
Mario Alberto Juliano es juez de Necochea y titular de la Asociación de Pensamiento Penal de la Argentina.
El titular de la Asociación de Pensamiento Penal de la Argentina y juez de Necochea, Mario Alberto Juliano, celebró que nuestra provincia haya puesto el pie en el acelerador respecto al juicio por jurados: "Me alegra que Entre Ríos esté dando este paso", aseguró el especialista. En esa línea, consideró que este paso es "trascendente" ya que "hace a la consolidación del sistema democrático".
"Es necesario señalar que el juicio por jurado es una forma de juzgamiento que no significa que sea la panacea universal que nos conforme a todos. Claramente entre el juzgamiento que producimos una determinada aristocracia como somos los abogados y abogadas y la posibilidad de que este juzgamiento lo hagan los pares, lo haga la ciudadanía, indudablemente para una democracia no hay punto de comparación", aseguró.
En declaraciones vertidas a FM Universidad, describió como ha sido el proceso de implementación en la provincia de Buenos Aires: "En Buenos Aires hace casi cinco años que tenemos jurados populares. Hemos hecho casi 350 juicios y sólo ha habido dos juicios que han sido discutidos y generaron alguna polémica interesante. Imaginemos el mismo volumen de causas importantes y graves en manos de la justicia profesional, creo que la controversia siempre es mucho más ámplia".
Respecto a las dudas que generan los criterios de quienes serán los que integren los jurados, Juliano explicó: "Los abogados y las abogadas somos, supuestamente, especialistas en interpretación de las leyes. Estudiamos legislación, no estudiamos comportamiento humano ni la valoración de dicho comportamientos, no estudiamos si un hecho está o no probado de acuerdo a un criterio del sentido común. Es una primera cuestión a desmitificar. La abogacía se apoderó del juzgamiento de los casos, que obviamente no lo hacemos de modo muy distinto a lo que lo puede hacer la ciudadanía. Me permitiría asegurar que la ciudadanía tendría más rigor, con mucha más mesura y sentido común de lo que lo hacemos los jueces profesionales".
"El juicio por jurado es dirigido por un juez o jueza profesional que es el encargado de decir que pruebas van a ser sometidas al conocimiento del jurado, el que dirige el debate y fundamentalmente el que explica el derecho aplicable. Después está el fiscal, los defensores y la querella, que ellos explican y plantean al panel de jurados sus distintas hipótesis y miradas frente a un caso. Lo cierto es que de las compulsas que se hacen todo el tiempo con los jurados, yo diría que es insignificante el porcentaje de personas que dicen que no han comprendido el sistema de juzgamiento, pero la mayoría aseguran que no tienen inconveniente para desempeñarse correctamente", describió.
También se refirió al método de conformación de los jurados y la posibilidad que tienen las partes de recusar (apartar del jurado) a un límite determinado de personas "a los fines de preservar el principio de imparcialidad". En esa línea, aseguró que el jurado popular es un "sistema superlativamente superior al de la justicia profesional" y ejemplificó con el método de recusación: "Un fiscal, una querella y un defensor pueden recusar del jurado sin expresión de causa a una determinada cantidad de personas, mientras que en el caso de la justicia profesional debe haber un motivo y causa concreta".
Por último, también señaló que el juicio por jurados permite que las decisiones no sean tomadas desde una esfera cerrada y casta privilegiada gracias al desconocimiento entre quienes conforman el panel: "Ayer tuve mi sexto juicio por jurados y les pregunté si se conocían entre sí. Ninguno de los 12 jurados se conocían entre sí. En cambio, en el ámbito de la justicia profesional, yo hace 21 años que trabajo en mi tribunal y comparto con las juezas hace 15 años, nos conocemos los pelos y señales".