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Vecinos de la obra de calle Catamarca insisten con que se tapen los pozos por los insectos

Pozos de la obra de calle Catamarca

El agua se acumula en contra de todas las advertencias que se realizan desde el Estado para evitar el dengue.

De ANÁLISIS

Los vecinos de la trunca megaobra de calle Catamarca insisten en que los inversores tapen los pozos que se cavaron en los comienzos del emprendimiento. No es la primera vez que los vecinos hacen este reclamo ya que desde octubre del 2018 vienen alertando sobre los riesgos que tiene el estado de situación del terreno lindero. 

Tal como se refleja en las imágenes, los pozos cavados por los inversores generan las condiciones para que la estructura de las casas vecinas sufran alteraciones y rajaduras. Pero además, con la caída constante de agua y el abandono del terreno, es un lugar ideal para la aparición de plagas e insectos que ponen en riesgo la salud de todos los vecinos de la cuadra. 

La aparición de más de 15 alacranes fue lo que terminó de cansar a los vecinos por el riesgo que esto implica. Además, los pozos llenos de agua son un espacio propicio para la propagación de mosquitos que pueden propagar los virus del dengue. 

Un proyecto paralizado por violar normas

El periplo del proyecto que se proponía construir el edificio más alto de la región lleva muchos años de conflictos. Pensado en la vieja casa de Enrique Mizawak -donde también funcionó el Suoyem- en calle Catamarca a metros del parque Rosedal, la obra no cumplió con las normas que rigen este tipo de construcciones y la Justicia le fue poniendo freno al emprendimiento gracias al accionar amparista de los vecinos linderos. 

Desde que el Poder Judicial comenzó a limitar la práctica empresaria, los inversores intentaron presionar para torcer las decisiones judiciales pero ante la situación de conflicto permanente decidieron paralizar la obra. Esto provocó que una inmensa grúa -actualmente ubicada en calle Villaguay- que sirve para construir en altura esté parada en el terreno poniendo en riesgo a los vecinos durante varios meses. 

El otro problema ligado a la paralización de la obra es el de los pozos que cavaron para los cimientos. Los mismos quedaron a cielo abierto provocando que se llenen de agua ante cada lluvia. Este agua se filtra por las bases de los agujeros y genera perjuicios estructurales en las casas vecinas. Además, son un espacio fértil para la propagación de plagas e insectos. 

Los vecinos insisten en que los inversores tapen esos pozos. 

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