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Carnaval del País: sin Papelitos por estar de duelo, el Corsódromo sintetizó arte y pasión

Más de 23 mil espectadores presenciaron el Carnaval del País. Anoche la comparsa Papelitos no desfiló a raíz del deceso de uno de sus integrantes y la jornada no será puntuable. (Foto: Prensa del Carnaval).

Más de 23 mil espectadores presenciaron el Carnaval del País. Anoche la comparsa Papelitos no desfiló a raíz del deceso de uno de sus integrantes y la jornada no será puntuable. (Foto: Prensa del Carnaval).

Por Nahuel Maciel

(Desde Gualeguaychú)

Con un Corsódromo con más de 23 mil personas, se concretó́ anoche la novena jornada del Carnaval del País, el mayor espectáculo a cielo abierto que se organiza durante el verano en la Argentina, que tendrá continuidad hoy y el lunes. Esta novena noche se vivió́ con angustia y tristeza a raíz del fallecimiento de un integrante de la comparsa Papelitos (Club Juventud Unida), lo que motivó que dicha comparsa –que debía abrir la jornada- decidiera no participar.

El fallecimiento de Abraham David Dyjameteste –oriundo de Buenos Aires, quien llegaba cada sábado para participar en la comparsa de Juventud Unida- fue por “una descompensación mientras se encontraba en los talleres de la comparsa alistándose para salir a (la) pasarela y, a pesar de haber recibió́ la atención pertinente, tras ser trasladado al Hospital Centenario, no pudo ser reanimado”, se indicó oficialmente a través de los canales habituales de Prensa. El sábado anterior tuvo que ser atendido por el servicio de emergencias, por una descompensación, pero salió adelante y participó del carnaval, a la vez que le empezaron a hacer estudios médicos en Capital Federal. Desde la Comisión Directiva y todos los clubes que conforman este espectáculo de inmediato se solidarizaron con los familiares y seres queridos e hicieron llegar sus condolencias.

Felicita Fouce (Marí Marí) es la flamante Reina del Carnaval del País 2025. (Foto: Prensa del Carnaval).

Coronación de la Reina del Carnaval del País

A las 22:36, Silvio Solari, la voz oficial del Corsódromo, ejerció como maestro de ceremonia para la coronación de Felicita Fouce (comparsa Marí Marí del Club Central Entrerriano) como la flamante soberana de la edición 2025. Felicita Fouce recibió́ la corona y los atributos de la reina saliente, Itatí́ Guerra (también de Marí Marí) rodeada de las representantes de cada comparsa, familiares y seres queridos.

Luego, el propio Solari –como lo hace cada noche-, anunció el orden de salida dando inicio a la jornada que tuvo el acostumbrado esplendor al momento de celebrar la alegría, pese al contexto.

Por otro lado, la Comisión Directiva informó que decidió que esta novena noche no será́ puntuable, aunque es necesario destacar el compromiso de las demás comparsas reflejando el antiguo saber de los artistas: “El espectáculo debe continuar” y que hace referencia cuando en el mundo artístico sucede un imprevisto y todo debe continuar, como la vida misma.

Así, anoche el Corsódromo se vistió de fiesta para dar inicio a la primera de las tres noches que marcan el fervor del Feriado del Carnaval. Una vez más, las luces, los ritmos y los colores invadieron la ciudad, dando paso a un desfile de comparsas que, como cada año, invitan al público a vivir un viaje de sensaciones únicas. La magia del carnaval se renueva con fuerza, y el espíritu de la celebración cumplió no solo con cautivar, sino también con recordar a cada espectador que el arte, la tradición y la alegría se fusionan en un mismo latido. Y, como es casi un clásico también el Carnaval se impuso al mal tiempo.

De esta forma, el Corsódromo abrió sus puertas, uniendo a miles de almas en una fiesta que es mucho más que un espectáculo: es una experiencia sensorial que atraviesa el tiempo y el espacio.

Marí Marí: “Ítaca”

Exactamente a las 22:43, el Corsódromo se convirtió en un océano infinito para dar paso a la mítica travesía de Ulises. “Ítaca”, la epopeya que Marí Marí, bajo la dirección de Facundo Lucardi, destaca no al héroe que busca gloria, sino al humano que se forja en las pruebas de la vida y que permiten experimentar que la travesía sea el verdadero premio.

La batucada “Batería Aplanadora”, dirigida por Mauro “Rana” Andrada, y la pasista Rosario Sánchez, asumen el rol de apertura y su espectáculo es una metáfora de la lucha heroica y de la estrategia al utilizar el Caballo de Troya, mientras su sincronización y originalidad logran despertar al público que devuelve la actuación con aplausos y ovaciones.

La escenografía como las carrozas logran expresar un arte en movimiento, donde además dialogan diferentes lenguajes artísticos como la escultura, la danza, el vestuario y –claro está- la música.

La banda “Toque de Samba”, bajo la batuta de Martín Irigoyen, mantiene ese vínculo de diálogo y correspondencia con el público que, a manera de tributo, en varios pasajes lo acompaña a capela.

De todos modos, a pesar de su historia –es la comparsa más ganadora-, en esta edición no deslumbra como con otras propuestas y en parte –solo en parte- explica por qué hace nueve años que no logra acariciar la copa.

Kamarr: “Eclipsia”

A las 23:51, en un claro juego de luces y sombras, hizo su ingreso Kamarr (Centro Cultural Sirio Libanés), que este año propone su tema titulado “Eclipsia”, un viaje simbólico a los rincones más profundos del alma humana.

Hay que señalar que noche tras noche esta propuesta ha evolucionado, aunque no ha logrado consolidar una actuación descollante en alguna de sus escuadras o carrozas. E todos modos, Kamarr se destacada por su experiencia sensorial. Ese clima se logra de manera más sólida con la actuación de la batucada “Caravana de Carnaval”, que logra transportar a los espectadores a una travesía sonora y de movimiento gracias al arte de su pasista, Daiana Delgui, que realiza un desplazamiento a lo ancho de la pasarela para el disfrute de todas las tribunas.

Ará Yeví: “Endiablada”

Cuando el reloj marcó que eran la 1, la comparsa “Ará Yeví” (Club Tiro Federal) pisó fuerte la pasarela del Corsódromo y de inmediato el público percibió que la propuesta era tan intensa como apasionada. “Está encendida Ará Yeví, y eso se siente. Viene a buscar la copa pisando fuerte”, coreó el público casi como una expresión de deseo colectivo.

La propuesta “Endiablada” incursiona en la inmensa y ancestral trascendencia cordillerana, fusionando lo terrenal con lo divino, lo festivo con lo espiritual y sintetizando el diálogo entre lo andino y lo litoraleño.

La escenografía lumínica hace de la pasarela un portal hacia otras sensaciones. Y esa percepción se torna más fecunda al comprender el arte que reflejan las carrozas (diseñadas por Adrián Ghiglia y Emanuel Pérez). En esta comparsa todo está relacionado, porque a esas tallas móviles que son las carrozas, se le suma -con independencia, pero de manera vinculada- la coreografía y un vestuario que revela una sinfonía de formas, movimientos y colores para compartir el ancestral ritual de celebrar la alegría en el Carnaval del País.

La banda “Alma Carnavalera” -dirigida por “Titi” Pauletti y Belén Greco-, contagia a los espectadores y nadie en las tribunas, más allá de pertenencias e identificaciones, se queda en silencio o sin movimientos. El Corsódromo es un gran coro y alcanza con posar la mirada en las tribunas para darse cuenta que todos danzan y son parte del espectáculo, sin importar el cansancio de un día largo que continúa en la madrugada de la siguiente jornada. “Está encendida Ará Yeví, y eso se siente. Viene a buscar la copa pisando fuerte”, baja de las gradas a manera de ovación.

La batucada “Sonido de Parche” dirigida por Leo Stefani y la pasista Camila Carro, aportan un final sobresaliente y jubiloso

Si ya se vivía una fiesta que trasciende lo terrenal a través de los ritmos norteños como el huayno y el carnavalito, el malambo del final es una coronación de una propuesta artística que no presenta desniveles, sino la elevación del espíritu humano.

Un llamado a valorar y fortalecer un orgullo colectivo

El Carnaval del País no es solo una fiesta; es una expresión de Gualeguaychú, un reflejo vibrante de su identidad cultural. Esta propuesta no solo es motivo de orgullo para los ciudadanos, sino que posiciona a la ciudad y a Entre Ríos en el mapa cultural y turístico nacional e internacional. Valorar y fortalecer este patrimonio debería ser una prioridad para las autoridades municipales y provinciales, ya que el Carnaval trasciende la celebración y se convierte en un motor de desarrollo integral. 

Este espectáculo no vive solo en los aplausos o en las emociones que despierta. Su impacto se extiende más allá de las gradas y tribunas, porque se convierte en un motor vital para el desarrollo local. En cada noche de desfile, Gualeguaychú se transforma en una propuesta en materia turística y cultural. Los hoteles, restaurantes, termas y comercios no solo prosperan, sino que también son parte de esa ciudad que se presenta como un destino de excelencia. Miles de visitantes, atraídos por la magia del carnaval, sostienen una economía que encuentra en la cultura a su mayor aliado. 

El Carnaval del País es la nave insignia de la temporada turística por el nivel de su convocatoria y por el movimiento económico que inyecta en la ciudad. No se trata solo de asegurar ingresos inmediatos, sino también consolida a la ciudad como un destino de excelencia, atrayendo –todos los años- a nuevos visitantes y promoviendo un modelo de desarrollo sostenible basado en el turismo cultural. Ignorar este potencial sería desperdiciar una de las mayores fortalezas económicas de la región. Sería oportuno que el responsable de Turismo como el de Cultura de la Provincia visiten el Corsódromo y puedan estimular más al siempre indispensable diálogo entre lo público y lo privado.

El Carnaval del País es también un puente hacia un futuro más inclusivo y solidario. Los clubes que lo organizan -Juventud Unida, Central Entrerriano, Tiro Federal, el Sirio Libanés y Club Pescadores (que este año no desfila)- destinan lo producido en el Corsódromo a proyectos sociales, deportivos y educativos que transforman vidas. Niños que aprovechan estos espacios para desarrollar su disciplina deportiva, jóvenes que descubren el arte como refugio, adultos que encuentran en su comunidad un lugar donde expandirse y desarrollarse. Este legado, intangible pero profundamente humano, demuestra que detrás de cada pluma y de cada lentejuela hay valores que trascienden el brillo efímero del escenario. Por eso, apoyar al Carnaval significa consolidar una sociedad más unida y con mayores oportunidades. 

Cada comparsa encierra un esfuerzo colosal de artistas, músicos, diseñadores y bailarines –entre otros talentos- que dedican meses de trabajo para crear un espectáculo sin precedentes. Las autoridades deberían reconocer este despliegue como un ejemplo digno de mayor visibilidad y respaldo. Impulsar políticas de promoción cultural y brindar apoyo institucional al Carnaval no solo enriquecería la propuesta, sino que también reafirmaría el compromiso de las autoridades con la identidad y el futuro de la ciudad y la provincia. 

En el eco vibrante de las noches del Corsódromo, Gualeguaychú vive al ritmo de su latido. Este domingo 2 y mañana lunes 3, transformará la ciudad en un torrente de luz, color y emoción, marcando la última etapa de esta experiencia artística que se entrelaza con la identidad misma del pueblo entrerriano.

Este no es solo un festival de máscaras y trajes deslumbrantes, es un ritual que habla de la resistencia, de la alegría infinita, de la música que nunca deja de bailar en el alma de su gente. A lo largo de estas noches, el Corsódromo se transformará en un laberinto de sonidos, donde las comparsas, en su danza trascendental, se entregan por completo a un escenario que se erige como un templo de la exuberancia popular.

El Corsódromo es el escenario ideal para recibir a los miles de espectadores que en estas dos últimas noches completarán un Carnaval que ya es leyenda viva: un canto que nunca se acalla en el corazón carnavalero.

Para revivir la novena noche

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