidad. Sentada en el living de su casa, Francisca, su hija de cuatro meses, balbucea entre sus brazos como si completara esos lazos que la poesía le ofrece desde lo vital y de los que ella habla y se refiere, como una herramienta para comprender y transformar los mundos que habita.

Así lo hace cuerpo en sus producciones literarias; producciones que concibe con y desde el otro “Presumir que escribir es una tarea solitaria es un error, me parece que es mucho más enriquecedor y significativo cuando se hace en conjunto y en este caso no sólo lo digo como coordinadora del taller Nos/Otros en el texto -que tenemos con Manu (Mantica) y que celebramos este año el tercer aniversario- sino que también he participado en otros porque de verdad creo que la mirada y la escucha siempre hacen que uno crezca y que el texto recobre otra idea, otra significación”, asegura, en diálogo con este medio.

Belén Zavallo creció en Viale. Hoy reside en Paraná donde hechó sus raíces y ejerce la docencia, hace 15 años. Profesora de Literatura, escritora, poeta, librera, madre, hermana, hija. Coordina el taller de poesía Nos/Otros en el Texto junto a Manuela Mántica, desde el año 2019, año en el que también dio a luz su primer fanzine titulado Todos tenemos un jardín y que fundó un nuevo universo: el de las publicaciones.

Con el poeta Washinton Atencio, lleva adelante “Jacarandá Librería”, un proyecto que engloba libros de poetas de todo el país y que hoy está participando de la VIII Feria del Libro de Paraná.

La escritura, la maternidad, las publicaciones, el taller, las ideas, las mujeres de su vida; su participación en la publicación de Arroyo Ediciones, de la poeta Pipi Bosch, las convocatorias, una novela pronta a salir, de todo eso conversa, rodeada de un jardín de flores que crecen.

-A pesar de lo particular de este 2020, es un año lleno de novedades para Belén Zavallo…

-Sí, muchas novedades. Participé en la convocatoria de los poemas sobre el río que organiza Ferny Kosiak con editorial Camalote y quedé seleccionada entre nombres de poetas muy importantes que los dará a conocer él en su momento y que reivindican el mundo literario y poético del litoral y de otros lugares del país; me asombró muchísimo encontrarme entre ellos. Por otro lado, la convocatoria de Pipi Bosch que maneja la editorial Arroyo Ediciones, quien organiza hace muchos años el festival de poesía de Arroyo Leyes y que el tercer sábado de enero se realizará de manera presencial y que será el primer encuentro literario desde la pandemia. Ella me convocó y hace poco me dio la noticia de que me tiene publicada; ahora está cosiendo los libros. Tienen esa particularidad; las tapas las hacen con bolsas de residuos que también dice mucho de la poesía, es un mensaje que conmueve un montón y que parece increíble en estas épocas. La respeto muchísimo por ese trabajo que hace. Es una editorial más en este año que ha sido tan particular por la pandemia y para sostenerse económicamente. Además, nosotros que manejamos Jacarandá con Washinton (Atencio) también sabemos que no es fácil sostenerse escribiendo y vendiendo libros, es decir, dentro del círculo de escritores jóvenes contemporáneos, ninguno vive de la escritura, ni aún quien haya hecho muchas publicaciones. Es una de las quejas de los poetas y las poetas que surge que siempre que hay una convocatoria municipal o provincial, en la que se presume que quienes van a leer algo, van gratis. No sé si es un desprecio, pero sí una subestimación como si la escritura no fuese una labor que insume tiempo, que exige recursos y que presume un pago por eso.

-En relación al proceso de escritura ¿cómo transcurrió este año tan particular?

-Durante todo este año pude sostener la escritura que es algo vital para mí y que lo pude hacer gracias al apoyo de la familia que tengo constituida, donde siempre respetamos los deseos del otro y demás, pero gracias también a los talleres. Presumir que escribir es una tarea solitaria es un error, me parece que es mucho más enriquecedor y significativo cuando se hace en conjunto y en este caso no sólo lo digo como coordinadora del taller Nos/Otros en el Texto -que tenemos con Manu (Mantica) y que celebramos este año el tercer aniversario- sino que también he participado en otros porque de verdad creo que la mirada y la escucha siempre hacen que uno crezca y que el texto recobre otra idea, otra significación. Participé en tres mundiales de escritura en este tiempo, en un taller con Santiago Llach con el que reescribí y terminé una novela que atraviesa un tema de género, sin la bajada de línea o necesidad de dejar un mensaje, pero sí experiencias que nos han tocado en la vida, a mí y a mi hija mayor. Después estuve en corrección y en clínica con Horacio Fiebelkorn, poeta y escritor de La Plata; en talleres de lectura con Daniel Durand; o sea, poetas a nivel nacional que gracias a la virtualidad pude sentirme cerca. Fue un riesgo y una aventura escucharme entre otros y me ayudó a limpiar un montón, a desmalezarme de vicios, a poder tener también esa forma que uno va madurando y que cuando recibe una crítica sabe que es una construcción del texto y no un ataque a quien escribe.

-¿Y con respecto al taller Nos/Otros en el texto?

-Este año el taller fue increíble. Al principio y como todos, suspendimos la presencialidad, dejamos una semana sin taller porque pensábamos que volvíamos. Después lo hicimos virtual y cuando difundimos esa virtualidad, se sumó gente de muchos lugares, o sea que el taller creció. Hay gente que vive en la provincia, en el país o fuera de él; se conectaban con nosotros y estaban escribiendo y era maravilloso porque podíamos percibir esa mirada poética totalmente distinta; siempre se expande el horizonte cuando uno escucha a otro con una realidad de la que uno no tiene conocimiento. Cuando llegamos al taller presencial más o menos vamos a llegar de la misma manera vestidos, nos vamos a sentar en el mismo lugar, pero cuando se abre una ventana y ves del otro lado cómo vive alguien, si está en un lugar en el que muestra un paisaje alucinante, si está en un lugar donde se muestra la vulnerabilidad de la situación y aún así lo primordial en ese momento es el compartir con nosotros, es maravilloso y es conmovedor. Con Manuela siempre priorizamos eso, el lazo humano, porque en la escritura está el cuerpo y nosotros lo vivimos así. Cuando uno escribe pone su escritura, su memoria, su percepción de la vida y de las cosas; la poesía tiene que ver con eso, con el cuerpo presente, con lo que el lenguaje no alcanza a decir, pero aparece dicho de otra forma con los recursos que ella nos ofrece para poder decir cosas que habitualmente no podríamos en la literalidad.

- En relación a otras transformaciones que tienen que ver con vos, esta nueva maternidad… ¿cómo incidió en tu escritura, en tu percepción de las cosas?

-En la escritura, para mí, siempre está presente la maternidad; creo que la lengua es materna. Cuando uno adquiere el lenguaje lo hace a través de la madre y lo siento en Francisca, que tiene cuatro meses y me imita cuando yo le hablo. Desde ahí creo que una siempre recupera la lengua de la madre, lo que la madre le contó, le dijo, para hacerla en su identidad y para también deshacerse de mandatos que vienen junto con lo que la madre nos dice. Siempre me parece que como madre vivo un poco la vida de mis hijas y como hija también recupero la historia de mi madre. Para mí, las mujeres en mi familia son sumamente importantes, diría que están desplazados los hombres; las mujeres, quizás -justamente por su relación con el lenguaje- son las que están en mi podio. Mi hermana es profesora de Literatura al igual que yo, por eso viene mi afinidad hacia las letras, varias tías, primas, lo mismo; nos sentimos cercanas gracias a eso. De hecho, durante el embarazo, escribí un diario para Francisca -que seguramente se lo regalaré cuando tenga su edad como para poder leerlo- donde atravieso el embarazo sin estas idealizaciones, contando cada uno de los detalles, contando como también el cuerpo se va convirtiendo en un cuerpo extraño y ajeno, la importancia del deseo en la decisión de maternar. Creo que era vital en ese momento tener esa conexión con la escritura y lo hice así.

-¿Sentís que llegaste a un punto de madurez de tu escritura? ¿crees que existe ese concepto?

-No sé si uno deja de crecer para arriba, o para los costados o para abajo, es como que la escritura también es tan orgánica como una planta o como un árbol que se desarrolla y uno no sabe hacia dónde. Cuando encuentro textos viejos míos puede ser que me avergüence demasiado o que me desconozca, eso es lo más asombroso de la escritura, saca algo de nosotros que no sabíamos que teníamos. La escritura cuando es vital se extiende y se transforma.

-Desde que sacaste Todos tenemos un jardín, tu primer fanzine, en 2019, hay un crecimiento muy prolífero en tu obra…

-Publicar es exponerse al hachazo o al abono. A mí me hizo muy bien escribir el fanzine y publicarlo porque hay un montón de cosas que le cambiaría y otro montón que me encanta leerme de esa manera. Creo que cuando hicimos la reunión con Ferny (Kosiak) y estuvimos editándonos y leyéndonos, de eso no modificaría nada, hasta el contexto dentro en el que lo hicimos, que fue una feria del libro. Después, cuando se agotó la segunda edición del fanzine, él me preguntó si queríamos hacer otro y le dije que no; para mi ya estaba cerrado Todos tenemos un jardín, y me pareció acertada la decisión porque yo ya no escribo como en ese momento. Después de ahí, es como bracearte con la lengua ajena, es despertar el interés en alguien que uno no lo espera. Me pasó también ahora, con la reescritura de la novela que no he publicado que se llama Las Armas, quienes la leyeron dentro del grupo de conocidos, me dijeron cosas muy enriquecedoras y también una mirada que te dan dentro de la confianza para pensar en publicarlo.

-¿Cuándo saldría?

-Tengo algunas propuestas de editores, pero estoy esperando que mi hija la lea, porque la implica. Así que será cuando a ella le parezca que está bien y me de el Okey; tiene muy presente su cuerpo desde mi mirada, por eso quiero preservarla. Más allá de la publicación, es algo que el sólo hecho de haberlo terminado me reconforta. También va a ser como cerrar una herida.

-Hablabas de despertar el interés en alguien que no esperabas con tus producciones, desde el taller ¿cómo se vive eso con la escritura del otro?

-Haciendo uno se va construyendo, cuando nosotras empezamos el taller no teníamos experiencia como coordinadoras, aunque dentro de la docencia eso esté mechado. Igualmente, nosotras no estábamos enseñando a escribir, recibíamos gente que ya sabía y que necesitaba tener el momento de expresión, tener disparadores de consignas que los inspirasen, después fue mutando. Empezamos con la clínica, la edición, un trabajo más fino que nos lleva más tiempo y que lo pudimos hacer pensando en que el otro también se implique en la escritura de cada compañero. Eso fue muy importante porque cada uno podía reconocer el registro del otro, entonces habla de eso que nos da el poder compartir, de reconocer en el otro la palabra, el modo, el gesto poético, es decir, la importancia de la escucha para el que nunca había sido escuchado por nadie. De hecho, hay personas que van a publicar ahora sus textos que salieron del taller.

-Van a festejar el cierre del taller en Parientes del Bar, el 17 de diciembre…

-Sí, hacemos la despedida del taller con un recital de poesía, como hemos hecho los años anteriores, en Parientes del Bar. Es un espacio cultural que aloja una diversidad de propuestas y artistas y tiene esa calidez y ese espacio tan autóctono: Puerto Sánchez, el río, las canoas, la arena… así que están todos invitados. Hay que comunicarse con el bar para reservas, porque suele ser muy concurrido.

-¿Están pensando en la cuarta temporada?

-Sí, la cuarta temporada la vamos a arrancar en marzo. Tenemos la idea de presentar en febrero un programa anual recorriendo distintos movimientos artísticos y autores para que quien empieza sepa por dónde va, independientemente del momento del año que sea. Pensamos que es posible volver a la presencialidad, pero la ventana que se nos abrió a otras provincias y a otras personas no queremos que se nos cierre, así que también vamos a seguir tal como estamos en esta semana de los martes, nos vamos a seguir encontrando con ellos.

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