
De ANÁLISIS
El Ministerio Público Fiscal continuó la tarde de este lunes su exposición en la audiencia de remisión a juicio de la causa de los Contratos Truchos de la Legislatura, que tiene a 18 personas imputadas por provocar un desfalco estimado en 53 millones de dólares en un período de diez años: de 2008 y 2018.
La audiencia ante la jueza de Garantías Marina Barbagelata se retomó a las 15 y culminó a las 19. Este martes se reanudará la actividad por la mañana con otro capítulo relevante: las inversiones que realizaron los imputados.
Según registró ANÁLISIS, el fiscal Ignacio Aramberry sostuvo que los acusados se movían como enjambres organizados, cumpliendo su rol con precisión casi natural. Recolectaban el dinero —”como si fuera miel”, dijo—, lo transportaban cuidadosamente a la “colmena central”, que era el estudio contable Integral Asesoría -que encabezaba Pedro Opromolla-, y lo reservaban para “nutrir” a quienes ocupaban la cúspide del panal: los verdaderos beneficiarios del esquema.
Aramberry profundizó en la definición de roles dentro de esta compleja maquinaria ilícita. Señaló que el matrimonio compuesto por Hugo Mena y Flavia Beckman actuaban como obreros del fraude, auxiliados por familiares y allegados que cobraban cheques, reclutaban falsos contratistas y mantenían aceitado el sistema que garantizaba el flujo constante de fondos públicos desviados. Detrás de ellos, un entramado contable y político consolidaba una red donde todo estaba anotado, controlado y justificado, incluso ante las irregularidades más burdas.
En ese punto, dio cuenta que Mena llevaba anotaciones sobre pagos y contratos en diferentes cuadernos. También dedicó varios minutos a los destinatarios finales del producto ilícito y el mantenimiento económico del grupo con contrataciones en el Senado de la Nación: varios imputados tenían contratos con los senadores nacionales por Entre Ríos, del PJ, Pedro Guastavino y Sigrid Kunath.
“Un grupo de personas constituían la mano de obra que ejecutaba las directivas de quienes estaban por encima. Este grupo reclutaba falsos contratistas y percibía el dinero que iba liberando la Legislatura. El Señor Hugo Mena se encargaba de registrar todo y lo hacía de manera prolija dando cuenta día a día de la actividad de la empresa delictiva a los efectos de rendir cuentas a los eslabones superiores de la cadena”, comenzó.
Enseguida, ilustró la actividad con una colonia de abejas: “Recolectan la miel, es decir el dinero, y lo llevaban a la colmena. Después están las abejas bodegueras que lo reservaban para nutrir a la abeja reina, que eran los destinatarios finales del dinero. En los trabajo de campo se destacan Mena y Beckman, quienes fueron auxiliados por familiares directos realizando cobranza de cheques, reclutamiento y pago de gastos”.