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El Carnaval del País, su segunda noche de magia y el cierre que llegará este lunes

Más de 23 mil personas disfrutaron del Carnaval del País en el Corsódromo “José Luis Gestro” de Gualeguaychú, marcando la mejor tendencia del verano entrerriano y del litoral.

Más de 23 mil personas disfrutaron del Carnaval del País en el Corsódromo “José Luis Gestro” de Gualeguaychú, marcando la mejor tendencia del verano entrerriano y del litoral.

Por Nahuel Maciel

(Desde Gualeguaychú)

El fin de semana largo de Carnaval en Gualeguaychú se está viviendo de manera vibrante y la ciudad entera se convierte en un templo de la alegría. Las comparsas, con sus expresiones artísticas y culturales sintetizadas con creatividad, desfilan por el Corsódromo en una competencia que no solo consagrará a los mejores, sino que exalta la esencia misma del Carnaval del País como un espectáculo impar, aunque sea el propio carnaval una expresión universal. El vestuario con sus carrozas, la música con sus danzas, conforman una sinfonía apropiada para celebrar la alegría. En estas noches el fervor colectivo genera una energía que trasciende lo festivo para convertirse en un ritual de identidad y orgullo. Anoche se cumplimentó la segunda jornada carnavalera, con un marco multitudinario y este martes finalizará la edición 2025, tras lo cual, se controlará la votación del jurado de todas las jornadas y se definirá a la comparsa campeona de este año, lo que seguramente se conocerá en las primeras horas de mañana.

El Carnaval del País es la nave insignia de la temporada y este fin de semana extra largo ha sido un factor determinante para que los vecinos y visitantes colmen sus calles, playas y paseos, pese al mal tiempo. En cada rincón, en cada charla en la costanera o en las plazas, en cada barrio se siente el espíritu del carnaval casi como un latido perpetuo que une a locales y turistas en un mismo júbilo. Así, el feriado largo no es solo un paréntesis en la rutina: es la consagración de una ciudad que sabe cómo celebrar la vida.

Anoche casi 23 mil personas disfrutaron del Carnaval del País en el Corsódromo “José Luis Gestro” de Gualeguaychú, marcando la mejor tendencia del verano entrerriano y del litoral.

A las 22:10, la voz oficial del Carnaval del País anunció el orden de salida de las comparsas que arrancó con Papelitos, porque se dispuso que se cumpliera el mismo cronograma del sábado, que no tuvo puntaje, precisamente por el fallecimiento de un integrante de la representativa de Juventud Unida. 

La noche contó con el desfile de la nueva Reina del Carnaval, Felicita Fouce (Marí Marí) quien fue coronada el sábado 1º. Y se espera para hoy la ceremonia que instituirá a Sofía Funes (Papelitos) como Embajadora Cultural del Carnaval.

Entre el público fue visible la presencia del ex director General de Aduanas, contador y abogado Guillermo Michel, su esposa y el hijo menor de ambos, quien hasta el momento fue uno de los pocos dirigentes políticos entrerrianos que acompañaron el esfuerzo de los clubes por el carnaval. Estuvo acompañado por un alto dirigente de River Plate y su mujer. Fue una característica de esta edición, la ausencia muy marcada de autoridades provinciales y dirigencia política de oficialismo y oposición, lo que sorprendió a propios y extraños, porque siempre fue un lugar al que apoyaron y fueron partícipes. Quizás se entendió que en la "era (Javier) Milei" la dirigencia tradicional está muy cuestionada por la sociedad y no es conveniente mostrarse y por ende se dio un paso al costado en la exposición pública que determina el carnaval de Gualeguaychú, donde llegan periodistas de todas partes.

Papelitos

Papelitos abrió la décima noche y lo hizo de manera contundente y ratificando por qué es la tricampeona. A diferencia de otras noches, esta vez tuvo una mayor coordinación en su desplazamiento y las carrozas deslumbraron al público que devolvió esa creatividad con efusivos aplausos a manera de reconocimiento.

Si bien el desplazamiento fue más coordinado, al interior de los cuadros de ballet surgieron desinteligencias tal vez propias del cansancio del verano. La actuación de la banda “Furia del Oeste” logra mucha empatía con el público, que sigue las canciones como un gran coro.

Hacia el final, se destaca la carroza que refleja la presencia del progreso y el orden, pero en rigor es un camión hidrante muy bien logrado que ejecuta la represión. La batucada junto a la pasista lograron deslumbrar al público y fueron depositarios de un aplauso que reflejó la admiración por el talento desplegado.

Marí Marí

La comparsa del Club Central Entrerriano de entrada propone una interacción con las tribunas donde nadie se queda en silencio o de manera pasiva. La participación es contagiosa, pero además refleja la llamada alegría carnavalera tan característica de esta expresión.

La apertura a cargo de la batucada siempre sorprende y anoche tuvo bajo la dirección de Mauro “Rana” Andrada, quien armoniza muy bien con el arte de la pasista Rosario Sánchez. Como ha sucedido desde un primer momento, el vestuario de la batucada como su puesta en escena llama la atención y genera entusiasmo. Una propuesta original e innovadora, y que tiene una gran coherencia sobre la temática vinculada al relato de la literatura clásica inspirada en la Ilíada de Homero, que relata el viaje de Ulises a su pueblo luego de la Batalla de Troya.

Las carrozas se destacaron por su estética, que cobra otro relieve por su buena iluminación.

El desplazamiento como las coreografías y los distintos vestuarios de sus escuadras anoche lucieron y así lo reconoció el público a su paso; como si Marí Marí hubiera recuperado su propia historia de ser la más ganadora de todas. ¿Le alcanzará faltando una noche? Hoy se revelará este interrogante.

Kamarr

Con la dirección de Leandro Rosviar, la comparsa Kamarr (Centro Sirio Libanés) también ha mejorado noche tras noche y refleja el esfuerzo en el deseo de continuar desfilando en el Carnaval.

Si bien sus carrozas están -por diseño- destacadas por sus tonos oscuros, reflejan de manera coherente con la narrativa de su temática donde prevalece la lucha entre dos manadas de lobos. Por un lado, los Lobos Negros que encarnan la ambición, la codicia, la envidia. Y, por otro lado, los Lobos Blancos, que son los guardianes del amor, de la bondad, de la paz.

La puesta en escena también ha crecido en expresividad, al igual que otros roles como el de la reina Agustina García que deslumbra por su elegancia y carisma; los Portabanderas Yamila Brusca y “Colo” Lescano que cautivan con sus movimientos precisos; y la banda “Caravana de Carnaval” que ofrece momentos vibrantes que resuenan en el Corsódromo.

El final con la batucada “Tempo do Samba”, liderada por Fabián Iturburúa, se destaca junto a la pasista Daiana Delgui, quien deja al público casi sin aliento y devuelve esa entrega con aplausos que llegan a manera de ovación.

Ará Yeví

No se dirá nada nuevo que Ará Yeví por virtudes, innovaciones y propuesta integral ha logrado estampar su nombre entre las candidatas a la copa.

Anoche esta comparsa logro “endiablar” a todo un Corsódromo, que desde el primer sonido acompañó con fervor el tránsito por los 500 metros de la pasarela.

La carroza de apertura es una de las mejores de la temporada. Cada una de sus escuadras se destacan por el vestuario, desplazamiento y coreografía, reflejando una expresividad que es un verdadero diálogo entre las diferentes expresiones artísticas.

La banda Alma Carnavalera –bajo la dirección de “Titi” Pauletti y Belén Greco- logran darle ritmo y alegría carnavalera, deleitando a todos los espectadores e incluso haciéndolos participar en varios momentos a capela o golpeando las palmas de las manos en las chapas de sus lugares.

La dirección de la batucada es responsabilidad de Leo Stefani, y junto a la pasista Camila Carro cierran una propuesta que el público reconoce a manera de aclamación. Cuando la pasista culminó anoche su actuación con unos pasos de malambo, el cemento del Corsódromo tembló como un reconocimiento a tanta entrega y talento.

Una comunión universal

El carnaval sea una de las celebraciones más antiguas –e incluso universales- de la humanidad.  Se trata de una manifestación de creatividad, alegría y comunidad que trasciende fronteras. Sus raíces pueden rastrearse en determinadas ceremonias paganas e incluso en festividades religiosas. Del mismo modo, como expresión cultural ha evolucionado –en cada pueblo- como un espacio de libertad, identidad y resistencia.

En el corazón del carnaval anida la celebración de lo momentáneo, pero que trasciende lo cotidiano. La música, los colores, las danzas y los disfraces dialogan entre sí para contar una temática, pero también desafiar a las normas sociales, denunciar lo establecido y proponer otro mundo, aunque sea efímero.

Ya sea en las vibrantes calles de Río de Janeiro, en los elegantes desfiles de Venecia o en los ritmos caribeños de Barranquilla, o en las noches de verano en Gualeguaychú, el carnaval es una expresión de liberación a través del arte.

Es cierto: no hay un carnaval igual a otro, más allá de sus parecidos en formas e incluso en contextos. Pero, cada carnaval comparte un espíritu común: el de rendir homenaje a la riqueza cultural de sus pueblos de pertenencia.

En su esencia, son algo más que del reflejo de las coordenadas del tiempo y del espacio en que nacen, crecen y se desarrollan: es el ancestral camino que vincula lo ancestral con lo contemporáneo, y hace de algo global una expresión local.

Las expresiones culturales no se comparan, pero se pueden conjugar para aprender de cada una de ellas. Después de todo, un mismo impulso creativo puede adoptar infinitas formas, donde las particularidades de cada cultura la hacen universal en esto de saber celebrar la alegría misma.

El Carnaval del País de Gualeguaychú es uno de los espectáculos más emblemáticos del mundo por su naturaleza y su trascendencia. Con un profundo vínculo con las tradiciones culturales, históricas y sociales de la comunidad, también es una fiesta donde la búsqueda se transforma en encuentro y el encuentro no encierra una despedida.

--Carnaval de Río de Janeiro (Brasil). La conexión con el carnaval brasileño, por ejemplo, es clara en el uso de las comparsas, los disfraces y la música de percusión. Ambas propuestas utilizan la danza y la música como vehículos de expresión cultural y emocional. Y si bien tienen particularidades diferenciadas, comparten un mismo espíritu de celebración que expresa el mestizaje cultural. Tanto en Río como en Gualeguaychú se privilegia el espectáculo visual y sonoro, con comparsas que destacan por su creatividad y arte.

--Carnaval de Venecia (Italia). El Carnaval de Venecia es más sobrio y se distingue por su elegancia. Sin embargo, también comparte con el de Gualeguaychú una tradición de máscaras y disfraces elaborados. En Venecia, la máscara refleja la disociación entre la identidad personal y el rol social; y en Gualeguaychú las máscaras –como los trajes-, permiten una transfiguración temporal donde las jerarquías sociales quedan disueltas en favor de la colectividad y la igualdad. El otro parecido es la jerarquía de sus vestuarios únicos, de elaborados detalles, que por sí solo cuentan historias y transportar al público a mundos fantásticos. 

--Carnaval de Tenerife (España). El Carnaval de Tenerife, en las Islas Canarias, también tiene parentescos con el de Gualeguaychú. No solo se desarrollan en ciudades costeras, sino que la sátira -sin que sea sarcasmo- de la política y lo social son parte de su materia prima. Además, en ambas propuestas la competitividad entre sus comparsas o agrupaciones son parte de la postal de la temporada.

--Mardi Gras en Nueva Orleans (Estados Unidos). El Carnaval de Nueva Orleans (Mardi Gras), en los Estados Unidos, guarda un vínculo con Gualeguaychú por su expresión en materia de diversidad cultural, pero también por su música vibrante e incluso por el enfoque de su desfile integral. Ambos carnavales se conforman con integrantes que provienen de diferentes orígenes y clases sociales, pero que se sienten unidos por el deseo de vivir la fiesta y ser parte de una tradición colectiva que trasciende las divisiones sociales cotidianas. La importancia de la comunidad, el celebrar la identidad local y hacerlo a través de un espectáculo visual y sonoro son elementos que vinculan a estas dos festividades. El ambiente festivo y la participación del público también son otros rasgos en común.

--Carnaval de Corrientes. El Carnaval de Corrientes es reconocido por sus comparsas de samba, sus carrozas y trajes exuberantes. Es uno de los carnavales más importantes del país. Con el Carnaval del País se asemejan por su influencia brasileñas (la samba, por ejemplo) y por el marcado carácter competitivo. A su vez, el Carnaval de Corrientes se caracteriza por su enfoque orientado a las comparsas y la música, mientras que el de Gualeguaychú sobresale por su puesta en escena integral a partir de cada temática. Por eso es un espectáculo más visual, más sonoro y de mayor magnitud. De todos modos, los dos están vinculados por el carácter de fiesta popular donde la comunidad se congrega para celebrar la alegría.

--Carnaval de Oruro (Bolivia). Por su parte, el Carnaval de Oruro tiene una conexión aún más profunda con las tradiciones indígenas andinas y los ritmos folklóricos andinos, lo que le da una impronta distinta, y de significativa trascendencia. En Cochabamba, el carnaval fusiona la herencia indígena con las influencias coloniales, un proceso que también se observa en el Carnaval del País que podría decirse es multifacético. Ambos son celebraciones profundamente sociales, que no solo buscan la diversión, sino también el fortalecimiento de la identidad local, la crítica a las estructuras sociales y la integración de diversas expresiones culturales. Y así como la música, los bailes y los disfraces con el lenguaje que permite articular la diversidad de cada comunidad, las comparsas son verdaderas narradoras de historias compartidas y vehículos de transformación social.

En esta edición, por ejemplo, el Carnaval del País y el de Oruro comparten una profunda conexión simbólica. En ambos, las temáticas que se narran, ya sea con Supay o Ulises, con las luces y las luchas de clases, tienen significados universales que invitan al público a reflexionar más allá del espectáculo mismo. 

--Carnaval de Montevideo. El Carnaval de la República Oriental del Uruguay es uno de los más destacados de América del Sur y tiene una relación estrecha con el Carnaval del País. Tal vez su cercanía geográfica, la influencia mutua a lo largo de la historia; lo concreto es que ambos comparten el mismo horizonte de celebrar la cultura, la identidad y la diversidad. Claro que existen notables diferencias, pero al mismo tiempo, son tutoras de una interconexión que se ha forjado con el tiempo.

El Carnaval uruguayo, especialmente el de Montevideo, es conocido por sus murgas, cuya expresión es un estilo único del teatro musical que combina canto, actuación y humor social en un formato de coro. Esto contrasta con el de Gualeguaychú, que se centran más en la danza, el ritmo y la representación visual a través de la samba. Pero, es indudable que ambas celebraciones son un espacio para visibilizar la diversidad cultural, la resistencia y la creación de identidad. En este aspecto, el de Montevideo ha sido históricamente una plataforma de protesta; mientras que el de Gualeguaychú ha sido una crítica a las estructuras de poder.

El vínculo entre ambos carnavales se extiende y se une a través del río Uruguay, que ha a lo largo de la historia un espacio de intercambio cultural constante.

En definitiva, el Carnaval del País –como todos los carnavales- forman parte de una red universal. Y cada uno con sus características propias, comparten la misma energía transformadora, inclusiva y liberadora. Por eso contribuyen a la construcción de un espacio compartido de disfrute, reflexión y reconocimiento mutuo entre los diferentes pueblos y culturas.

Para revivir la décima noche

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