
Daniel Enz
(de ANALISIS)
Gustavo Bordet logró un contundente triunfo y ello no fue sorpresa para nadie. Cambiemos no pudo achicar su diferencia respecto de las elecciones PASO, pero el peronismo, sin el urribarrismo, volvió a ser una aplanadora en la provincia. No obstante, lo más saliente fue la amplia victoria de Adán Bahl sobre el intendente de Paraná, Sergio Varisco, quien de esta manera, seguramente se despedirá de la actividad política, máxime teniéndose en cuenta que en tres meses tendrá que afrontar el juicio oral por la causa denominada narcomunicipio y responderle a la justicia sobre sus vinculaciones con sectores del narcotráfico. Incluso, puede sufrir una dura condena judicial y hasta pena de prisión por varios años, no sólo por haber pactado con una estructura narco, sino también por haber permitido el ingreso al municipio de numerosas personas vinculadas a la comercialización de drogas y varias de ellas hasta terminaron detenidas en los últimos años.
Varisco nunca reconoció ese pacto con el narcotráfico. En vez de dar un paso al costado, obligó a Cambiemos a sostenerlo como candidato, pese a las pruebas en su contra, no le importaron demasiado las contradicciones que le generaba al gobierno nacional esa situación, ni tampoco el malestar que existía en demasiados ciudadanos paranaenses por sus relaciones con uno de los principales jefes del narcotráfico en Entre Ríos, actualmente preso por varias causas. Ni él ni su entorno aceptaron sugerencias y arrastraron a Cambiemos a una fuerte derrota y a la recuperación del municipio por parte del PJ.
Bordet se posicionó en un lugar de importancia con sus 20 puntos de diferencia sobre el candidato a gobernador de Cambiemos. Es un llamado de atención para la fórmula Fernández-Fernández, en los pasos que vienen a partir de los próximos días. Hay quienes sostienen, en los alrededores del gobernador reelecto, que no habrá que adoptar decisión alguna en torno a quiénes serán los candidatos a legisladores nacionales del PJ y dejar que lo resuelvan Alberto Fernández y Cristina Fernández. Eso podría determinar que la fórmula ubique a gente del urribarrismo -liderado por el exgobernador Sergio Urribarri-, quienes no aparecieron en ningún acto de campaña de Bordet desde antes de las elecciones PASO. Es más: varios se ocuparon de conspirar fuertenemente en la campaña, en especial en Paraná, con el vicegobernador Bahl, a quien el urribarrismo se la tiene jurada políticamente, por haberse distanciado desde fines de 2015.
Urribarri y varios de sus allegados políticos, precisan fueros legislativos para lograr privilegios ante las innumerables causas judiciales que afrontan por delitos de corrupción de los últimos años. Y ese será el objetivo político desde este lunes post-elecciones.
Los Fernández saben que precisan de la buena imagen de Bordet para ganar las elecciones nacionales en Entre Ríos y que Urribarri hoy sigue teniendo una de las peores imágenes políticas del peronismo entrerriano. Urribarri preside la Cámara de Diputados pero prácticamente no vive en la provincia, ni la transita, porque teme a la exposición y al cuestionamiento público por la forma que se enriqueció en sus dos mandatos, tanto él como sus familiares directos y varios ex funcionarios de su entorno. Entonces esa es la pregunta del millón. De cuánto puede resignar en Entre Ríos la fórmula del PJ nacional, por algún capricho del ex gobernador, en su peor momento político, a contrapelo de una figura como la de Bordet, que construyó de otra manera, que demostró distancia de episodios de corrupción y que siempre apostó al consenso, pese incluso a no mostrarse públicamente con el ex gobernador.
Está claro que Bordet no es Urribarri y por eso la gente lo votó masivamente. Pero el exgobernador sueña con el retorno al poder, de la mano de la fórmula Fernández-Fernández y de esa manera volver a ser el jefe del peronismo entrerriano, por más que Bordet sea el hombre del consenso. Y en los alrededores del actual gobernador y del intendente electo Bahl, existe cierta preocupación sobre el tema, aunque nadie lo quiera reconocer públicamente. Son conscientes que un reposicionamiento de Urribarri y sus hombres más cercanos les quitaría poder y les significaría lo más parecido a un co-gobierno en la provincia y en el municipio capitalino, pese a la contundencia de las elecciones de este domingo.