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Triple crimen de Bajada Grande: “Con los Álvarez éramos amigos”, dijo Alexis Siboldi

Se desarrolló una nueva jornada en el juicio que ventila lo ocurrido el 25 de mayo de 2019 en Bajada Grande, cuando tres personas fueron asesinadas brutalmente en la casa donde estaba Oscar Siboldi y sus dos hijos, Alexis y Brian.

El tribunal compuesto por Alejandro Cánepa, Rafael Cotorruelo y Alejandro Grippo escuchó al imputado Alexis Siboldi que, al igual que su padre y hermano, amplió su declaración indagatoria y respondió preguntas.

También se oyó al médico forense Walter Aguirre, que después del violento episodio llevó a cabo las tres autopsias de Miguel Aguirre de 35 años; y los hermanos Luciano Álvarez de 37 y Martín Álvarez de 29 años. Declaró el jefe de la División Escopometría del área Criminalística de la Policía, Claudio Berón; y Liliana Giles, la suegra de Brian Siboldi.

Los fiscales Patricia Yedro y Martín Wasinger intentan probar la responsabilidad de los tres Siboldi en el triple crimen. Los defensores particulares Natalia y Alberto Salvatelli, por otro lado, intentan demostrar que sólo Oscar Siboldi disparó contra las víctimas, en un acto defensivo.

“Con los Álvarez éramos amigos”

Alexis Siboldi declaró este viernes frente al tribunal que lo juzga a él, su hermano y su padre por el triple crimen de Bajada Grande. Fue el tercero de los tres en desarrollar frente a los jueces un relato sobre el episodio violento que los deja en una posición defensiva.

Contó que esa noche comió pescado en la finca donde su padre cumplía una prisión domiciliaria morigerada por el homicidio, en 2018, de Brian Farías. Después se fue a su casa y más tarde volvió al lugar. El joven declaró que Martín Álvarez comenzó con la violencia. “Empezó a agitarla, decía que nadie le faltaba el respeto. Salió mi hermano y mi papá para sacarlos. Aguirre a mitad de camino lo agarró a Brian y le gatilló en el cuello. Lo empujé a Aguirre y le gatilló en el pecho. Se fueron, se calmó. Mi papá cerró el portó y dijo que nos metamos. Empezaron a pelear entre Martín y Luciano, entre ellos. Luciano abrió la reja y se escucharon dos disparos afuera. Cuando entramos en un momento apareció Luciano”, aseguró.

Agregó que cuando inició la pelea en el interior de la vivienda, Aguirre estaba forcejeando en el piso arriba de su padre. Es lo mismo que contaron los coimputados. Con el transcurrir de la audiencia, horas más tarde, uno de los testigos científicos descartó esos relatos asegurando que las manchas de sangre estampadas en el lugar indicarían que la persona cayó después de los disparos.  

“Me agarraron los Álvarez de atrás, del cuello. Me apretaron y me llevaron afuera. Cuando iba a la altura de donde está el león, escuché disparos y de ahí no recuerdo mucho. Mi papá me levantó y me preguntó si estaba bien. Estaba bañado en sangre”, describió. “Mi cuñado me dio un trapo. Cuando salí me siguió un auto. Agarré para el lado de la costa hasta que se terminó la calle, me lavé la cabeza en el río. Y mi cuñado me dijo corré que viene un auto atrás. Se veían las personas asomadas por las ventanillas. Corrí, mi cuñado se perdió en la maleza. Me dispararon cuando iba corriendo. Crucé una laguna y cuando llegué a la costa esperé porque no daba más”.

Más adelante dijo que “con los Álvarez éramos amigos”. “El arma que tenía Luciano Álvarez en varios momentos me la mostró. Me decía que era triple acción. Nunca tuvimos problemas. Nunca me había faltado el respeto. Hasta una 38 me mostró. Tenía una empuñadura verde o marrón. Mi casa es al costado de la casa de Luciano, por un pasillo, ahí atrás”.

Triple homicidio

El médico del Servicio Forense del Superior Tribunal de Justicia, Walter Aguirre, declaró los hallazgos en las tres autopsias.

Dijo que los tres cuerpos presentaban dos disparos cada uno. A Miguel Aguirre le dieron un balazo en el tórax y después otro en la cabeza. Aseguró que el cuerpo su cuerpo presentaba más lesiones que llamó “traumatismos contusos o contusiones”, es decir que eran “golpes sin rotura de la piel” y otros “que sí tenían lesiones en la piel o contusos cortantes”.

En referencia a la autopsia de Luciano Álvarez describió que tenía una herida de arma de fuego en un brazo y otra en la cabeza. Añadió que tenía una lesión en el tronco nasal “provocada por un golpe con elemento duro; y otra lesión contusa cortante producida con un elemento duro y plano en la mano derecha”.

La tercera autopsia constató un disparo en la ingle y otro en la cabeza. Sobre las tres intervenciones subrayó que los disparos se realizaron a corta distancia o casi apoyados sobre los cuerpos.

La escena

Claudio Berón, jefe de la División Escopometría de Criminalística declaró extensamente. La disciplina que practica combina técnicas y procedimientos derivados de la física y se basa en mediciones y observaciones aplicadas a distintos objetos de estudio. En este caso, las observaciones se realizaron sobre proyectiles, vainas, cartuchos, pistolas secuestradas, manchas de sangre, marcas de un vehículo, y otro tipo de elementos y huellas que había en el lugar.

El análisis le permitió decir frente al tribunal que Aguirre recibió los disparos antes de caer al piso y que su cuerpo fue movido de la posición original. Agregó que había una vaina accionada pero no percutida. Es decir que el proyectil se llevó a la recámara de la pistola pero no se efectuó el disparo. Encontró orificios de disparos en una cortina y una ventana de madera. Identificó más proyectiles en otras habitaciones de la edificación y en el predio que la rodea. Asimismo, evaluó todas las manchas de sangre en el lugar.

Dijo que en la parte de afuera de la vivienda estaba el otro cuerpo que no había sido movido. Encontraron en el lugar un plomo desnudo que pudieron relacionarlo al orificio en una chapa del techo. Reparó en la churrasquera y aseveró que estaba con palotes encendidos. Peritó tres armas de fuego: un revólver calibre 38, uno calibre 22 y uno calibre 11.25.

Aseveró que en el predio de Siboldi observó huellas de un vehículo, una lancha, sogas, ganchos, elementos de pesca, una lancha y un camión de la Municipalidad.

También peritó el auto abandonado en punta del mono. Halló manchas de sangre y pelos.

Otro testimonio

Liliana Graciela Giles, suegra de Brian Siboldi declaró en última instancia. Dijo que la Policía llegó hasta el negocio de su propiedad la mañana del 25 de mayo de 2019. Estaban buscando a su hija. Acompañó a los agentes hasta la casa de la madre de Brian Siboldi, donde estaban los dos jóvenes. “La nena estaba mal, después que durmió un rato le pregunté y me contó lo que había pasado. A Brian lo había visto el día anterior. Ellos compraron pescado para comerlo en el rancho a la noche. Después que busqué a mi hija, Brian me dijo por mensajes que él no había hecho nada, que sólo había protegido a mi hija”, contó.

El debate se reanudará el martes a las 9 con la declaración de tres testigos propuestos por la defensa. A las 19.30 de ese día, el tribunal, fiscales y defensores se trasladarán al lugar de los hechos donde habrá una reconstrucción.

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