El escribano paranaense Carlos Vairetti conoció a Juan Domingo Perón a los 18 años, cuando el entonces coronel apenas esbozaba su proyecto político. Más tarde, siendo presidente, convirtió a Vairetti en su hombre de confianza en el medio de una estratagema para contrarrestar el poder que estaba ganando la CGT -a la cual se le estaba haciendo dificultoso controlar-. El notario también fue colaborador y funcionario de los tres gobernadores que tuvo el justicialismo en la provincia, durante las dos primeras presidencias de Perón. Más tarde, en el exilio, Vairetti también lo visitó en España, poco después de que Perón fuera operado de la próstata, en definitiva poco antes de su retorno a la Argentina. Nunca le dijo Vairetti, ni Carlos, ni Carlitos, por más que pasaran los años. Para Perón era el Pibe de Entre Ríos. Por eso confió en su formación como profesional y le ofreció desempeñarse en Buenos Aires en un ámbito más exigente, porque le vaticinó que cuando tuviera 30 años sería el nuevo gobernador de Entre Ríos, edad que cumplió para el año 1955. La denominada Revolución Libertadora impidió que aquel deseo de Perón se cumpliera. Estos son algunos de los episodios que en exclusiva rememora Vairetti en diálogo con ANALISIS.