
Luis Lafferriere (*)
Venimos de varias gestiones de gobierno donde los problemas de la sociedad se vienen agravando. Cada vez más inflación, más pobres, más hambre, más trabajadores precarios, más pérdida de poder adquisitivo de sectores amplios de la población, más violencia, más depredación de nuestros bienes comunes, más saqueo, más contaminación.
Vienen haciendo ajustes sobre ajustes, alimentando la inflación, achicando el gasto social, robando a los jubilados, dejando que se lleven nuestras riquezas, pagando cada vez más a los usureros por una deuda fraudulenta que nunca debimos, que ya pagamos más de diez veces, y que cada vez debemos más.
Es el reino de las grandes corporaciones insaciables y del capital financiero y especulador más poderoso del planeta.
Ahora los argentinos cambiamos de presidente. Pero, ¿qué cambiará para las mayorías?
Ni los nuevos funcionarios, ni las declaraciones y medidas anticipadas, indican que cambiaremos el rumbo.
Nos prometen más ajustes (de los gastos sociales), más devaluación, más tarifazos, más inflación, más entrega a las grandes corporaciones, más saqueo, más contaminación y más depredación. Como aves de rapiña, se pelean por cargos que les permitirán quedarse por monedas, con los activos que aún posee el estado. La única consecuencia será la agravación de todos los males que vienen padeciendo los sectores mayoritarios, más renuncias de nuestra soberanía y más entrega de nuestro territorio.
Para curarnos de estos horrores, nos prometen que nos darán mucho más de la misma medicina.
Sin duda marchamos hacia el abismo… 40 años de democracia y cada vez estamos en peores condiciones. Sin presente y sin futuro.
Si no entendemos que el futuro que tengamos depende de lo que hagamos hoy, entre todos, seguiremos avanzando hacia la desintegración social. Nadie nos regalará nada.
Sólo la sociedad movilizada puede llegar a torcer el camino hacia el precipicio. Con más participación, con más democracia desde abajo, con más transparencia, con más control social, con más compromiso ciudadano, con más exigencias a los que gobiernan.
Somos un país inmensamente rico, pero inmensamente saqueado. Si no detenemos el saqueo y la entrega, no tenemos futuro.
Basta de tarifazos. Basta de inflación. Basta de privilegios a los usureros, parásitos insaciables. Basta de saqueo de las grandes corporaciones. Basta de corrupción. Basta de FMI. Basta de entrega de nuestra soberanía y nuestro futuro.
Debemos cambiar el rumbo actual. La prioridad indiscutible de cualquier gobierno es defender y mejorar las condiciones de vida de la población. Defender el ambiente y la vida sobre todo.
Si no reaccionamos y seguimos pasivos ante el rumbo suicida que llevamos, estamos decidiendo renunciar a que nuestros hijos y nuestros nietos tengan futuro. Les dejaremos una sociedad sin futuro, tendrán un futuro sin sociedad.
(*) Profesor universitario de economía. Promotor de la cátedra abierta Por un Mundo Nuevo.