
"Fontanarrosa fue quien mejor lo describió cuando dijo: ‘No preguntemos qué hizo Maradona con su vida sino qué hizo con la nuestra’”, afirmó Taleb.
El ex embajador argentino en Cuba, Raúl Taleb, recordó la relación que pudo forjar con Diego Armando Maradona durante su estadía de recuperación en 2004 y destacó la figura del ídolo.
En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza), Taleb recordó el momento en que conoció a Diego Maradona en Cuba en 2004. “Él llegó a Cuba cuando yo ya estaba de embajador y el primer nexo serio que tuve fue el hecho de tener que recibirlo por una cuestión de protocolo y cortesía, pero además era el nexo del Juzgado entre Buenos Aires y Cuba porque en ese momento la familia lo había inhibido para realizar operaciones comerciales y en el manejo de dinero y permanentemente había exhortos para corroborar que la medida se cumpliera, los que se realizan a través de la Cancillería”, relató.
“Llegó al aeropuerto enojado desde Buenos Aires porque lo habían internado en una clínica de cuarta, muy mala en Buenos Aires, y no atendió a la prensa. Cuando pasamos al salón VIP empezamos a hablar y él se dio cuenta que yo tenía su mismo lenguaje, futbolero, y a la media hora ya estábamos en una charla muy franca, con él pidiéndome algunas cosas para sentirse cómodo. Y después lo acompañé a La Pradera donde hizo el periodo de recuperación, que era un lugar que Cuba había construido para los ex combatientes de la Guerra de Angola, donde quedaban muy pocos internados y estaba prácticamente la clínica a su disposición”, contó.
“En esa primera etapa no iba nadie de Buenos Aires a visitarlo, estaba absolutamente solo y casi su único contacto con el mundo exterior era yo –que incluso Clarín me criticaba y decía que era el voceo oficioso de Maradona-, le llevaba algunas cosas que me pedía, siempre revisado por la gente de seguridad y las autoridades de la clínica”, comentó Taleb.
Sobre su relación durante el periodo de internación, Taleb rememoró: “Nos sentábamos en la galería, hablábamos de muchos temas, el Diego que conocemos públicamente no es el Diego de la intimidad que en ese momento tenía un profundo conocimiento dela situación política internacional. Después lo corroboré cundo me permitió que llevara al embajador de Alemania, que era casado con una Tucumana; al embajador de Emiratos Árabes que quería hacer posteriores negocios; al de España, y Diego hablaba con todos de igual a igual, no desconocía los temas y estaba a la altura de los acontecimientos”.
“Después con el tiempo empezaron a llegar familiares. Las primeras que llegaron fueron dos hermanas: una a la que Diego llamaba ‘La sargento’ y otra Kitty que me decía que era hincha de River pero que no lo comentara porque Diego se enojaba; luego llegaron sus padres a visitarlo y las últimas fueron las hijas con quienes festejamos su cumpleaños en la clínica que me permitieron llevaron unos vacíos y una botella de vino y le permitieron tomar una copa de vino. Ahí empezó a programar su posterior viaje a Colombia para hacerse el cinturón gástrico lo que le permitió ponerse en estado físico”, relató.
Definió a Maradona como “un ser querible, generoso, cuando estaba la familia yo les hacía regalos pequeños, naderías, y él se ponía nervioso porque quería hacerme regalos y la verdad es que no tenía nada. Pero me regaló mucho, porque me regaló la posibilidad de dialogar con él dos o tres veces por semana durante casi un año y una camiseta y un libro con muy lindas dedicatorias”.
Por otra parte, comentó: “Seguí en contacto con él, lo llamé para agradecerle el día que almorzó con Mirta Legrand que se daban las elecciones intermedias de Kirchner en 2005 donde el candidato a diputado nacional era (Rafael) Bielsa y él dijo que no iba a votar al peronismo porque Bielsa se había portado muy mal conmigo, y lo llamé para decirle que ese no era motivo para no votar al peronismo. Seguimos charlando hasta que llegaron los abogados (Matías) Morla y (Víctor) Stinfale que lo aislaron totalmente y no hubo manera de llegar más a él”.
Sobre la relación de Maradona con Fidel Castro, el ex embajador aseveró que “había más sinceridad por parte de Diego hacia Fidel, que de Fidel, Chávez o Maduro hacia Maradona, porque a esos líderes que un líder popular del deporte como Maradona los adopte como líderes, les conviene porque les da cartel, les da prensa. Sin embargo en la intimidad Diego me decía que sentía a Fidel como su segundo padre, y yo estuve una sola vez con Fidel y Maradona juntos, y noté que había un feeling muy especial, muy afectiva. Diego se hacía querer, si le entrabas bien era todo dar”.
Resumió que Maradona “tuvo una vida que todos conocemos, y creo que Fontanarrosa fue quien mejor lo describió cuando dijo: ‘No preguntemos qué hizo Maradona con su vida sino qué hizo con la nuestra’”.
“Verlo jugar era una cosa de otro mundo, sus rabonas, sus sombreritos, siempre como recurso y nunca para relajar al adversario porque al fútbol se lo tomaba muy en serio. Y creo que no tuvo la suerte de estar bien acompañado”, reflexionó Taleb.
Además, lamentó que “el día del cumpleaños 60 cuando fue a la cancha de Gimnasia y baja del helicóptero lo vimos con mi hermana, que es médica, y nos miramos y meneamos la cabeza como pensando que había un diagnóstico claro, que estaba en sus últimos días.
Consultado por las anécdotas que recuerda, contó que “en Cuba tenía una novia que se llamaba Adonay. Me presentó a la chica y a los tres días las hermanas me cuentan que Adonay no iba más, que había otra novia, pero luego Diego me cuenta que aparentemente la separación con Adonay se había resuelto regalándole una moto scooter pero los cubanos no pueden comprar. Le resolvimos el problema en la embajada y cuando me quiso pagar no le cobré nada, y ese hecho fue como una carga porque me debía algo. Él se sentía permanentemente con esa sobrecarga, era un hombre que no le gustaba deberle nada a nadie pero si darle mucho a todos, y eso lo pinta en el perfil de venir de abajo, lo que le costó el sacrificio”.
“Otra de las anécdotas que me contaron las hermanas es que en Navidad Diego siempre hacía grandes regalos a los padres y los hermanos y hermanas, y siempre el árbol estaba repleto de grandes paquetes. Pero una Navidad había una cajita nada más y nadie entendía nada. A las 12 Diego abrió la cajita que estaba llena de llaves de autos Mercedes Benz, un auto para cada uno de su familia, y ese fue el último regalo que Diego hizo en su casa de Segurola y Habana”, contó.
Finalmente, sostuvo: “Mi padre siempre decía que Gardel tuvo la suerte de morirse joven porque si no hubiese terminado siendo un viejo cantando foxtrot. Y pienso que si Maradona hubiese seguido con sus problemas de salud y sus reincidencias de problemas no se hubiese empañado esa idolatría. Hoy naturalmente murió un ídolo y nace una leyenda interminable, lo está demostrando la calle. Si no hubiese sido por la pandemia, estaríamos en un acompañamiento similar al que tuvieron (Juan Domingo) Perón y Eva Perón”.