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Pinceladas de vida, pinceladas de amor

Ecio Bertellotti

Despiden al ecologista Ecio Bertellotti.

Por Jorge Daneri*

Pinceladas de vida que lo pintan de punta en agua cristalina, fresca, como su sonrisa, siempre serena, preguntándose, cuestionando, soñando. O quizás, pinceladas de amor.

Ecio Bertellotti es de esos seres que no son de este tiempo, es de otro, o quizás de todos. Vienen al mundo a servir a los otros y logran hacerlo desde donde sea, como sea, en el lugar que la vida los ubique.

En la militancia social junto al río, abrazándolo, resistiendo, compartiendo, escuchando, cantando y danzando en sus arenas. En el Teatro Tres de Febrero el silencio lo recibe con la pausa y celebración de la palabra sabia. Dando todo en las asambleas y organizaciones ecologistas de Paraná. Pero sobretodo, su bondad, su ser un hombre de bien.

El río esta libre y Ecio navegando la eternidad milenaria de los sueños posibles de miles de seres y amores.

En el ejercicio de la política, aquella de los libros de la academia, de los izquierdistas lúcidos, del manifiesto por la vida  como también de algunos políticos del ejemplo vivido ya hace demasiado tiempo. La de la política para los demás, la verdadera, la que celebra el abrazo entregado a pensar lo no pensado, a soñar lo diferente, la diversidad de los mundos, la escucha del universo de las incertidumbres y los bolsillos vacíos. Asombrarnos como Ecio nos enseña, cada instante más y más, dejando ser, transcurrir, en silencio, militando el alma sin pensar, sí conscientes.

En la ética del cuidado mutuo y del alma, Ecio nos enamora. Nos regaló esa paz extraña para este mundo delirante y voraz, de la meditación. Entonces es un revolucionario de la ecología profunda, de que otros mundos interiores,  en cada uno de nosotros, son realizables y que desde allí, otros mundos son posibles.

Ecio nos podía brindar sus libros, subirse al colectivo para las jornadas en Isla del Cerrito de la CTERA y celebrar el encuentro de las aguas del Paraguay y el Paraná, para dar clase en la Escuela Marina Viltes sobre educación para la sustentabilidad, o ir a Colón a explicar las razones de la libertad de los ríos y así recorrer la provincia toda.

Ecio es como el jardín que esculpen con Norma, como los picaflores que lo habitan, como el campo en transición hacia la agroecología que celebran con Ariél. Es eso Ecio, ejemplo, para algunos, para tantos, para siempre.

Te amamos hombre bueno, maestro. El río te lleva, pero te trae en cada correntada de resistencias, creación y libertad. Vamos a navegar los mundos camarada, con esa serenidad, tu sonrisa suave, tu mirada de mandato y caricias a las almas más profundas de los reinos de vida.

*Abogado especializado en Derecho Ambiental de la UNL. Paranaense residente en Amsterdam (Holanda). Ex concejal entre 1987 y 1991.

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