
María Eloísa Quinteros destacó que en macro criminalidad “alguien da un marco de seguridad y operatividad para que tres se organicen: público, privado y crimen organizado”.
De ANÁLISIS
María Eloísa Quintero es abogada paranaense y especialista en el combate contra la corrupción y la Narcocriminalidad. Jurista e investigadora, Quintero es consultora internacional en temas de justicia, derecho penal, corrupción y macro criminalidad, con más de 20 años de experiencia en Colombia, Guatemala y México.
Doctora en Derecho por la Universidad Austral, es abogada egresada de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Experta en investigaciones de casos complejos y macro criminalidad, desde 1998 es investigadora, conferencista y profesora en diversos países.
En el programa “Cuestión de Fondo” (Canal 9, Litoral) abordó varias temáticas vinculadas con la corrupción y las exiguas -y a veces casi nulas- herramientas que tienen los fiscales para profundizar una investigación contra esos delitos que muchas veces quedan en la impunidad.
Tomando como ejemplo lo que está ocurriendo con el caso de los “contratos truchos” de la Legislatura, donde se desviaron 50 millones de dólares y constituye uno de los hechos más grandes y graves en materia de corrupción en la provincia y cuyo juicio llegará recién –con suerte- nueve años más tarde, Quintero fue categórica al decir que la sociedad sabe qué está pasando; pero lo que sabe es “el costo de esto. El costo de esto es que la poca fe que tenía la gente para decir, bueno, no hay intocables, mi sistema sí funciona, y se le va… Y esto es un paso para adelante y dos para atrás, como el cangrejo, y no está bueno. No está bueno por toda la gente que le pone las garras o tiene la esperanza de que las cosas sean distintas”.
Quintero dirige desde hace 15 dirige investigaciones académicas y lidera grupos de expertos que analizan temas y casos de derecho penal, crimen organizado, y corrupción. Ha realizado consultorías, asesorías o investigaciones para el BID, el Centro Internacional para la Justicia Transicional, entre otros organismos a escala internacional. Con esa experiencia, señaló que en los delitos a esta escala hay por lo menos tres grandes protagonistas que conforman un triángulo: la oportunidad, los interesados y la seguridad para que operen. Y para combatirlos realmente se necesita de estructura, pero fundamentalmente de esa perspectiva integral.
Es insuficiente “atacar” solo a uno de esos vértices del triángulo. Por eso, en el programa “Cuestión de Fondo” (Canal 9, Litoral) también indicó que, así como el Estado no cuenta con todas las herramientas para llevar adelante este combate contra la macro criminalidad, desde el sector privado y las ONG pueden colaborar y mucho, por ejemplo, reuniendo estadísticas y registros con calidad probatoria. Y esto es tan así que se agrava por las limitaciones de estructura humana y económica, es decir, el Estado no tiene un poderío tal para enfrentarlo. Pero –aclaró- siempre se requerirá del compromiso.
Quintero destacó que, si se quiere investigar la corrupción, “hay que investigar a las estructuras. Y hay tres estructuras que sostienen toda la corrupción o todo el crimen que es más bien macro. Vos tenés una estructura política, una estructura financiera y una estructura coercitiva”. Lo sucedido con la exfiscal Cecilia Goyeneche es un claro ejemplo de cómo opera la estructura coercitiva para que no se investigue la corrupción.
- ¿Por qué es tan difícil investigar la corrupción en nuestros países de América? ¿Es solo falta de decisión política o también falta de estructura, de presupuesto, que no siempre esté preparada la gente que está en esos lugares para investigar?
-Investigar la corrupción es un tema complejo. Pero, una de las principales problemáticas es que normalmente agarramos el problema desde una sola arista. Por ejemplo, como política criminal, ir con mano dura y contra un grupo…un grupo como puede ser el narcotráfico, y nos olvidamos que la corrupción y en general la macro criminalidad tiene que ser un proceso de investigación. Y nos olvidamos que la corrupción y en general la macro criminalidad tiene como tres triángulos. O sea, hay un triángulo principal que hay que mirar para poder combatirlo, que es el triángulo de la tensión, que le llamo yo. En ese triángulo hay tres vértices. Primero, la oportunidad. Si hay una oportunidad que puede ser de negocio, económica, de ascenso, de ventaja, pero generalmente financiera, va a haber interesados. Y ese es el segundo elemento. Si hay interesados, hay que darle una estructura de operación y de seguridad. Cuando se presenta eso, empieza a haber una circunstancia de corrupción y se empiezan a conjugar los miembros del otro triángulo, que es el triángulo de los actores: público, privado y crimen organizado. Ahí estamos viendo que estos dos triángulos generalmente se dan juntos y en las políticas criminales no necesariamente los miramos. Nos enfocamos en uno de los actores, generalmente el crimen organizado o el narcotráfico, y nos olvidamos de los otros actores en la mesa. No necesariamente son autores, no necesariamente son responsables, pero sí tienen un papel “en la cancha”. Tienen un rol dentro “del tablero de ajedrez”. Entonces, por eso se vuelve complejo. Porque tenemos que tener una mirada compleja.
-Usted ha trabajado en Colombia, Guatemala, El Salvador, México. ¿Los escenarios son tan parecidos? ¿O hay lugares donde se creció, se mejoró, se solucionó buena parte de esto que está marcando usted?
-Los escenarios de conjugación de estos triángulos son muy similares. Ahora, ¿qué pasa? Hay distintos niveles. Si nosotros hablamos, por ejemplo, de cómo se da la narcocriminalidad o cómo se da el tema de las maras en Centroamérica o cómo se da en Colombia. Y bueno, son estadios distintos de la interconexión de estos triángulos. Podemos decir que, en realidad, lo que cambia es la forma de comisión, el modus operandi. Pero, siempre que hay ventaja, es decir, que hay oportunidad, que hay interesados y que alguien da un marco de seguridad y operatividad… sale ahí la oportunidad para que tres se organicen: público, privado y crimen organizado. Y traten de sacar ahí… y se viene la corrupción. Traten de sacar su ventaja, su participación, etcétera. Y eso se da en todos los niveles. Ahora, ¿cuán permeado está el sector privado en una sociedad? Bueno, eso va cambiando. Por ejemplo, nosotros veíamos cómo está permeada hoy Italia. Italia tenía un problema de narcotráfico que todos conocimos mucho. Estaban en su momento todas las mafias, etcétera. Hicieron un combate grande y después vemos cómo, hoy por hoy, esa atomización que se hizo de las mafias, lo que produjo es que los narcos cambian de mercado y se pasaron al mercado financiero. Y esa permeabilidad que le dio el mercado financiero a ellos, involucrándose en el inmobiliario y en un montón de otros negocios, los llevaron a un rango de complejidad, que es muy distinto al que estamos viviendo. Pero, nos estamos acercando. Eso es lo que estamos viendo aquí.
-Eso es lo preocupante.
-Es preocupante. Y es lo que uno tendría que remarcar, me parece a mí. Yo hablo siempre de un rol técnico. El operador, cuando me toca estar del otro lado también, lo asumo. Pero, el operador tiene que tener esa mirada compleja para poder absorber e investigar un fenómeno complejo. Tenemos que saber que, metafóricamente si ponemos una bomba en algún lado eso se va a dinamitar y va a salpicar. Y normalmente, quien no puede trabajar tan cómodamente... Un sector económico, como puede ser el narcotráfico, empieza vinculándose con otros y necesita del apoyo de otros. No todos van a ser autores, pero sí son actores. Y tenemos que empezar a mirar esos valores.
-Le insistimos con el tema de la capacidad de los operadores judiciales. Cuán de capacitado y comprometido está un funcionario judicial para investigar casos resonantes. Funcionario judicial que, además -porque el sistema en Entre Ríos es tan perverso -ideado así desde la cúpula judicial-, que un fiscal que tiene que investigar una causa grave de corrupción, a la vez tiene que resolver sobre otras 500 denuncias como pueden ser el robo en una panadería o el de una bicicleta. Y no tiene presupuesto ni empleados. No hay forma que esto cambie si sigue de esta manera.
-Hay un tema, que es lo que está mencionando, que es un tema de limitantes de estructura, estructura humana y estructura económica. O sea, estamos combatiendo algo que tiene un poderío tal, que nosotros ni como Estado lo podemos hacer. México está claro, por ejemplo, que no puede competir con el volumen de dinero que está manejando todo lo que es el crimen organizado, en sentido general, no solamente narcotráfico. Pero ¿qué es lo que hacen? Por supuesto que el fiscal tiene limitantes, y lo decíamos aquí en Entre Ríos, un fiscal, una persona, y ellos, por ejemplo, solamente, según las cifras que tienen puesta pública, en el ámbito de corrupción tienen más de 40 y pico de causas, 48, etcétera. O sea, llevan mucho para los pocos que son. ¿Qué hacen otros Estados? Por ejemplo, como decían, trabajo también en México. En este momento estamos trabajando con otros ocho Estados, es decir, ocho entidades federativas, y dado esta situación, ellos llegaron a un punto que decimos, hay que organizarnos, tenemos que saber que somos actores en esta escena, y empiezan a tener un papel para poder no asumir la responsabilidad de investigación y de persecución que tiene el Estado. Pero ¿de qué manera colaboro yo? En uno de los Estados estamos trabajando con un grupo de empresarios que ya está organizado, por ejemplo, en el Norte de México, dado la cantidad de homicidios, tráfico y trata de personas que tienen. Y hay toda una organización que es exclusivamente de empresarios para apoyar. En el otro de los Estados es una mesa de seguridad donde trabajan sector privado, funcionarios del sector público, y algunas otras personas interesadas que son de ONG.
-Quisiéramos remarcar algo y para eso volvemos al tema de la capacitación y del compromiso. Sabemos de muchos casos que, por ejemplo, tiene que ir un fiscal o un juez, y es sábado o es domingo, y no va. O sea, dicen, lo vemos el lunes. Además, es así en todo el orden de la vida: no todas las personas están capacitadas para los lugares donde están asignados.
-Creo que no podemos generalizar, pero hay un tema de capacitación y de capacidades y de compromiso por el lugar que uno ocupa. En todos lados, ¿no? En todos lados. Y no podemos generalizar. Creo también que el fenómeno va demasiado rápido para lo que nosotros tenemos tiempo para adaptarnos. Entonces, siempre necesitamos ver nuevas aristas. Y nos están superando, porque se ponen cada vez más inventivos, cada vez más... Por ejemplo, les hablaba recién de los tres triángulos, y hay otro triángulo que tiene que ver con el papel de la coercitividad. Vos necesitas una estructura. Y si querés investigar, tenés que investigar las estructuras. Y hay tres estructuras que sostienen toda la corrupción o todo el crimen que es más bien macro. Vos tenés una estructura política, una estructura financiera y una estructura coercitiva. ¿Cómo apoyo yo a la estructura coercitiva? Es decir, para poder sostener que alguien esté cometiendo un delito, alguien está aportando o una ley que le viene bien, eso es estructura coercitiva, porque la ley impone. O un sistema de seguridad privado o público. Entonces, tenemos que empezar a ver otras aristas del fenómeno. No sé si estamos todos capacitados, no tenemos el tiempo para eso. Y cuando hablamos de capacitación, y cuando hablamos con el tema anterior, no solamente de quiénes son funcionarios públicos. Yo creo también que este tipo de lectura, por lo pronto, o este tipo de datos básicos, también los tenemos que tener desde la sociedad civil, desde la academia, desde el periodismo, desde las ONG, desde el empresario. Porque si queremos aportar, tenemos que hablar más o menos del mismo lenguaje. Por ejemplo, les doy un caso puntual. Hay mucha gente que está trabajando haciendo observatorios, bases de datos, registros. Pero ¿tienen esos registros la calidad que necesitamos para poder aportarla a una investigación? ¿Lo puedo presentar como prueba? O sea, ¿me va a servir? Si yo soy un solo fiscal y no tengo elementos para que alguien me haga un análisis, ¿me lo puede pasar una ONG? Y eso lo hacemos en México. Se hace en Guatemala, se hace por ahí en Colombia, que vos desde afuera ayudes al Estado a cumplir su función. Porque es responsabilidad de ellos. Pero si ya estoy trabajando en un tema como puede ser trata de personas, como puede ser apoyo al migrante, que lo que yo produzca sirva como elemento probatorio. Entonces para eso se necesita también capacidad.
-Otro elemento que nos parece importante remarcar es que el poder vinculado a grupos mafiosos, el poder político, van generando determinados temores en los investigadores. O sea, a un investigador lo pueden secuestrar o matar, como pasa en países de los que usted menciona, o les pueden advertir de consecuencias judiciales o de castigos judiciales o de castigos políticos si avanza más de lo acordado “políticamente”.
-Esas cosas pasan también todo el tiempo. Eso lo vemos, por ejemplo, en México, y por eso ciertas pruebas las presentamos desde la sociedad civil. O sea, estamos trabajando, yo tengo varios ejemplos de eso, en donde el análisis es particular, un análisis financiero, un análisis criminal, un perfil criminal, lo que se llama un análisis de contexto, que es todo lo que arropa para poder entender el delito en un caso particular. Y entonces, eso, muchas veces la fiscalía dice, yo no lo puedo hacer, porque no tengo tiempo, que no tengo quién, o porque no tengo el respaldo de seguridad para poder afrontar esto. Entonces, lo presenta una ONG, que a veces es internacional. Por eso creo mucho que este tipo de… ustedes hablaban de capacitación y de compromiso, que primero se lo exigimos al Estado, por supuesto, a los responsables de… pero también hay mucho que podemos hacer. Y no en vano se han, les digo, en esta otra experiencia que estoy, se juntaron los empresarios. Me parece interesante, porque ¿quién recibe los datos? ¿Quién tiene acceso a ciertos datos? ¿Quién sabe cómo son las licitaciones? Entonces, ese registro y ese dato cercano que uno tiene puede servir si le damos un valor probatorio, y eso, cuando hablas de un fiscal que tiene una persona, lo arropa. Y lo arropa desde lo sustantivo, para tener prueba; y lo arropa desde el ámbito de la seguridad. Porque no es Juan Pérez, y lo vimos acá en la Justicia entrerriana, cómo le fue a una fiscal por tratar de investigar, lo que le pasó a Cecilia Goyeneche, pues también lo arropa desde el punto de vista de seguridad. Porque el informe lo puede presentar, o sea, creo que hasta hacia ahí tendríamos que caminar.
-Los grupos organizados van mutando en los diferentes países, incluso en nuestro país. ¿Cómo se ataca esa mutación?
-Entendiendo que, primero, que hay que romper estereotipos. Ni el narco es el mexicano de bigote prolongado, ni los que lavan son solos de cuello blanco. En realidad, todos estamos inmersos, y hoy no hay sector que no toque algún ámbito de riesgo en el cual me puedo ver involucrado en una actividad ilícita. Eso es lo primero que tenemos que tener conciencia. Entonces, el que tengo al lado, y que me está invirtiendo, me está invitando a un... No sabemos, digamos, dónde procede el dinero, etcétera. Entonces, tenemos que contar con otras herramientas. Estoy convencida que hay dos cosas que nos tienen que ayudar. Si soy un ciudadano, empresario, profesional, laburante, lo que sea, y tengo que seguir interactuando en sociedad, tengo que tener un mínimo de seguridad. Ese mínimo de seguridad me lo tienen que dar. Es decir, ¿cómo se está haciendo contrabando hoy en México? Díganme cuál es el patrón, mínimamente, para saber cómo me tengo que cubrir para no meterme en... Cuando hablamos de lavado, el GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional), que es la institución que todos conocemos, te dice cómo son las tipologías, para no “meter la pata”. Si compro joyas, que no sea porque es una forma de lavar, etcétera. Bueno, el Estado tendría que darnos, me parece, o tendríamos que generar mínimamente los patrones. Y hay otra cosa que me parece muy útil y que yo hago mucho hincapié. Si soy empresario, si soy emprendedor o si soy profesional, quiero saber cómo seguir haciendo a lo que me dedico sin meterme en una situación de riesgo o estar con un marco de seguridad. Ahí entra una figura que no estamos usando, que es lo que se llama el “compliance” (cumplimiento normativo, es decir el conjunto de políticas, procedimientos y acciones que una organización lleva a cabo para asegurar que sus actividades se ajusten a las leyes, regulaciones, normas y estándares éticos aplicables en su ámbito de actuación). Eso es que haya reglas de comportamiento, reglas mínimas para saber cuál es mi riesgo, cuál es mi actuación y dónde me puedo llegar a ver comprometida. Porque tengo que seguir comerciando, tengo que seguir siendo profesional. Entonces creo que tenemos que apuntar ahí.
La “receta” de El Salvador
- ¿Usted estuvo en El Salvador, donde la ministra Patricia Bullrich estuvo trabajando en el duro plan de seguridad que tiene el presidente Nayib Bukele? ¿Sirvió de algo la dureza de Bukele en ese país o no fue tanto como se ve en internet y en las redes sociales?
-Por vivir en México y ser de manera cercana conozco bastante Centroamérica. Estoy viajando ahí desde el 2008-2009, he ido muchas veces a distintos países de Centroamérica y a El Salvador lo conozco en su versión del 2010 y de los años posteriores. La última vez que había estado fue en 2018, o sea que conozco todas sus etapas y fui ahora hace un par de meses, uno o dos meses. Lo que les puedo decir es que es verdad que hay más seguridad en las calles, eso es cierto. La cifra que aducen haber bajado un 4% de homicidios por cada 6.000 habitantes es verdad. Es verdad la sensación de seguridad. Pero, hay otra cosa. Me dediqué a conversar y a mí me gusta mucho hablar no solamente con los fiscales, no solo con la sociedad civil sino con el taxista que te lleva, con el señor del Uber, el que está en el hotel, etcétera. ¿Cómo se logra esa seguridad? En un momento me vi en una situación de riesgo por una cuestión en el taxista que estaba en una cosa rara y me dice el taxista: “Quédese tranquila, doctora, que no la voy a robar. Aquí nadie se mueve porque si te mueves o no te muevas, si hay sospecha, vas preso y si no te encuentran a vos, van por tu mamá, o tu hermano, o tu esposa y van presos. Así que acá nadie se mueve y nadie comete un delito”. ¿Cómo que va preso mi mamá? Si no te encuentran a vos, van por un pariente. Contado por muchas personas. Y cuando uno, esto es lo que no se dice de la otra parte, y cuando se entra, eso es lo que reconecté, cuando se entra, y esto lo dice el gobierno, por el Estado de decepción, uno deja de tener contacto, no solamente con la familia, es decir, está incomunicado, sino también con el defensor. Entonces, hay personas que llevan un año, dos, casi, desde que está en el Estado de sitio, detenidos y no ha tenido contacto con familia ni con defensor. Entonces, también esta situación hay que conocerla y hay que contarla porque es una situación que no sé si es la que queremos replicar. Ahora bien, otra cosa que también me hace pensar es lo siguiente: también señalan que “las maras” eran 70.000 y 50.000 son los detenidos. Hay un 20.000 que no se sabe, que generalmente hablan de algunos de la cúspide. Y yo siempre me pregunto: el volumen de negocio que llevaban esas 70.000 personas no era menor, era altísimo. Cuando un rescate por una persona o el pago “de piso” era de 10.000 dólares mínimo, a cada empresario por el pago de piso lo que cobraban a veces entre 4.000 y 10.000 dólares. Imaginen las proporciones: si vos tenés 70.000 personas, ¿cuántos miembros de familia tienen? Multipliquen eso por cuatro. ¿Toda esa gente de qué vive? ¿De qué comen? Hay un mercado que está mutando y esa es la preocupación. Entonces, ¿a dónde mutó ese mercado que no se queja? Las familias de las 70.000 personas que hoy siguen viviendo, comiendo y en total silencio. Entonces hay que preguntarse antes de adoptarla o no, y eso lo hablo desde lo técnico, es ¿qué bomba estoy detonando y hacia dónde va a explotar? Aquí tiene que haber un mercado paralelo que se sigue nutriendo. Y otra cosa que les quería mencionar: ¿cuál es el otro aspecto de la política criminal? Uno es el choque contra un grupo. Pero, “las maras” no actuaban solas. Este volumen de información entra en el triángulo que les decía, ese es el triángulo del crimen organizado, en este caso “las maras”, que son muy distintas al crimen organizado que tenemos acá, que es muy distinto. “Las maras” son tribus. Son más parecidas a la mafia; no es crimen organizado. Pero, eso se vincula con sector privado y con sector público. Entonces, si queremos copiar tenemos que ver qué le está faltando, qué le está faltando en esa investigación y en esa política criminal que es muy puntual y que habrá que ver dentro de un tiempo qué es lo que va a pasar. Porque toda esa gente está detenida y en algún momento se va a terminar el estado de excepción y va a haber que hacer algo con ese proceso… entonces es cuestionable.
Corrupción e impunidad en Entre Ríos
-La última vez que hablamos con usted fue en mayo de 2022 y hablamos de la causa de “los contratos truchos” de la Legislatura. Se trata de uno de los casos de corrupción más grave en la historia de la provincia. Estamos a julio de 2024 y no hubo avance significativo más allá de la devolución del expediente. Estamos hablando de hechos que pasaron en 2018 y recién habrá juicio con suerte en el 2026. O sea, 9 años después. ¿Qué lectura hace? Porque este fue el caso de corrupción más grave: 53 millones de dólares desviados. Está claro que va a haber un “juicio 1” y habrá un “juicio 2” por lo que se diga en el “juicio 1”, simplemente. Y uno nota que hay todo un esfuerzo de la estructura política y judicial, o de un sector judicial, de “patear” para adelante y “patear” para adelante. Y en el 2026, insistimos, van a pasar 9 años.
-Son casos que preocupan por la comunicación que tienen. Ustedes decían recién, hubo un gran esfuerzo de investigación y el tema no es solamente investigarlo, sino lograr alguna sentencia, se tenga razón o no. Mientras no tenga una sentencia tenemos que tratar a todos con la presunción de inocencia. Pero, hay que sostener en el tiempo las decisiones que uno va teniendo. Y 9 años es mucho y eso le está pasando a varios de los países. Yo le comentaba que vengo de Guatemala, de trabajar ahí, y nos pasó algo por el estilo. O sea, no tiene sentido demostrarle a la sociedad que se puede, que no todos son intocables, que hay una forma de investigar y que se puede descubrir por dónde va la corrupción, cómo está la permeación de la misma, si después no lo puedo sostener en el tiempo. Y para sostener en el tiempo se requieren muchas cosas. Se requiere estructura, pero también se requiere de voluntad. ¿Qué está pasando? No te puedo decir, porque no lo saben ustedes, no lo sé yo. Lo que sí sé cuál es el costo de esto. El costo de esto es que la poca fe que tenía la gente para decir, bueno, no hay intocables, mi sistema sí funciona, y se le va… Y esto es un paso para adelante y dos para atrás, como el cangrejo, y no está bueno. No está bueno por toda la gente que le pone las garras o tiene la esperanza de que las cosas sean distintas.