
Por José Carlos Elinson (*)
Nos separan apenas 15 días del 26 de abril, fecha anunciada por el Presidente Alberto Fernández para poner fin a la cuarentena por la que estamos atravesando para tranquilidad de unos e intranquilidad de otros. Las causas ameritan la medida –de la cuarentena hablo, pero con más claridad hablan los resultados a la vista y en términos comparativos con las realidades de otros países, incluso aquellos más adelantados que el nuestro-.
Pero en rigor de verdad, hasta ahora al menos, los que obedecimos y nos guardamos, parece que zafamos del desagradable COVID-19. Así las cosas, no son pocos los que no terminan de entender la urgencia para retomar la -digamos- vida normal en la Argentina. Si venimos bien, dentro de los límites que la pandemia nos impone, ¿qué puede ser peor que, por confiados, caigamos en un pozo del que se nos haga difícil si no imposible salir?, dicen como justificación del impedimento que sustentan.
Las explicaciones oficiales suelen tornarse confusas entre los discursos de unos y los intentos de esclarecimientos de otros. ¿Será total el fin de la cuarentena? ¿Será parcial y paulatino? No se ha dado a conocer una fecha tentativa para la finalización completa de la medida, ante lo cual debemos inferir que el plazo límite por todo concepto será el 26 de abril, como decíamos, dentro de 15 días. ¿No estaremos demasiado ansiosos y esa ansiedad podría traducirse en actitudes poco aconsejables en el trance por el que todavía nos toca atravesar?
Porque según las referencias que se han dado a conocer, el pico del coronavirus estaría entre nosotros el 20 de mayo, fecha fatídica para un servidor si se me permite la infidencia.
Es decir que, salvo aclaraciones necesarias, el pico del COVID-19 se haría presente por estas pampas, días más, días menos, una semana después que los argentinos recuperemos la libertad de la autodeterminación respecto de nuestra salud. Nadie nos podría condenar por reprochar tamaño despropósito, pero, tampoco queremos caer en el aprieto que cuestionamos por faltarnos elementos de juicio que deberían apuntalarnos.
Como elemento a tomar en cuenta podemos decir que respecto del tema que nos ocupa, aparecen posiciones encontradas: A diferencia de lo anunciado por Alberto Fernández, trascendió que los integrantes del Comité Asesor y la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, aconsejarán al Presidente, darle continuidad al aislamiento obligatorio.
Sin duda, objetividades y subjetividades se disputan espacios en el tratamiento y decisiones a tomar de lo que vendrá de aquí en más. Si esto es así, no será difícil imaginar lo que estará pasando por la cabeza de una población que, salvo excepciones, han puesto su presente y su futuro en manos de las autoridades del país y han demostrado predisposición por seguir sus directivas,, pero ante directivas que por algún lado parecen no cerrar, estaremos frente a nuevos conflictos que harán lo suyo por enrarecer aún más el enrarecido escenario de las decisiones de las que tendrán que hacerse cargo en primer término el señor Presidente pero también su equipo de asesores.
(*) Especial para ANALISIS.